Un idiota más

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Capítulo 2:

Beatriz

Hoy comenzaba mis clases en la nueva escuela a la que iría. Estábamos a mitad de año y no me emocionaba mucho el ser la nueva en este tiempo, por lo general a ésta altura todos ya tienen su grupo de "amigos" y yo sería la marginada antisocial.

-Beatriz apúrate o llegarás tarde. -me habló Frederic, digo mi padre.

-Que va... -murmuré sin ánimos.

Tomé mi bolso, salí de mi nueva y hermosa casa, si mi madre estuviera aquí seguro hubiera amado la casa pero para mi es solo un hogar temporal. Veré cuánto pasa hasta que me expulsen de este colegio también. Seattle era un bonito lugar para comenzar de cero, según mi padre, mamá quiso vivir desde siempre aquí.

-Toma este es tu horario y aquí tienes las indicaciones para llegar a tus clases sin perderte. -dijo emocionado mi padre al dejarme en el colegio.

-Bien, adiós.

Cerré la puerta del coche y miré el establecimiento. Era un edificio grande de dos pisos. Se veía que era de alto prestigio, seguro me encontraría con muchos idiotas mimados y nacidos en cunas de billetes. Si mi madre estuviera aquí diría lo mismo, bien creo que ya la nombré demasiado por hoy. Caminé con flojera hacia las grandes puertas del lugar y me dirigí a secretaría debía coger mis libros.

-¿En qué puedo ayudarte? -me preguntó una agradable señora de aproximadamente cuarenta años.

-Soy nueva y vengo por los libros. -respondí.

-Claro, toma. Que tengas buen día. -pronunció y asentí alejándome.

Mi casillero era el 543 y según el mapa que me dio Frederic eso estaba en uno de los últimos pasillos de la planta baja. Bufé molesta, si no me hubieran echado de Saint Tommas ahora estaría con Alison, mi mejor amiga. Habían muchas rubias plásticas, operadas y exageradamente maquilladas. Madre mía, venían a una escuela, no iban a una jodida fiesta. En fin, encontré mi casillero y si no me equivocaba mi clase estaba al final del pasillo.
Desgraciadamente me topé con un tipo muy sexy pero bastante bruto. Juraría que era el típico chico malo del lugar, tenía tatuajes, cabello castaño y si no me equivoco medía un poco más de un metro ochenta. Lo miré detalladamente, tenía muy buen cuerpo y unos bellos ojos verdes azulados. Lastima que la belleza no le llegará al cerebro. Luego de plantarle cara al imbécil, me dirigí a mi salón. Toda y cuando digo toda la clase me refiero a que hasta el profesor me evaluó con la mirada. Pasé y tomé asiento junto a una castaña.

-¿Hace mucho comenzó la clase? -pregunte y ella negó.

-No más de cinco minutos. -murmuró.

Miré a la chica y a juzgar por como se vestía y el tono de voz podía asegurar que era de esas chicas reservadas y poco sociales. Nos llevaríamos bien.

-Soy Beatriz pero llámame Triz. -pronuncie y ella me miró sorprendida.

-Un... gusto. -murmuró.- Soy Lucía pero dime Luci.

Yo asentí y sonreí. Menos mal que la chica no salió huyendo. Por lo general cuando me acercaba a otras personas me confundían con una pandillera. La sociedad tiene mal vistos los tatuajes y pircings en una mujer. La primera molesta hora de matemática pasó y el timbre sonó dando paso al primer receso. Lucía me pidió que le acompañe al buffet, tenía un poco de apetito así que no era mala idea.
Por los pasillos muchos posaban su mirada en mi, carajo, odiaba ser el centro de atención. Parecía que tenía un karma ya que al entrar al buffet todos voltearon a verme y no pude contener me más, quizás era el llamativo color de mí cabello o mis pintas pero sinceramente no lo soportaba.

-¿Acaso nunca han visto una pelirroja? -pronuncie molesta y logré que dejaran de verme.

Nos dirigimos a la barra de comidas. Tomé una dona y Lucía un café. Nos sentamos en una mesa vacía y Luci se ocupó de contarme sobre cada alumno del lugar, desde ella hasta la capitana de las porristas. Reí cuando dijo que no tenía neuronas pero nos vimos interrumpidas por un rubio de ojos azules. Demasiado guapo a decir verdad, al ver su campera noté que frente a nosotras se encontraba el capitán del equipo de fútbol.

-Hola guapa. -saludó sonriendo de lado-

-Hola... -respondí, era otro idiota.- ¿Necesitas algo?

-Te seré sincero, te necesitó a ti para muchas cosas. -dijo seductor.

Sonreí maliciosamente, a estos tipos había que darles una lección. ¿Me habían visto pinta de puta que me buscaban así? Pues se había equivocado de chica y usaría al pobre capitán de futbol para que los demás viesen que yo no era ninguna fácil.

-Yo creo que necesitarás un cambio de ropa. -murmuré sonriente y el me miró confundido.

-¿Por qué? -preguntó el muy bruto.

-Por esto.

Tiré el café de Luci en sus dorados cabellos, el líquido se derramó hasta por debajo de su camiseta. Gruño molesto y oí un claro "zorra". Sonreí ampliamente.

-Púdrete imbécil.

Me levanté de mi silla y me encaminé a mi siguiente clase con Luci. ¿Acaso les había dado un ataque hormonal a los hombres o qué? Bufé molesta, los chicos no podían ser tan idiota. Entonces recordé al chico malo.

-Oye Lucí.. -capte su atención.- ¿Cómo se llama el chico ese alto y tatuado?

-¿De ojos verdes azulados?-preguntó y asentí- Christofer Roger's, va en ultimo año como nosotras.

-Vaya... -murmuré aún recordandole.

-¿Te gusta Christofer? -preguntó sorprendida.

-Oh no, no. Solo que me tope con el esta mañana cuando llegué y fue igual de idiota que el capitán del equipo. -respondí encogiéndome de hombros.

No podía gustarme ningún chico. A lo sumo atraerme pero nada más. Después de lo sucedido con Ian no quiero ninguna otra relación. Caminamos a nuestra próxima clase, nos ubicamos en los asientos del final y poco a poco el salón comenzó a llenarse. Todo iba bien o normal podía decirse hasta que por la puerta entro el, Christofer. Oh mierda, ésta clase se haría eterna.

Continuará...

En multimedia nuestra protagonista, Julie Kennedy como Beatriz McGuz ♥ Espero sus votos y comentarios♥ Saludos

Ara

Mi amada perdiciónWhere stories live. Discover now