CUENTOS Y RELATOS FANTASTICOS PARA ADULTOS

Začať od začiatku
                                    

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EL RELOJ Y EL TIEMPO El reloj nos divide la vida en trocitos: horas, minutos y segundos. Nos va marcando el tiempo de nuestra vida. A mi esto me recuerda a los ahorradores de tiempo del libro de Momo. Los Hombres grises les hacían ahorrar tiempo a la gente, suprimiendo visitas a los amigos y cosas que ellos consideraban banalidades y al final no eran felices. Corremos el riesgo de quedar reducidos a un tiempo pendiente de un reloj. No vivimos realmente nuestro tiempo. Todos llevamos el reloj como un amigo inseparable, ya casi como una parte nuestra. Yo tuve un reloj que llegué a intimar mucho con él. Era ya como un amigo inseparable mío. He tenido otros relojes de metal, de plástico, de oro de plata pero ninguno como aquel querido reloj mío. Inspiramos la curiosidad en los niños, haciéndoles escuchar el tic- tac del reloj y ya es su primer contacto con esa máquina que nos acompañará toda la vida. Tenemos relojes en el comedor, en la cocina, en la entrada de la casa a veces; relojes por todos lados. En Ginebra (Suiza) había relojes en todos los edificios importantes. Pero no por eso tenemos más tiempo: del amanecer al ocaso hay el mismo tiempo con reloj que sin reloj. Yo he experimentado el placer enorme que es vivir sin reloj. Viví un tiempo en la alpujarra con los hippies, y lo primero que hice al llegar fue quitare el reloj. Nunca he experimentado mayor sensación de libertad que vivir sin un reloj adosado a mi cuerpo. Desde aquí insto al personal para que vivan esa experiencia por algún tiempo que será inolvidable. Después tuve que volver otra vez a utilizar los relojes; -y había una vez un reloj eléctrico de muchos colores, cada número de un color , este reloj volvía

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loca a la gente. Y yo tuve el placer de destriparlo y dejarlo reducido a chatarra y plástico solamente. A pesar de todo yo no estoy totalmente en contra de los relojes; los relojes han marcado horas importantes en mi vida y mis sentimientos: *Sentimiento de vacío: *Sentimiento de alegría: ¡ya es la hora¡ *Sentimiento de agobio Dios mío ¡qué hora es ¡ *Sentimiento de incertidumbre: ¿me dices la hora? *Sentimiento de eternidad: ¡no pasan las horas¡ El tiempo auténtico no se mide por el reloj , sino por el sentimiento interior. Este sentimiento interior nos ha ce sentir a veces una hora como un segundo y un minuto como una hora. Vamos alocados con el tiempo. Le pedimos tiempo a la gente. Nada es más valorado que nos den más tiempo para algunas cuestiones. Dice el refrán “el tiempo es oro” pero si no se vive realmente, el tiempo se escapa entre las manos. Los indígenas de la Polinesia y otros pueblos viven sin reloj y son muy felices; dicen de nosotros que partimos el tiempo como ellos parten un coco con sus machetes. Quizás lleven razón y en vez de vivir con ese reloj externo, vivir más de acuerdo con el reloj interno de nuestra vida.

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EL CALENTADOR No era un calentador cualquiera, era un Saunier Duval casi perfecto (porque la perfección total no existe). El Saunier Duval tenía unas líneas muy estilizadas. El, estaba orgulloso de su figura y su configuración: *Encendido automático *Marcado automático de la temperatura *Regulación automática del agua caliente En resumen un alarde de la técnica. Su primo hermano Saunier Duval también, no tenía todas esas características. No tenía la regulación automática del agua caliente, ni se veía el marcaje en la pantalla. Pero enfermó: funcionaba por la mañana y no funcionaba por la tarde. Vino Rafael el fontanero que decía: esto es lo mismo que cuando una persona va al médico, y le dice me duele aquí y aquí, entonces el médico diagnóstica: apendicitis En el marcaje automático de la temperatura ponía F1… El Diagnostico (lo que quería decir el F1), se lo tuve que leer a Rafael porque no llevaba gafas: Fallo del encendido. A Rafael se le ocurrió (tuvo la genial idea), ponerle una manta a la botella del butano, por eso del invierno y los hielos no se fuera a helar el butano. Entonces ya funcionaba bien por las tardes y mal por las mañanas. Aunque el F1 significaba fallo del encendido, Rafael decía que estaba dislocado; porque el muy granuja ya no marcaba el F1 cuando estaba Rafael aquí.

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