II

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Cuando llegamos a ese idílico lugar fuimos a dejar las maletas y la habitación era realmente bonita, con dos plantas y mientras pensaba que quizás yo había tenido un pensamiento erróneo, que una vez más me había dejado llevar por esta frase que está tan de moda ''piensa mal y acertarás'', una de ellas dijo:
Subimos un colchón y dormimos todas juntas arriba.
Todas juntas arriba. Todas. Todas ellas, claro. Yo no estaba allí, no estaba allí para ellas y sentí cómo el vacío me rodeaba... Todas juntas arriba.
¿Puedes imaginar lo que sentí esa noche, cuando llegué a la habitación y fui consciente de que yo dormía sola abajo? ¿Puedes imaginarlo, abuelo? Sólo se me ocurrió llamar a casa y pensar que todo estaba bien, mientras mi familia, al otro lado del teléfono decía que no me preocupara, que así dormiría más cómoda. Todas esas cosas que una persona le dice a otra cuando sabe que está pasándolo mal, pero no puede hacer nada por ayudarla.
Al día siguiente cuando volvimos de las actividades y tras un despertar con el que no fui merecedora ni de un "buenos días" por su parte, una de ellas abrió un paquete de galletas y se ofrecieron entre todas... Una vez más me ignoraron, yo seguía sin estar allí.
Yo era la última para todo, por otra parte normal... Como no me veían...

El caminante del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora