a la vieja usanza.

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Han pasado cuatro horas desde que salieron de aquel hogar, Core visiblemente agotada por el trayecto, pero sin vocalizar queja continua con paso firme, mira con asombro, a sus protectores; no tienen cansancio visible, ni una gota de sudor y en todo el trayecto no se ha pronunciado palabra alguna, (fue una de tantas recomendaciones hechas antes de partir.) Al llegar a un pequeño riachuelo, como can al acecho, Evan corre deprisa y se pierde en la espesura del otro lado del agua, Kantara se detiene de inmediato y atraviesa su brazo para indicar a Core que se detenga; ¿qué sucede? Pregunta con miedo evidente; shhhh calla te dije que no hablaras. La mirada de Kantara está sumida entre la espesura y oscuridad del bosque, igualmente los pensamientos de Core, atormentada por la incertidumbre siente como sus piernas tiemblan, esta presa del pánico y no puede pronunciar palabra alguna, ni siquiera un pequeño resolló, por ahora esta presa de sí misma y su mente es el carcelero. En medio de la espesura del bosque las ramas se agitan bruscamente por el viento, y de pronto una figura se hace visible Core no puede soportar más y da un pequeño grito que es sofocado por sus propias manos. La silueta es Evan, Kantara lo sabía por eso no se inmuto, al cruzar el pequeño riachuelo dice; hay un pequeño grupo de soldados, no superior a treinta individuos, espadas, arcos, y algo más de material bélico es lo que poseen. ¿Alguno especial? pregunta Kantara. ¡No! Dice con voz segura Evan. ¿Especial a que te refieres con especial? pregunta Core. Kantara la mira y con voz tenue dice: que sea realmente fuerte. Core queda confundida, realmente fuerte por todos los Dioses son treinta no pueden ser tan soberbios y pretender que no son rivales dignos, vi como masacraban a tres de mis soldados, pero la diferencia es total, treinta es un pelotón completo, las palabras de Core no hacen eco en los oídos de aquellos guerreros que ahora sonríen ensimismados en pensamientos poco deducibles para Core. Kantara dice; al estilo de la vieja usanza, Evan la mira y asiente con una sonrisa que no se le borra, y de nuevo Core pregunta. ¿Qué significa eso de a la vieja usanza? Dice Evan, las ciudades antiguas se tomaron por la fuerza se atacaban, se reducían, se exterminaban y no se dejaba nada a su alrededor, eso haremos con ellos. Core no concibe tal acto, es cierto que tenemos que cruzar por este sitio, pero asesinarlos es un acto atroz, que han hecho aquellos para merecer tal destino, le continua una seguidilla de razones que no parecen ser suficientes para aquellos guerreros prestos a desenvainar sus espadas y asestar el golpe inicial, me niego, obedecerán mi mandato, soy su única prioridad, no quiero ni estoy de acuerdo con lo que pretender hacer, dice Core con gesto de impotencia. Evan la mira y con la frialdad en sus ojos le responde de manera burlona; ¿quieres saber que han hecho aquellos hombres para merecer tal destino verdad? Bien, pues para merecer su destino lo único que hicieron fue dos cosas; una, escoger la milicia como parte de su vida, y dos, y tal vez, la más importante, es serlo pero débilmente, en este mundo hostil, la debilidad se paga con la vida. Lo siento princesa, pero esta orden no depende de ti, Evan la toma del brazo y cruzan el riachuelo, caminan unos pocos metros y se encuentran frente a un árbol de mediano tamaño, sube princesa cierra los ojos y descansa, cuando todo pase regresaremos por ti, no temas estarás segura. Core un poco subida de tono, reacción natural ante la impotencia les dice; están locos quien puede descansar en un momento así, que son ustedes, acaso la compasión no les es familiar, sube le dice una vez más Evan con un tono un poco más fuerte, Core sube y se coloca en medio de un enramado bastante sólido y espeso. Está muerta del miedo. Observa como aquellos jóvenes desenvainan sus armas, luego ahincados y con los ojos cerrados pronuncian en voz inaudible unas palabras, quizá una oración o algún rito antes de batallar. Sus espadas regresan a su espalda, y sin perder más tiempo echan a correr, Core ve como se pierden rápidamente en la espesura del bosque, ahora todo es silencio, tortura para los oídos, puede escuchar con claridad cada latido de su corazón, su ansiedad aumenta con el pasar de los minutos y de repente, un grito hace eco en todo el lugar, un grito desgarrador, es la señal, sabe muy bien lo que está ocurriendo, cierra los ojos y casi puede sentir el choque de espadas, hombres gritando, cayendo, arrancados de este mundo, la gran batalla ha terminado en medio de dolor y sufrimiento. la calma ha retomado así sin dar aviso. Mil pensamientos pululan en la mente de la princesa, ¿muertos todos? ¿Han ganado? ¿Han muerto quizá? Quiere saltar del viejo árbol pero no se atreve la falta de respuesta a sus incógnitas acrecienta su ganas de llorar, de gritar, y de repente antes de que ella misma lo note, una voz le dice, baja ya