—¿Zack? —susurró Cassie cuando abrió los ojos.
Sam se acercó a la cama del hospital. El monitor pitaba rítmicamente.
—Zack está bien.
Cassie sonrió y cerró los ojos. Las arrugas de preocupación desaparecieron de su rostro.
—Lucas lo quería mucho, ¿sabes? —abrió los ojos e intentó tomar aire—. Zack sólo necesitaba un padre y una madre. No debería haberlo abandonado —el arrepentimiento asolaba sus ojos.
Ya era demasiado tarde para cambiar las cosas, pero Sam sospechaba que Cassie lo sabía.
—Quiero adoptar a Zack.
Cassie sonrió.
—Sabía que lo harías —susurró—. Pero hay algo que debes saber —se interrumpió. Tenía serias dificultades para respirar.
—No intentes hablar.
—No, tengo que decirte algo sobre el padre de Zack —consiguió decir, por fin—. Es Charley.
Al principio, Sam pensó que no la había entendido bien. Buscó en el rostro de Cassie alguna señal y comprendió que estaba diciéndole la verdad. Pensó entonces en los ojos oscuros de Zack. De pronto le parecía tan obvio… Zack incluso tenía algunos gestos parecidos a los de Charley.
—Tendrás que ser tú la que decidas si debes decírselo o no —continuó Cassie en una voz tan baja que Samantha tenía que inclinarse para oírla.
Volvió a jadear, intentó decir algo pero se interrumpió y señaló la mesilla de noche.
Sam abrió el cajón y sacó un pedazo de papel blanco. Cassie había dejado por escrito que quería que Sam adoptara a Zack.
A Sam se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Gracias.
El monitor que estaba al lado de la cama comenzó a pitar. Entraron varias enfermeras corriendo en la habitación y obligaron a salir a Sam.
—Te prometo que lo cuidaré —le dijo Sam a Cassie mientras la obligaban a salir.
Permaneció allí, perseguida por los frenéticos sonidos de la habitación que acababa de abandonar hasta que apareció el médico para decirle que Cassie había muerto.
Entonces lloró por Cassie y por Lucas. Por Zack, por Charley y por Katie, por ella misma y por Will. Se le agotaron las lágrimas, se secó los ojos y fue a buscar a su primo.
Will alzó la mirada de la cama del hospital y vio a Charley Murphy en el marco de la puerta. No lo había visto desde la noche anterior y en aquel momento no estaba en condiciones de darle las gracias.
—Gracias por tu ayuda.
Charley se encogió de hombros.
—Es parte de mi trabajo. Me alegro de haber recibido la llamada de Sam y haber podido llegar a tiempo. Pero el verdadero héroe eres tú.
—Algo me dice que no has venido sólo para aumentar mi autoestima —replicó Will.
Charley negó con la cabeza.
—Necesito saber lo que sientes por mi prima.
—Sí, pensaba que podría ser algo así —Will tomó aire—. ¿En veinticinco palabras más o menos? Estoy loco por ella. No puedo imaginarme un día sin ella. Pero tampoco puedo imaginarme viviendo con una mujer que trabaja de detective privado. No estoy seguro de que pueda casarme con una mujer que está dispuesta a arriesgar su vida de esta forma.
