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Jack P.O.V:

-Señor Williams, al despacho del director.-la seca secretaria con cara de amargada se va del aula y yo me levanto de mi silla. Todos me miran. Por una vez, no he echo nada, así que no sé por qué el viejo Boulier quiere verme. Llego al despacho y entro sin más. Me dejo caer sobre la silla y pongo los pies sobre la mesa del director, con una sonrisa petulante en los labios.

-¿Me echabas de menos, Henry?

-Señor Williams, baje los pies de mi mesa. Y llámeme director Boulier.

-Henry, tú y yo sabemos que en el fondo te gusto.

-Señor Williams, está aquí por sus notas. Su tutora, la señora Hallie, me ha dado su último exámen. No hay ni una sola pregunta contestada.

-Vieja zorra.-murmuro por lo bajo.

-En fin, señor Williams, debe mejorar su rendimiento escolar si quiere graduarse. Así que voy a asignarle un tutor.

-¿Un tutor? Henry, tú y yo sabemos que un tutor no solucionará mis problemas escolares.

-Señor Williams, si mejora sus notas le será retirado el tutor. -El viejo Boulier para de hablar cuando se oyen unos toquecitos en la puerta. Genial, el pobre desgraciado que será mi tutor. Miro la puerta interesado, esperando encontrar a Ryan Harrison, un niño rico que va alardeando de su dinero por todo el instituto, o a Paul Abenthy, un empollón con todas las de la ley. En cambio, me encuentro una chica delgada, morena de pelo negro. Debe tener unos diecisiete años, tal vez dieciocho, pero tiene una redondez en la cara que le dan un aspecto aniñado.

-¿Director Boulier?¿Quería verme?

-Pase, señorita Durson. Siéntese, por favor. -La chica lleva un jersey de lana blanco que no deja entrever nada, ni siquiera se puede adivinar una leve curva, y una falda rosa hasta las rodillas. ¿Esta chica de dónde ha salido?

-Bien, señor Williams, le presento a Anne Durson, su nueva tutora. Señorita Durson, este es Jack Williams, su nuevo alumno. Usted, señor Williams, es el peor alumno de la escuela, y usted, señorita Durson, la mejor alumna, así que pensamos que sería productivo que el señor Williams estudiara con usted.

-Claro, director Boulier.

-Bien. Señor Williams, debe tener claro que la opinión de la señorita Durson será esencial para que apruebe el curso y pueda graduarse.

-Oh, vamos Henry, tú y yo sabemos que nadie en este instituto quiere soportarme un año más del necesario. No hace falta esta mierda del tutor.

-La señorita Durson será su tutora, y no hay más que hablar. Ya pueden retirarse. Tienen el resto de la hora libre.-dice el viejo Boulier, y yo me voy dando un portazo. Me voy con paso despreocupado hacia la salida cuando noto una mano posarse tímidamente en mi hombro. Me giro y veo a la chica.

-¿Qué quieres?-pregunto, hostil. Percibo un poco de desconcierto en su cara, como si no estuviese acostumbrada a un tono de voz tan agresivo.

-Quería saber cuándo te va bien empezar las clases.-dice, con voz increíblemente dulce. No me ha contestado mal, ni ha sido sarcástica. Ni siquiera hay miedo en su voz. Solo hay dulzura.

-Oye, no pienso ir a esas clases. Nadie en este instituto quiere que repita.

-Bueno, puedo ayudarte a aprobar. Así no tendrías que ir a las clases de verano. -argumenta, otra vez con dulzura. Nadie me había hablado en ese tono en mucho tiempo.

-Créeme, no voy a ir a las clases de verano.-la chica parece desconcertada.

-¿Y no te gustaría terminar el curso sin que nadie pudiera decirte o reprocharte nada?-pregunta, más que con sorna, con verdadera curiosidad.

-Nadie me reprocha nada.-contesto, agresivo. Quiero alejarme. Quiero irme lejos de esta chica que me recuerda demasiado a alguien que creía que estaba ya enterrada en mi memoria.

-¿Ni siquiera tu conciencia? Oh, vamos, solo una clase. Para que yo tampoco me meta en problemas. -Casi ruega ella. Por un momento se parece tanto a Meg, que al final acabo cediendo.

-Está bien. Esta tarde, a las cuatro. En mi casa.-contesto secamente. La chica me mira, y asiente con la cabeza. La miro, al ver que no se va.

-¿Quieres algo más?-pregunto, con tono cansado.

-Lo siento, pero no me has dado tu dirección.

-Después te mando un mensaje.-digo simplemente, y me voy. Salgo del edificio y me encamino bajo las gradas del campo de fútbol. Allí me encuentro a Ben, el único amigo de verdad que he encontrado en el poco tiempo que llevo aquí. Ben no ha tenido una vida fácil, igual que yo. A los cuatro años fue dado en adopción cuando su madre murió de una sobredosis. Hace muchos años que va rebotando de casa de acogida en casa de acogida, aunque su custodia legal la tiene el estado. Ahora hace un par de semanas que está viviendo en la casa de Beatrice y Jenna Harrison, se ve que sus padres son unos ricachones a los que les gusta la imagen de almas caritativas.

-Jack Williams haciendo pellas. ¿Me extraño?

-Extráñate, cacho cabrón, que esta vez tengo el permiso del director.-contesto divertido. Me siento a su lado y le ofrezco un cigarrillo. Él lo acepta y enciendo el mío. Inhalo el humo mientras Ben me mira divertido.

-¿El rata de Boulier te ha dado permiso?

-Sí. Me han puesto una tutora de refuerzo y nos ha dejado el resto de la hora libre.

-Menuda mierda. ¿Una tutora?¿Está buena?

-Se viste como una monja. Pero tiene buenas piernas. -Contesto, pensando en el poco trozo de pierna que dejaba libre su falda.

-Vaya. ¿Y has pensado tirarte a la monjita?

-No. Es una tía rara. Una chica buena de las de verdad, no como Jenna Stitson.

-Menuda zorra. Aún no me puedo creer que te ofreciera una mamada.-dice Ben, mientras suelta una carcajada. Ben se lo pasó especialmente bien cuando le conté que Jenna Stitson, una niña consentida de papá que presume de notas, me ofreció sexo oral en el baño de tíos el mes pasado.

-Oye, tienes el número de.... -empiezo, pero me quedo en blanco. ¿Cómo se llamaba?

-¿Algún nuevo fichaje?

-Anne Durson. Eso. ¿Tienes su número?

-¿Durson?¿La mojigata? Tío, misión imposible incluso para ti.

-No me la quiero tirar, hijo de puta. Es mi tutora.

-Suerte. Es una estrecha, y una marginada social. Es una chica lista, cinco veces consecutivas mejor alumna del año. -dice Ben.

-¿Marginada?

-Su única amiga es Heather Jackson.

-¿Jackson?¿La rubia?

-La misma.

-Dios, me la tiraba.

-Es una estrecha también. También habla con Laura Styles de vez en cuando. Oh, y con Hank Mason.

-Círculo de amistades reducido.

-¿Y lo dices tú, bastardo?

-Oye, tú eres mi amigo imbécil. Hay muchos idiotas que creen ser mis amigos, así que ya no parezco un insocial.

-Jack Williams, eres un hijo de puta que no merece la suerte que tienes.

-Lo sé, imbécil, lo sé.

¡Primer capítulo de Teaching the bad boy! Estoy emocionada. Como veréis, intentaré ir subiendo los sábados.

Bien, ¿qué os parece la novela?¿os va gustando?¿os pica la curiosidad? Me gustaría saberlo. Como bien habréis visto, arriba tenéis una foto del sensual Diego Barrueco, o en esta novela, Jack Williams.

Bien, ¡preguntas!:¿Jack es un rebelde sin motivo?¿Anne debe esconder algo tras esa dulzura?¿Cómo creéis que irán las tutorías?¿Jack se convertirá en un chico bueno?¿Quién es Meg?

Bien, esto es todo por hoy. Pasáos por mis otras novelas, dejadme vuestro amor en los votos, vuestros pensamientos en los comentarios y nos leemos!!

Teaching the bad boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora