Pequeña Ari

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No te odio,
no fue tu culpa.
Veías todo negro
y yo solo luces,
no entendía la oscuridad que te turbaba
exclusivamente sentía mi propia luz

No fue por ti
es mi naturaleza.
No fue tu error
tampoco el mio.
Tú seguías tu camino
mientras yo trazaba el mio

Culpo al destino por hacerte a ti agua
y a mi aceite
aunque emergíamos del mismo vientre.
Era lo único que semejante en nosotras.

Tu mundo y el mio
al estar juntos colisionaban
causando deterioro en ambos.
Una siempre perecía mientras el otra permanecía
y aunque lo intentamos
no volvía a ser el mismo.

Los derrumbes nunca cesaban.
Nuestras cercanía era su detonante.

Los recuerdos y el rencor quedaban cada vez más sumergidos en lo profundo,
en el interior de los destrozos y
en la rasgaduras penetrantes de cada una de nosotras.

No fue nuestro error.
Fuimos creadas de esa forma
tan dañinas para la otra
como nuestras diferencias.
Educadas con los mismo principios
y creando nuestros propios ideales.

El tiempo no amortiguó los choques.
La distancia nos mantuvo vivas.
No es mi culpa,
mi error fue creer que mi naturaleza cambiaría
y tu equivocación es pensar que nuestros mundos no seguirán siendo destruidos.
Como el fuego que nace en ti
el aire que está en mí lo hace resurgir
creando solamente llamas y arrasando con todo.

Quería que perduráramos.
Lo intenté,
pensé encontrar un camino pero me engañé.

Somos lo que saca lo más nocivo de la otra,
en esencia lo que nos destruye.

Si pudiera verte como aquella pequeña inocente que fuiste
sin recordar lo que hiciste,
todo seria diferente.
Si pudiera recordar la sinceridad y ternura en tus ojos
lograría ser fiel a lo que nacimos siendo.
Sin embargo, veo lo ocurrido durante tantos años
tengo de referencia cuando rompiste la confianza y no volviste por mas que te necesitáramos.
Nunca le haces frente a ello
y aceptarlo son solo palabras.
Borrarlo es imposible
y lo que quedo dentro de mí,
es irrevocable.

Pero así eres tú,
y así soy yo.
Lo que tu olvidas yo lo guardo.
A lo que eres generosa yo soy renuente.
En lo que yo creo tu desconfías.
Lo que yo atesoro tu lo sientes dispensable.
Yo de porcelana.
Tu de barro.
Yo teniéndolo todo fácil
y tu luchando

Cuando a una le va bien,
la otra se sumerge
Como si intentando salir a la superficie intentáramos ahogarnos
pero lo repito
no es nuestra culpa,
quien escribió nuestras historias nos hizo así.
Si tu eres buena yo debía ser mala
y como no ser así,
si cuando tu quisiste arreglarlo yo quise destruirlo.

Somos el antagónico de la otra
en un espacio en donde los opuestos no se atraen, se destruyen al estar cerca.

En donde una debe ser sol e iluminar el día
y la otra debe ser luna y emanar su luz de noche.
Donde una debe mantener sus olas en el océano
mientras la otra los relieves en la tierra
manteniendo las catástrofes al margen.
Evitando ser dañinas para la otra.

Protegiéndonos a distancia.

La separación no es por mal
esta partida no es por ti,
es por ambas,
la supervivencia de una es marcada por la distancia que mantengas de la otra.

Pero tengo fe
En otro espacio estaremos juntas
y en otra existencia jamás nos haremos daño.
No lamentaremos el pasado
ni temeremos al futuro.
Sabremos que lo que hoy es inevitable después será lo correcto
y lo que hoy es nuestra despedida el mañana lo marcara como nuestro reencuentro.

Tu luz y la mía serán inextinguibles juntas
nuestra naturaleza sera permanecer unidas.
Las reglas cambiaran y nuestra vitalidad crecerá.
Nuestros mundos renacerán y como una ambas reinaremos,
volviendo a ser aquellas pequeñas e inocentes
sin un pasado que nos hiciera frente.

Triunfando una al lado de la otra y cayendo una seguida de la otra,
el vigor de una retornará en la otra y lo temeraria que será una nos abrigará a ambas.
El destino será justo,
nuestra unión atraerá lo destacado y mas puro de ambas.
Alumbrando nuestro interior y
purificando nuestras almas.

El Final de mis HistoriaWhere stories live. Discover now