2.

168 26 7
                                    

Tal vez os estéis preguntando por qué acorto tanto la historia o quiero ir al grano siempre, como aquél que dice. Pero deben de saber que esta historia es muy, muy larga, de ahí el título, y quiero resumirla lo máximo que pueda. Tampoco soy escritor, entonces tampoco quiero parecerlo, simplemente, me apetecía contaros mi historia. Y sigo sin saber muy bien porque estoy escribiendo esto, pero quiero que veáis que hay de todo en esta vida, y que por mucho que digan que hay cosas imposibles, creeté lo justo. También dicen que el cielo es el límite, y yo no me conformo solo con eso, yo quiero estar a tres metros sobre él.

Muchas veces me han dicho: "Hey tío, lo vuestro parece una película" o, "Si hacéis un libro con vuestra historia, os forráis" Por supuesto que sé que no me voy a forrar con esto, y mucho menos lo pretendo, pero me lo han dicho tantas veces, que al final uno piensa, "¿Y por qué no?, no me voy a forrar, pero voy a disfrutar haciéndolo más que nadie." Que al fin y al cabo, si no disfrutas de las pequeñas cosas que tiene la vida y que te hacen feliz, no hay nada. No queda absolutamente nada. Malas caras, lágrimas, problemas, decepciones, etc. Eso no es saludable. Y aunque tampoco hay nada de malo en soltar alguna lágrima de vez en cuando, no hay que tomarlo como costumbre. Sonríe, que esa si que es una buena costumbre.

Sigo con la historia.
Siguen pasando los días y cada vez son mejores para mi. No quiero que se vaya, quiero estar con ella, quiero que me haga de rabiar, que me pique, simplemente para poder tocarla. Escusa perfecta. Pero llega el día de irse de nuevo, yo rompo a llorar nada mas sale por la puerta. No dejo de preguntarme en porqué lloro y porqué no puedo dejar de hacerlo. "Se ha ido, no pasa nada" , pienso, "Volverá". A partir de esa noche, todas las noches me las paso llorando como un niño pequeño, y no logro entenderlo, tampoco es para tanto, solo somos amigos. Pero no puedo evitarlo. No quiero ser solo su amigo.

Un año después de conocerla, y tratando de intentar no pensar mucho en ella, yo cambié muchísimo, demasiado para ser cierto. Y si lo hice, claramente fue por ella, para que se pudiera enamorar de mi, igual que yo lo había hecho por ella. No sabéis cuantas veces quise olvidarlo, hacerme a la idea de que solo era un capricho mas. Pero no. Ella era diferente, especial... Única.

Llegó a casa otra vez, y pude volver a ver esos preciosos ojos similares a dos soles que no dejan de brillar y de de decir a gritos, "Enamórate de mi y no dejes de mirarme". Esos labios que dibujaban esa preciosa curva tan perfecta, la curva mas bonita que he visto en mi vida. Cada vez que pienso en la cara que se me tenía que quedar siempre que la miraba, me entra la risa, porque tenía que ser de cuadro. Yo, blanco, sin palabras, y si salían, eran tonterías. Buena escena. Y así siempre que la tenía a escasos metros de mí. No podía ni imaginar, si en vez de metros, fueran milímetros.

Una noche, mi cabeza ya me suplicaba a gritos que se lo dijera, que la besara o que hiciera cualquier cosa, pero que lo hiciera ya. No aguantaba más. Serían las 12 de la noche, y nuestros padres ya estaban acostados. Estábamos en su cuarto, que era el mío realmente, pero cuando ella venía, se convertía en suyo, y yo por lo tanto, dormía en el sofá. Después de estar un rato hablando y haciendo los tontos una vez mas, nos entró el sueño o eso decíamos, y nos fuimos a dormir, cada uno a su respectiva cama. Pasaron unos 20 minutos y yo, no podía dormir, para variar un poco. Por lo tanto, me decidí a entrar a su cuarto y decírselo ya. Entré al cuarto totalmente decidido y ya me daba igual lo que pudiera pasar a partir de ese momento, solo me importaba desahogarme ya. Además, parte de mi seguridad se debía a la frase que ella me dijo cuando ya intenté varias veces atrás hablar con ella: "Quien no arriesga no gana".

Allí estaba, tumbada en la cama, pero aun seguía sin dormir. Me acerqué a la cama y me senté en un lado y sudando y sin poder parar de temblar, no se me ocurre otra cosa que decirle, que: "¿Puedo darte un beso?" Madre mía Chris, pero que acabas de decir... Y al ver que ella no me respondía y tampoco es que lo fuera a hacer aunque me hubiese quedado allí toda la noche, se dio la vuelta y yo, diciéndome de todo a mi mismo en mi cabeza, me levanté, y me largué de su cuarto. No creo que haga falta que diga lo que pasó después de que saliera del cuarto, ya que es mas que obvio. ¿Quien no arriesga no gana? Ya, ¡Y tampoco pierde! Y ya lo tenía todo perdido, estaba mas que claro que ella no sentía nada por mí. Y eso me horrorizaba. Aquel día no podía haber sido peor, necesitaba dormir. Y por fin, al cabo de unas horas, logré dormirme.

Al día siguiente al despertarme, quería pensar que lo sucedido la noche anterior, solo fue un sueño. Pero por desgracia, no lo fue.
No sabía como mirarle a la cara, me moría de vergüenza. Por suerte, al día siguiente se fue a su casa.

Una Historia Sin FinalWhere stories live. Discover now