One Shoots.

Cameron Dallas

Perdóname. 

-¿Cómo fuiste capaz de hacer esto? –lo mire nerviosa.

-Ey, amigo. Escúchala antes de hablar. –lo miro furioso.

-¡Cállate Nash! –pegue un pequeño salto por el grito. Mis ojos se llenaron de lágrimas, esto no era lo que él creía que era.

-Ca-Cameron. Por favor, escúchame. –rogué. No quiero que esto llegue a mayores, todo se iría a la mierda.

-¿Qué quieres que escuche? ¿Quieres que escuche lo bien que besa Nash o lo bueno que es en la cama? Eres igual a las demás, Nicole. Solo eres una zorra. –su cabeza giro por el fuerte golpe que recibió de mí.

-Esta es la última vez que me faltas el respeto, Cameron. –chille furiosa. Toda la tristeza se había convertido en enojo al oírlo llamarme zorra.

-No le digas así, Cameron. Sabes que ella es todo menos eso. –hablo Nash, había olvidado que estaba ahí.

-Oh, sí. Defiéndela mejor amigo. –comentó.

No era capaz de seguir ahí junto a él, era un maldito celoso. Mire a Nash en busca de ayuda, pero él estaba igual o peor que yo, confundido y asustado de lo que pudiera hacer Cameron. Di la vuelta y salí de ahí.

°°--°°

Tocaban mi puerta repetidas veces a las 11:25 p.m. ¿Quién molesta hasta hora?

-¡Ya voy, Joder! –grite. Mataría a cualquiera a esta hora, era casi media noche. -¿Qué haces aquí, Cameron?

-Yo, cariño. –susurro mirando hacia el suelo.

-¿Qué? ¿Volverás a llamarme zorra o ahora talvez perra? –alce mi ceja, no estaba de humor. Es que ¿Quién está de humor a estas horas?

-Yo, lo siento mucho, Nicole. No sabía lo que me estabas haciendo con Nash, hable sin pensar. Por favor, perdóname. –suplico.

-Pídele perdón a Nash, y luego hablamos. No quiero hablar contigo en este momento. –iba a cerrar la puerta pero su mano me detuvo.

-Vengo de allá, nena. –suspiro. –Solo quiero volver a probar tus labios. –susurro muy cerca de mí.

-¿Sabes que estoy muy molesta contigo, no? –lo mire. Puso sus manos en mis muslos y mis piernas rodearon su cintura. Imposible estar enojada contigo, Cameron Dallas.

-Sí, pero solo déjame hacerte el amor. –susurro sobre mis labios, besándolos.

Sería una noche muy larga.