Capitulo 2.

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Capítulo 2:

Desde el viernes, que fue la sesión con Andrea, no he podido sacarme de la cabeza, el simple hecho de que voy a conocer y cuidar de su hija, para mi suerte, todo lo que le contaba a Andrea, quedaba en secreto, Ámbar no sabe nada de mi, ¿o tal vez si?

Nervios. Nervios. Nervios.

Odio el simple hecho de ser tímido.

Odio que se me traben las palabras al hablar.

Odio no poder acercarme a una persona y hablarle.

Odio tener que andar cabizbajo por vergüenza.

Odio no poder mostrar mi verdadero yo, y todo esto por mi maldita timidez.

Hace dos años atrás todo era distinto, yo no era tímido, nada de eso.

Pero sucedió el accidente, todo paso tan rápido, mi mejor amigo murió en un accidente automovilístico , y yo estaba estaba allí, vi todo con mis propios ojos, fue horrible, de un momento a otro eramos llevados de urgencia al Hospital local, todo se había transformado en una noche trágica, Mike, mi mejor amigo, no sobrevivió al accidente.

<< -¿Donde está?- mi madre agacho su mirada.- ¡Dime que e esta bien, por favor.- me abrazo.- por favor madre, dímelo.- susurre entre sollozos.

-Todo estará bien, Evan.- Dijo mientras me abrazaba con todas sus fuerzas.- Pero te lo tengo que decir.- Tomo aire.- Mike murió.

-¡No! No madre.-lloré .- ¡Esto no debía haber pasado!- Grite desesperado.- ¡Mike!- volví a gritar, esperando que el abriera la puerta y me dijera que estaba bien.

Pero no paso.

Mike había muerto.

Mi mejor amigo murió.

Mi único amigo ya no esta.

No puede estar pasando.

Tengo miedo.

Quiero que vuelva, pero no puedo volver el tiempo atrás.>>

Si el conductor del maldito coche no hubiese estado ebrio Mike estaría con nosotros, pero no él ya no esta, desde ese momento odio tanto a las personas alcohólicas.

En el ingreso al instituto no vi rastro de una jovencilla de cabello color castaño y ojos miel, ni rastro de ella.

<<Ojala pase un buen día>> Pensé

Llegue al salón, antes de que tocaran la campana de ingreso, elegí el asiento del fondo, al lado de las ventanas que daban al patio, saque los cuadernos que debía usar para esta clase, que era matemática, no odiaba la materia pero si, se me hacía difícil. No sabía quiénes estarían en esta clase.

A mi parecer, yo había llegado muy temprano o se habrían olvidado de hacer sonar la campana a tiempo, puesto que esta sonó 10 minutos tarde.

Todos empezaban a llegar, y el profesor Hanks ya estaba allí, preparado para dictar su clase, por lo que se veía no había ingresado ningún alumno nuevo.

Hanks, o mejor dicho el profesor mas gilipollas de todo el maldito instituto, dejo tarea hasta el próximo año, no se como carajos voy a terminarla, necesito ayuda.

Necesitaba ir a la biblioteca por unos libros para la clase de química.

Saludé con un movimiento de manos a la bibliotecaria, una señora amante de los libros, y por supuesto del silencio, todos debían callarse cuando estaban aquí, si no tendrían que escuchar toda la explicación de porque no debemos hacer ruidos en la biblioteca, puesto que nadie quería tolerar esa charla, el silencio reinaba.

Camine hasta la sección de los libros de química, pero antes de encontrarla, tropecé con algo, mejor dicho alguien.

-Oh, lo lamento mucho.- dijo.- No fue mi intención.- me paso su mano para sostenerme de ella.

Tenia ojos color miel.

Tenia el cabello castaño.

Ámbar. Ámbar. Ámbar.

Ámbar eres hermosa.

-¿Tu...- Dije en susurros.- eres Ámbar? - agache mi cabeza, realmente tenía muchos nervios.

Espero que sea Ámbar.

-Oh.- Dijo sorprendida. - Pues, si.- Suspiro. - Soy Ámbar.

-Mucho... Gu-gusto. - Estire mi mano a ella. - Soy Evan.

Beso mi mejilla.





Tímido.  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora