Cuando deje de estar absorto en los caballos empece a escuchar la lluvia, estaba cayendo otra vez a mares, y ahora estaba al otro lado del jardín.

-Genial.

Ahora tendría que estar aquí hasta que parara de llover, no tenía muchas ganas de mojarme así que me puse cómodo lo poco que pude en el suelo y espere.

Las horas pasaron y no dejo de llover, me empezaba a desesperar un poco al ver que no daba parado e incluso por momentos llovía mas fuerte. Llego a empezar a aparecer truenos en el cielo y me empece a asustar, Ratón por cada trueno pateaba la puerta y me asustaba más todavía, hasta tal punto que decidí salir corriendo de la cuadra y correr hasta la casa.

De alguna forma con el miedo de que me alcanzara algún trueno conseguí llegar a la casa aun con los pies enterrándose a cada paso,  en cuanto cerré la puerta del jardín caí rendido al suelo intentando recuperar la respiración mientras estaba empapado hasta los huesos, de frío termine temblando sin poder levantarme del suelo, y los truenos que se escuchaban de fondo no me ayudaba a tranquilizarme.

-EDGAR! -Gritó Al al verme tirado en el suelo.
Yo no fui capaz de responderle, me costaba demasiado recuperar la respiración.

Al se tiro a mi lado y me ayudo a incorporarme un poco.

-Te estaba buscando! Que narices hacías fuera!? -Pregunto histérico mientras una sirvienta corría hacia nosotros.

-Yo... N-no era... Capaz de dormir -Conteste con la respiración entre cortada.

Al llevaba una camisa negra y unos pantalones grises que estaban algo mojados, pero no tanto como lo estaba yo.

El le exigió un par de toallas a la sirvienta y me ayudo a intentar levantarme. Un trueno callo cerca de la casa, la luz incluso se fue, del susto salte a sus brazos sintiendo el frío mezclado con el miedo en todo el cuerpo.

Odiaba los truenos, siempre los había odiado pero podía soportarlos por muy histérico que me pusieran, pero la oscuridad seguía sin soportarla, no quería verme atrapada en ella como en mi pesadilla, la quería lejos.

-Edgar tranquilo, solo son truenos. -Intento tranquilizarme.

Los latidos de su corazón eran tan tranquilos, no estaban alterados como los míos, eran tan pausados.

-Luz, haz que vuelva, por favor -Suplique en un susurro intentando que las lagrimas no salieran de mis ojos.

Pero empezaron a salir sin poder evitarlo, me sentía tan claustrofobico en la oscuridad, aun estando el ahí sentía que se me caía el mundo encima. El me abrazo e intento tranquilizarme hasta que llegaron mas sirvientes, uno con toallas, otro con ropa para mi y una con 2 candelabros.

Al intento separarme de el para poder secarme pero no le deje, tenía demasiado miedo y mi cuerpo seguía petrificado.

-Agárrate -Comento al mismo tiempo que pasaba mis manos por su cuello.

Yo le hice caso y el me agarro por la cintura, me levanto en peso sin ningún esfuerzo y me llevo como si fuera un niño.

Llegamos a una habitación y un sirviente abrió la puerta, entramos y el se sentó en la cama haciendo que yo quedara sobre sus rodillas.

-Dejad las cosas e iros -Ordenó a los sirvientes.

La que traía los candelabros encendió todas las velas de la habitación y dejo 1 de los 2 candelabros que traía, el resto dejaron las cosas y se fueron.

La habitación quedo tenuemente iluminada, sentí mis músculos olvidarse del miedo poco a poco mientras seguía temblando de frío y escuchaba el latido de su corazón.

De mi sangre, a tus ojos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora