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Noticia - la devastación y la evolución, por Juan Pablo Ortiz. Del periódico El Tiempo de Colombia.

...Santiago Avella, de tan solo 16 años de edad, tenía la capacidad de controlar el fuego. Sus manos se encendían cual lámpara de gas y con concentración masiva, creaba anillos de llamas con el poder de incendiar un edificio entero. Sus parientes aseguraban que el joven meditaba día y noche, y pasaba horas solo observando el fuego arder. No hubo realmente una muestra de descontrol con dicho don, hasta que un par de hombres entraron a mitad de la noche en su residencia y trataron de robar a la fuerza.

Su hermana menor y su madre lograron esconderse en el ático. Solo Santiago y el señor Avella intentaron enfrentar a los delincuentes. El hombre, con un bate en la mano y el chico, con gas pimienta recargada.

Dichos individuos estaban armados y no vacilaban en su cometido, asique realmente no se tomaron en serio la intervención de los dos varones. El señor Avella intentó ser valiente y enfrentarse a los delincuentes. Santiago intentó ayudar. Pero todo salió realmente mal cuando le dispararon a su padre en un intento desesperado por obligarlo a decir su número de cuenta.

Ahí fue cuando se rompió.

Los hombres desconocidos fueron incinerados vivos y en solo un par de minutos el vecindario completo se encontraba en llamas. Los pocos sobrevivientes aseguraron que la familia entera pidió ayuda mientras se manifestaba el robo, pero nadie llamó a la policía.

A los pocos minutos, Santiago apareció en medio de la calle, cubierto de fuego de pies a cabeza, como una antorcha, gritando palabras furiosas, distorsionadas y casi inentendibles, que hacían referencia a la venganza.

Con sus manos doradas hacía el cielo, Santiago relajó su cuerpo, permitiendo que el fuego disipara y la energía llenara sus brazos poderosos. No fue hasta que con un resoplido, un simple gemido de guerra; Bolas de fuego enteras quemaron el vecindario, consumiendo cada casa a su alrededor y despojando de carne a las almas temerosas que se negaron a tenderle una mano.

La hermana y la madre de Santiago lograron sobrevivir, pero nunca antes se supo nada de él, ni se encontró su cadáver entre los escombros.

También estuvo Ariana Franco, de 17 años de edad, con el "poder" mental de la Atmokinesis. La capacidad de conectarse con el ambiente y modificar el clima. Este "don" se considera realmente escaso y difícil de alcanzar, incluso dentro de la sociedad de los "Psíquicos", ya que se necesitan años de práctica y control constante para lograrlo. El ambiente y los estados son derivaciones de la materia y controlarlos masivamente no es tan sencillo.

Su familia declaró que la joven nunca fue realmente detonante, su carácter, su paciencia y su alegría, siempre la identificaron como ser humano. La principal causa, se afirma, fue debido a su novio, Sabin Cortez, quien fue visto por ella en los pasillos de su pequeña escuela local, cortejando a otra chica.

Los testigos afirman que por un momento no hubo nada, todo se detuvo. El rostro de Ariana se descompuso y sus ojos, sus aterradores ojos, reflejaban vacíos infinitos que detuvieron el tiempo.

Ariana comenzó a temblar, sus piernas frágiles y descubiertas casi colapsando por completo. Sus labios se abrían en muecas rotas, no iracundas, no, eso no era lo que la consumía, era traición, frustrante y ansioso dolor.

De su interior consumido nació un grito, un grito ardiente de fuego imparable. Su cuerpo entero colapsó en energía, en poder, en ansias. Nunca quiso hacerle nada a nadie, nunca quiso hacerlo, pero ahora no importaba. La rabia segaba la razón. Sus vidas eran relevantes, algo tan fácil de apagar que no podía pensar realmente en lo que haría hasta que estaba hecho.

El pasillo entero fue cubierto por niebla. Un manto blanco de incertidumbre cegando el desastre que venía. Los informes cuentan que dicha escuela se vino abajo debido a una extraña tormenta. Cientos de alumnos murieron en el acto, y hoy en día no sé ha encontrado el cuerpo de Ariana.

Y así sucede con muchos, niños y niñas, jóvenes, adolescentes y adultos con talentos formidables tan poderosos que podrían acabar con todo, cada cosa, que la humanidad conoce. Como son los casos Adam Johnson - Un joven con Telepatía y un extraordinario poder de auto-curación en extremo poderosa -, Anabela Monroy - la más poderosa Telepata hasta ahora conocida -, Lydia Ossa - una Clarividente capaz de encontrar a cualquier persona a inimaginables distancias -, y por supuesto, las dos personas de las que aun en día se habla; Las hermanas Zaccadelli...



PsicoquinesiaWhere stories live. Discover now