estas a salvo. Es Kantara, un poco fatigada y con mucha sangre en su rostro, por no describir la que lleva en el resto de su cuerpo, de los ojos de Core brotan unas lágrimas, mezcladas con una sonrisa que no le puede ser indiferente a la guerrera, baja le dice una vez más. ¿Y Evan? No te preocupes está bien, caminan en medio de aquel bosque y poco a poco la noche va mostrando el reflejo del ataque, tres cuerpos degollados y con sus espadas aun sin usar son el vivo ejemplo de un ataque por la espalda, centinelas verdad dice con seguridad Core, Kantara asiente con la cabeza, más adelante unos ciento cincuenta metros, el fuego, el olor a sangre y soldados mutilados, dan fe del brutal ataque que como resultado deja un rastro a muerte que llena aquel solitario lugar. Core más impactada que asustada mira el resultado, ha sido fácil, limpio y no parecen tener heridas, al menos no de gravedad. Aparece Evan y en sus manos teñidas de sangre tiene un pergamino, que entrega a Core sin mediar palabra; Core lo toma y para sorpresa suya lo escrito allí la deja perpleja; misión, hurtar el pergamino, incendiar el lugar y no dejar testigos vivos de lo sucedido. Core los mira en un gesto de vergüenza por lo sucedido, ábrela boca para ofrecer una disculpa pero es acallada por Kantara quien con voz dulce le dice que jamás matarían a nadie sin razón, sabemos cuál es la misión, pero aquellos hombres no cometieron dos errores, fueron tres, aceptar un trabajo donde te involucra a ti, errar de esa forma se paga con la vida. Tomemos sus provisiones y lo que nos sea de utilidad debemos partir de inmediato de este lugar, dice evan con voz fuerte pero calmada. Core toma los alimentos y un cuchillo que tiene una punta tan fina que es hipnótico con solo verlo, quizá sea de utilidad, decide conservarlo. Luego de acumular los cuerpos y prenderles en fuego parten del lugar. Caminan toda la noche hasta salir del bosque, ahora lo que hay es una pradera, encuentran una roca que da buena sombra, y que está en lo alto, descansen haré la primera guardia dice Evan, de inmediato las mujeres se recuestan y concilian casi de inmediato el sueño. Ha sido una larga caminata, Core necesitará un buen descanso para recuperar toda su energía, Evan atento a cualquier eventualidad como un águila en los cielos no pierde de vista ningún lado de la pradera, su misión depende de la concentración e inteligencia, un movimiento en falso y podrían perder la vida en ese lugar. Pasan tres horas, y de inmediato toca el hombro de Kantara quien se despierta de sopetón, el cae al suelo y observa como la joven princesa está sumergida en el mundo de los sueños. Cierra los ojos, es hora de acompañarla en su narcosis. Kantara se ve resplandeciente, solo han sido tres horas de descanso y parece como si no hubiese batallado la noche anterior. Sentada en la parte más alta de la roca come un poco de pan, y bebe algo de agua, observa con detalle a Core y su rostro es embargado por una sonrisa, esta chica tiene un alma pura, llegarás a tu destino dice en voz baja. Aburrida y presa de la monotonía de la guardia, Kantara baja de la roca, quiere explorar el lugar, después de todo estarán un par de horas más en ese lugar y no estaría mal hacer un poco de inteligencia. Se aleja del cambuche improvisado un buen tiempo, recorre una porción generosa del lugar y para su decepción, nada; ni una maldita cosa por hacer, este lugar esta desierto dice enojada, quiere batallar, que su espada y rostro sientan sangre, al fin y al cabo ese líquido de color rojo le da vida, es su razón de ser, una especie de vampiro que no muerde a su víctima, no , lo saca de golpe, lo succiona rápidamente junto con la vida del damnificado. Regresa lentamente justo a las tres horas. Evan ya está en pie alimentándose en un lado de la roca, te divertiste, dice Evan con la boca llena de agua y pan, ella lo mira y le dice: espero que las cosas se pongan un poco más estimulantes, anda come rápido quiero entrenar un rato. Están cara a cara sin parpadear esperando y observando para dar el golpe inicial. De inmediato Evan ataca a su compañera con una furia tal que da la sensación de querer asesinarla en ese lugar: Kantara responde y el roce de espadas es caótico, choques, gemidos, golpes, reflejos y algo de sangre en el suelo resultan de ese ataque, Evan tiene un poco de sangre en su rostro; una incisión poco profunda en su sien es la responsable. Has mejorado en tu defensa Kantara, bien hecho, de inmediato vuelve a la carga, da un salto y sosteniendo la espada con ambas manos ataca directamente al rostro de la mujer, sus espadas impactan frenéticamente, y el rostro de Kantara está a milímetros de su propia espada la cual es arrastrada poco a poco por la fuerza que ejerce la de su compañero, ambos ríen y Evan lanza un rodillazo que da directamente en el abdomen de ella. El impacto logra que las espadas bajen hasta el pecho de los dos y de inmediato Evan impacta con su cabeza en el rostro de Kantara, quien al recibir el golpe cae hacia atrás con los ojos cerrados, pero antes de caer, gira y pone sus dos manos en el suelo, logrando una catapulta a su pie izquierdo el cual encuentra como fin el rostro de Evan. Kantara en pie y Evan en el suelo, te has vuelto lento Evan a este paso no me vencerás, se levanta de inmediato y esta vez es la chica la que ataca con movimientos rápidos que son interceptados en su totalidad por la espada de Evan; Kantara gira sobre su propio eje con su espada a lo cual Evan responde con un salto invertido a fin de evitar la punta de la espada rival. Una vez más gira pero esta vez es detenida de golpe por su compañero el cual no solo freno el ataque al cruzar las espadas si no que al ver la vulnerabilidad con la quedo su compañera da una fuerte patada en la barbilla de Kantara causando un sangrado importante en la boca, de inmediato ataca de nuevo aunque fallido porque la mujer se ha incorporado de nuevo. La sonrisa en el rostro de Evan es evidente, vamos Kantara si no peleas en serio en el próximo ataque te dejare fuera de combate. Se disponen a retomar la pelea pero Core ha despertado, ya es más de medio día, lo dejaremos para después dice Kantara, como prefieras, has sido un buen saco para golpear dice él con una risa burlona que de inmediato le contagia a Kantara. Espero que hayas descansado bien dice Evan con una voz agradable, si muchas gracias ya necesitaba un receso, dice Core con alegría prominente, comamos algo, partiremos cuando el abrasivo sol apacigüe un poco su calor. Se alimentan con energía claramente renovada, Core ya no los ve tan fríos y calculadores; poco a poco está descubriendo que son seres humanos con alma, capaces de sentir, como ella, como cualquier otra persona. Siempre hablas de tu abuelo, pero, ¿qué hay de tus padres? Pregunta Kantara. Mi madre murió al darme a luz, y mi padre, pereció en batalla en las colinas encerradas del norte. Debió ser un gran guerrero repone ella, sí lo era; pertenecía al rango más elevado que mi pueblo pudiese dar; diestro en muchas áreas de combate no solo era el general que comandaba a nuestro ejército por aquel entonces, también pertenecía al concejo y enseñaba su arte a todo aquel que deseara en listarse en nuestro ejército. ¡En listarse eh! Dice Evan con un tono burlesco, no tuvimos esa opción. Reclutados desde los cinco años, no conocimos lo cálido del ser humano, no recuerdo, besos ni abrazos de mis padres o algún otro familiar. Lo mismo digo dice Kantara de manera natural. ¡Salud! Dicen ambos y echan a reír, Core apenas si gesticula una leve sonrisa, no le hace mucha gracia la forma como se criaron, seguramente si fuese ella, jamás soportaría todo lo que ellos dos pasaron, al menos eso piensa en ese momento. Después de comer y reposar un poco es hora de seguir el camino. Las instrucciones una vez más son las mismas; Core no debes hablar, siempre estarás en medio de nosotros, y si notas algo sospechoso solo miramos, sabremos que algo anda mal. Asiente con su cabeza en señal de entender, bajan de la enorme roca que les brindó su abrigo y protección y comienzan a caminar de manera natural por la pradera, es poco espesa, se puede ver su superficie plana desde todos los ángulos, los tres atentos ante cualquier situación que pueda perturbar su andar, hasta Core sabe que son blanco fácil si decidiesen atacarlos, la mente de Core divaga entre la imaginación y la realidad, piensa en que si los atacaran, ¿cómo reaccionaría?, ¿se podría defender?, ¿al menos no estorbaría?, pensamientos absurdos que es inevitable provocar cuando el tiempo y el silencio van de la mano. Han caminado sin mayor contratiempo durante dos horas, y Evan decide que lo mejor será tomar unos minutos para recuperar el aliento, palabras que recaen en Core, como agua al que muere de sed. No hay árboles de gran tamaño, solo una vegetación un poco alta, durante su trayecto han visto algunas aves, y mamíferos, especies propias de ese entorno. Descansaremos aquí, tomen agua y re tomen el aire. Cazaré la cena de esta noche, no dice nada más y se aleja dejándolas solas. Mientras beben agua Core pregunta de manera insensata, un poco fuera de tono y quizá sin pensarlo. ¿No te da miedo que se vaya y jamás regrese? Ya sabes que sea atacado y que suceda lo peor. Kantara la mira unos instantes fijamente, sus ojos parecen responder la pregunta, de inmediato se arrepiente de tal imprudencia. Lo peor que puede suceder es que libre una batalla sin mí, eso me enojaría mucho. Y le sigue un corto pero eterno silencio. Sabes no tienes idea de lo que Evan es capaz de hacer; no hay soldado ni guerrero que lo pueda igualar en batalla, estoy consciente de que hay cientos de asesinos quizá más talentosos que Evan y yo juntos, pero te aseguro algo, El siempre encontrará la manera de vencer, pese a toda probabilidad, no ha sido derrotado, y si por alguna jugada del destino cayese lo haría junto con el enemigo.

CORE Y LA TIERRA DE DINASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora