CAPITULO 3 (1/4)FINAL

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Temprano por la mañana la luz se filtraba por las persianas mientras Jenny se deslizaba de la cama. Mordiendo su labio, silenció su gemido. Maldita sea, su cuerpo estaba saciado deliciosamente y un poco dolorido. Había podido dormir muy poco. Damon la despertó varias veces durante la noche e incluso le había dado una ducha. El pensamiento de la ducha la hizo sonreír. Él la había lavado y, a cambio, ella le había lavado cada centímetro de su delicioso cuerpo. Después de lavarlo, ella se había puesto de rodillas. Su polla gruesa le había estirado los labios pero Señor ella lo había disfrutado. El sabor de él...

Se estremeció. No podía pensar en eso ahora, o nunca se iría. Él tendría que echarla y ella no quería eso. No quería arruinar una noche perfecta estando necesitada y pegajosa. Tenía que apartarse de la vista de él desnudo en la cama. Él tenía un gran culo. Era firme, musculosamente redondeado. El tipo de culo que querías morder. Sonrió al pensar en los pocos mordiscos que le había dado.

Agarrando una camisa de la parte trasera de una silla, metió sus brazos en ella. No podía salir con su disfraz del harén. Si es que ella podía incluso encontrar su ropa de harén, partes del mismo yacían alrededor de toda la casa.

Abriendo despacio un cajón, buscó un par de pantalones deportivos. Sus ojos se abrieron. ¡Boxers de seda! Metió los dedos en la suavidad fría. Ella podría hacer que funcionara. Estaba segura de que los taxistas habían visto en cosas peores. Agachándose, levantó un pie y...

-¿Qué crees que estás haciendo? -Damon se arrodilló en el suelo detrás de ella. Agarró los bóxers-. Pensé que eran sólo los hombres los que robaban ropa interior.

-Necesitaba algo para ponerme. El conjunto del harén...

- ¿Por qué?

- ¿Por qué, qué?

- ¿Por qué necesitas usar algo en la cama? -le mordisqueó el muslo por encima de la rodilla.

-No es para la cama. Iba a llamar a un taxi.

Él se echó hacia atrás. Sus ojos se crisparon. Reconoció las señales de la ira. Las había visto muchas veces en el trabajo.

- ¿Te ibas a ir sin decir adiós?

Por el tono de su voz, sabía que le había hecho daño y esa no había sido su intención. Sólo quería salvarlos a los dos de una despedida embarazosa.

-Yo...

-Incluso después de lo de anoche, todavía no puedes manejar lo que soy. Tú no quieres una relación con un Wolfie -murmuró con disgusto.

-No es eso -ella se estremeció por dentro.

-Dime entonces, ¿qué es? -exigió, mientras se ponía de pie y le arrojaba los boxers a ella.

- ¡No quiero que me hagas daño!

Volviéndose hacia ella, sus ojos quemaron con intensidad.

-No voy a hacerte daño.

Era inútil en este momento esconderse de la verdad.

-Tú dices eso ahora, y estoy segura de que lo dices en serio pero eres un hombre lobo, un licántropo. Con el tiempo, tú querrás una compañera Licántropo. Tú querrás una mujer que te pueda dar un hijo licántropo.

-Tengo una compañera.

Las palabras se estrellaron contra su pecho.

- ¡Qué! -su mente se tambaleó ante la posibilidad. ¿Cómo podía él?

-Tengo una compañera y ella está embarazada de mi hijo.

- ¡Hijo de puta -le susurró Jenny. Le temblaban los labios, pero no iba a llorar. No iba a darle la satisfacción. ¿Cómo podía haber estado tan equivocada acerca de él? Le había dado su corazón y su cuerpo. Pensó que lo conocía, pero se había equivocado.

Agarrando los brazos de ella, él los forzó a su espalda y atrajo su cuerpo al de él. Su gruesa erección presionaba en su estómago y el calor la inundó.

Olfateando el aire, él sonrió.

-Todavía me deseas.

- ¡Qué te jodan! -su cuerpo podría quererlo, pero su mente estaba furiosa con él. Ella luchó y sólo atinó a alimentar a su cuerpo con lujuria por él. Echando la cabeza atrás, ella lo miró. No le permitiría hacerle esto a ella.

- ¿Quieres follar? Muy bien -él la llevó hacia la cama.

-No voy a tener sexo contigo -cerró sus rodillas y se negó a moverse más lejos.

-No. Tú vas a hacer el amor conmigo, porque me amas -agarrándola por la cintura, la llevó al borde de la cama y la puso sobre sus pies-. Ayer por la noche, mientras yo estaba profundo dentro de ti, dijiste que me amabas.

-Durante las relaciones sexuales las personas a menudo dicen cosas que no significan nada.

-Lo dijiste una y otra vez, mientras yo te amaba, mientras te llenaba con mi semen.

Él la movió contra su polla hasta que ella quiso rogarle que la tomara.

-No -ella se tapó los oídos. No podía escuchar esto.

-Deseas mi pene y lo sabes.

-No deseo un hombre casado -no podía quererlo. Estaba mal y no sería la otra mujer no importaba lo mucho que lo deseara.

-No estoy casado.

- ¡Lo que sea! ¡Hombre acoplado! ¡Futuro padre! - Ella lanzó sus manos en el aire-. ¿Qué diferencia hay? Tú no eres libre, y esto está mal.

Damon sonrió y le frotó el vientre a través de la camisa.

-Voy a casarme tan pronto como pueda convencer a la madre de mi bebé de que se case conmigo.

- ¿En ese caso no sería dulce de tu parte hablar con ella? -Jenny le dio una palmada en su mano.

-Lo estoy haciendo -él le susurró al oído.

Las palabras se posaron en ella.

- ¿Qué?

Su mano cubrió los abdominales planos de ella.

-Estoy tratando de convencerte...

No podía estar diciendo...

-No estoy embarazada.

-Creo que lo estás.

-No es el momento adecuado... - ¡oh, mierda! Jenny hizo los cálculos en su cabeza.

-Tú eras fértil -Damon le pasó la lengua por el cuello y su columna vertebral comenzó a derretirse-. Madura y lista. Podía olerlo. Pude probarte, y te llené de mi semen.

Jenny tragó saliva.

- ¿Por qué no te detuviste?

Damon gruñó bajo en su garganta.

-No había manera de que pudiera parar. En la fiesta, te reclamé como mi compañera. Ayer por la noche, te hice mía. Te llené con mi semen y mi hijo.

Un gemido escapó de sus labios. Ella temblaba desde dentro hacia fuera.





BAILANDO PARA EL LOBOWhere stories live. Discover now