Capítulo Uno.

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Me mudé a Venice Beach, Los Ángeles hace una semana, no he hecho más que aclimatarme, desempacar y buscar un trabajo, el último punto aun no lo llevo a cabo, quiero el puesto de camarera en un Café frente a la playa, lo sé, suena a que no tengo ninguna expectativa para mi vida, pero soy una recién llegada, alguien tiene que pagar la renta.

Nací en Saint Louis, Missouri, mis padres y mi medio hermano mayor se quedaron allá, decidí mudarme porque estaba harta del frío y de que se me congelaran las orejas, y bueno ahora la verdadera razón... estaba aburrida de mi vida, mi rutina, mí día a día era una pérdida de tiempo hasta que cumplí los 18 y ¡tachan! Aquí estoy, sola pero emprendiendo una vida nueva.

- ¿Cariño? ¿Estás bien? ¿Segura que no te falta nada? ¿Llevaste abrigo? –

Apenas contesto el móvil mamá me invade a preguntas, tiene una obsesión con el frío, siempre la tuvo, y creo que aún no asimila que ahora vivo en la playa.

- Sí, estoy bien – río – Traje todo lo necesario. En un rato iré a presentarme para un puesto de trabajo –

- Me alegro tanto por ti, mi bebé ya es independiente – torna su voz nostálgica –

- Mamá... -

- Lo sé, lo sé – reafirma su voz – Ya estas grande. Tu papá te manda un abrazo –

- Y yo a él – sonrío tierna - ¿Y Zeke? – recuerdo a mi insoportable hermano –

- Salió con amigos de la universidad –

- Bueno parece que no se acuerda de su hermana – me hago la ofendida –

- Sabes que no es así, cariño – dice – Vaya, se me hace tarde para ir al trabajo. Te quiero –

- También te quiero, ma –

Miro la hora y decido ir al Café de una vez, cuanto más temprano mejor, tal vez tenga suerte.

Al llegar levanto mi skate de un salto y entro al rústico local, sin poder evitar observar el azulado mar frente a mí.

- Hola – me saluda una chica muy risueña detrás de la barra - ¿Puedo ayudarte con algo? –

- Sí, quiero el puesto de camarera – le devuelvo la sonrisa –

- Oh, perfecto – saca una hoja con espacios en blanco para rellenar - ¿Cómo te llamas? –

- Lu Waterfall –

Me pidió algo de información y la iba apuntando en aquella hoja.

- Me llamo Lana – dice guardando los documentos – Si tienes algún problema o si necesitas algo por favor dímelo – sonríe otra vez – Bienvenida a Sunshine Coffee –

- Muchas gracias – digo emocionada - ¿Cuándo empiezo? –

- Hoy mismo – me guiña el ojo –

Es una mañana tranquila y soleada, los clientes son muy agradables, me siento cómoda. En eso veo por el ventanal que un auto deportivo se estaciona fuera, de el baja una chica morena, de cabello muy largo, esbelta y risueña, acompañada por dos chicos muy atractivos, parecen hermanos, uno de ellos la toma de la mano y entran al Café buscando una mesa.

- Bienvenidos a Sunshine Coffee – me acerco a su mesa y les sonrío –

Su piel bronceada y acaramelada, esos ojos miel...

- ¿Hola? – uno de ellos chasqueó sus dedos frente a mí mientras reía divertido –

- Ah sí – digo confundida y avergonzada - Dos capuchinos y un batido de frutas surtidas ¿Cierto? –

- Sí – me sonríe ella –

- Mi batido con extra de azúcar, por favor – dice el de ojos miel mirándome de arriba abajo –

- Enseguida –

Doy media vuelta y voy a la barra a hacer el pedido, mis piernas tiemblan, me siento nerviosa ¿Qué se cree? No puede aparecer de la nada y hacer que mis piernas ¡tiemblen! Un rato después veo que el engreído se queda sentado solo mientras los otros dos se van a la playa.

- Hey – lo escucho decir mientras me mira –

- ¿Sí? –

- Cóbrate todo – me entrega una tarjeta de débito - ¿Puedo saber tu nombre? –

- Lu –

- ¿Lu? – inquiere –

- Sí –

- Genial – me sonríe de costado y se rasca la nuca – Pues, me llamo Máximo pero me dicen Max –

- Listo – le devuelvo la tarjeta y le entrego la boleta – Gracias por venir –

Su expresión de asombro me causa gracia ¿Qué espera? ¿Qué me derrita por él y le pida salir? Eso no pasará, quiero a un caballero y él no lo es, sin duda.

Narra Max.

¿Me ha evitado? O ¿Fue impresión mía?

- Hasta luego – me despido y apenas muevo la comisura de mis labios –

¡Ni siquiera giro a mirarme! No me creo el ombligo del mundo pero había tenido la impresión de que se había fijado en mí. Sin duda es guapísima, su cabello chocolate cae por sus hombros hasta su cintura formando largas ondas, esos enormes ojos oscuros, sus labios... su sonrisa.

- ¿Max? – Adriana me toma de los hombros y me sacude con fuerza –

- ¿Ya nos vamos? –

Estábamos en el estacionamiento y recién me doy cuenta, Adri y mi hermano acaban de llegar de la playa.

- Si, nos vamos, sube al auto - me dice mi hermano mientras le abre la puerta del copiloto a su novia –

Antes de entrar al auto vuelvo a mirada al Café y la veo otra vez, tan sonriente.

"Lu", repito en mi foro interno una y otra vez.


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¿Qué les parece? espero que les guste :3

 xoxo


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