La condición jurídica y social de las mujeres en el Islam

1.5K 15 0
                                    

La condición jurídica y social de las mujeres en el Islam

escrito por Dr. Hammuda Abdul-Ati

mi�rcoles, 25 de abril de 2007

El Islam ha establecido para la mujer aquello que se adapta mejor a su naturaleza, le concede plena seguridad, la protege contra circunstancias desdichadas y los rumbos inciertos de la vida. No tenemos que explicar con detalle la situación de la mujer moderna y los riesgos que corre para hacer su vida o establecerse. Ni tenemos que examinar las miserias y reveses que la rodean como resultado de los supuestos derechos de la mujer. No intentamos manipular la situación de muchos hogares desgraciados que se rompen por la «libertad» y los «derechos» de los que alardea la mujer moderna. La mayoría de las mujeres ejercen hoy el derecho de la libertad para salir solas, trabajar y ganar un sueldo, tan solo para poder equipararse al hombre; pero esto, amargamente, se consigue a expensas de sus familias. Es tan obvio que todos lo saben pero lo que en realidad no se conoce es la situación de la mujer en el Islam.

La situación de la mujer en el Islam no constituye ningún problema. La actitud del Corán y de los primeros musulmanes atestigua el hecho de que la mujer es tan vital para la vida al menos como el hombre, y que ella no es inferior a él, ni tampoco es una de las especies inferiores. Si no hubiera sido por el impacto de culturas extranjeras e influencias ajenas, esta pregunta nunca habría surgido entre los musulmanes. Se dio por supuesto que la condición jurídica y social de las mujeres es igual a la del hombre. Esto era una realidad, un hecho establecido, y nadie en aquel entonces lo consideró como un problema en absoluto.

Para poder entender lo que el Islam ha establecido para la mujer, no es preciso deplorar su situación en la era pre-islámica ni en el mundo actual. El Islam ha otorgado a la mujer derechos y privilegios, que no ha disfrutado jamás en otros sistemas religiosos, o constitucionales. Esto se puede entender mejor cuando el asunto es estudiado en su totalidad desde una manera comparativa y no parcialmente. Los derechos y las responsabilidades de una mujer son iguales a los de un hombre pero no son necesariamente idénticos a los de ellos. La igualdad y la identidad son dos cosas totalmente diferentes. Esta diferencia es comprensible porque el hombre y la mujer no son idénticos pero si creados iguales. Teniendo en mente esta distinción, no hay ningún problema. Es casi imposible encontrar incluso dos hombres o mujeres idénticos.

Esta diferencia entre la igualdad y la identidad es de primordial importancia. La igualdad es deseable, justa y buena, pero la identidad no. Las personas no son creadas idénticas pero si iguales. De esta manera, no hay ningún motivo para imaginar que la mujer sea inferior al hombre. No hay ninguna razón para asumir que ella es menos importante que él solamente porque sus derechos no son idénticos a los del hombre. Si su estado hubiera sido idéntico al del hombre, ella habría sido simplemente un duplicado de él, lo cual no es así. El hecho de que el Islam le otorgue derechos iguales -pero no idénticos- es una prueba de que le presta la debida consideración, la reconoce y también se muestra conforme con su independiente personalidad.

No concierne al Islam considerar a la mujer como producto del diablo, o como semilla del mal. Ni tampoco el Corán ubica al hombre como señor dominante de la mujer, a quién sólo cabe la posibilidad de someterse a su dominio. Ni fue el Islam el que introdujo la cuestión de si tiene o no alma la mujer. Jamás en la historia del Islam un musulmán ha dudado de la condición humana de la mujer, o acerca de si posee alma, y el resto de hermosas cualidades espirituales. A diferencia de otras creencias populares, el Islam no culpa sólo a Eva del pecado original.

El Sagrado Corán deja muy claro que fueron tentados tanto Adán como Eva, pecadores por igual, que Dios los perdonó a ambos después de su arrepentimiento y se dirigió a ellos conjuntamente (2:35-36; 7:19-27; 20:117-123). Leyendo concienzudamente el Sagrado Corán realmente nos da la impresión de que Adán tuvo más culpa que Eva en la consecución del «pecado original», pecado que dio lugar a prejuicios contra la mujer y a un sinnúmero de sospechas en cuanto a sus obras. Pero el Islam no justifica este prejuicio o sospecha, porque Adán y Eva, cometieron el mismo error y si hemos de culpar a Eva debemos culpar a Adán, en la misma medida, o aún más.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 13, 2009 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La condición jurídica y social de las mujeres en el IslamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora