Tú y yo

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Imagina: Tú y yo.

Partes: 1 de 1.

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El silencio era reinaba en la habitación. Y que mas podría esperarse, últimamente las peleas con Pietro se habían agravado a su máximo nivel... Hace tres días, el había decidido irse.

Aun no lograbas encontrar una explicación para lo que estaba ocurriendo, no entendías siquiera. Tu y el habían entablado una conexión mágica desde el primer momento en que se conocieron, pero todo se estaba viniendo abajo para los dos.

Las discusiones se volvían más recurrentes, no soportaban la tensión y decidían alejarse uno del otro. No se podía hablar porque las peleas siempre terminaban siendo el final. Pequeñas lágrimas recorrían tus mejillas al recordar la última pelea.

"— ¿¡Pero porque no me lo dijiste!? Volviste hace dos días, ¿Por qué no regresaste a casa? ¿Sabes lo que he estado pasando? Vuelves como si nada y ni siquiera te dignas a aparecer tus luces Maximoff, me sorprendes. —gritabas agitada. No era tristeza lo que estaba hablando por ti, era enojo. Furia.

— ¡Si no quise volver fue porque odio llegar a casa encontrándome esto! Maldita sea, no quiero volver a tus gritos. —respondió dirigiéndose a la puerta.

— ¡Sal por esa puerta y lo nuestro se acaba Maximoff! —retaste.

—Si eso es lo que quieres, mandaré por mis cosas en unos días. —Se giró a verte. Sus ojos cristalinos encontraron los tuyos por unos segundos. Y de repente te sentiste como la peor persona del mundo.

Tus pasos se acercaban a él, pero él no te espero. La puerta de cerro detrás después de sus pasos."

Estabas sentada sobre tu sofá, mirando a ningún lugar en especifico, simplemente pensando en los errores que habías cometido; los errores que él había cometido. ¿En que se habían equivocado? Todas las parejas tenían discusiones, pero esto era algo más.

Los pensamientos en tu cabeza no dejaban de rondar, atormentando cada parte de tu mente. No podías sacrificar los buenos momentos por una simple temporada mala, no podías dejarlo ir. No podías dejar que esto terminara así. Alguien tenía que dejar ir el orgullo y pelear por lo que ambos eran, por su amor, por el deseo de tener el uno al otro cerca. Debías pelear por lo que importaba, por Pietro.

Y eso hiciste, saliste de casa decidida a buscarlo. Tu coche aceleraba a su mayor potencia, la adrenalina de amarlo era lo único que importaba en ese momento. Al llegar a la torre, rebuscaste en toda habitación, espacio y escondite que existiera. Pero no había ningún rastro de él, nadie sabía dónde se encontraba. Aseguraban no haberlo visto desde hacia varios días.

Tu corazón se hundió, mientras tu mente pensaba en segundas opciones. Recorriste aquellos lugares en donde solían pasear, lo cual solo logró que tu ansiedad comenzara a crear sentimientos de culpa. Rendida y sin más que buscar, volviste a casa. Marcaste a su móvil, pero diez veces el buzón contesto.

Caminaste devastada hacia la habitación que compartías con Pietro, todo alrededor parecía tan irreal. Sus cosas seguían en casa, pero él no estaba ahí. Haciendo la armonía inexistente y dolorosa. Tus sollozos llenaban el silencio... hasta que el sonido de la puerta principal alerto tus sentidos. Ansiosa te dirigiste al corredor en donde una sobra delataba la presencia de alguien.

— ¿Pietro? —susurraste nerviosa.

La silueta de un chico cabellos platinados se apareció delante de ti, con bolsas debajo de sus ojos rojizos. No importaba nada de eso, ambos sabían que se habían equivocado y tenían que hacer algo al respecto.

—Lo siento. —dijeron ambos al unisonó.

Tú soltaste una pequeña risa entre lágrimas, Pietro se acercó a ti lentamente. Sus manos rozaron levemente tus mejillas, las cuales se encendieron de amor al sentir el contacto. Y si mas cerraste cualquier distancia entre los dos con un abrazo que decía todo lo se debía decir.

—Perdóname, no sé en que estaba pensando. Te amo Pietro. —balbuceaste a su oído. Pietro se alejo de ti, negando con la cabeza. Su dedo se poso en tus labios haciéndote callar.

—Desde hace algunas noches, he tenido sueños recurrentes; pesadillas por así decirles. —comenzó a hablar. —En todas y cada una de ellas estas tu, pero no estás conmigo. Te pierdo, te vas. No estás. Esto me ha cerrado la mente, y lo siento tanto. Debí haberlo hablado contigo, pues la verdad es que no quiero perderte. —sollozó.

— ¡Oh Pietro! —murmuraste. Sus dulces labios se unieron a los tuyos robándote cada suspiro. No había nada más que explicar, todo encajaba. Tenía miedo de perderte pero no sabía de qué otra manera evitarlo.

—Jamás me perderás, somos dos. Tú y yo. Yo y tú. Te amo, ¿lo entiendes? —dijiste mirándole a los ojos sin distracción alguna.

—Tú y yo. —respondió.

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¡Hola nenas!

Las extraño demasiado, en el imagina anterior me dejaron abandonada y pues no sé si fue porque ya no me quieren o no les gusto el imagina :( En fin, en tres días es la fecha final para mandar sus historias y si no hay historias para entonces el concurso se cancelara porque les diré que no me ha llegado ninguna... creí que les gustaría el concurso pero bueno, veremos...

¡Feliz semana!

pd: si gustan pasar por mi nueva historia DNA, se los agradecería mucho (:


«Imaginas» |Pietro Maximoff // Quicksilver| #AvengersAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora