Capítulo 15

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Ari se sentó en el rincón más escondido del buffet de la empresa después de comprar un sándwich y una botella de agua. Al día siguiente se aseguraría de llevarse una pequeña vianda, no podía permitirse perder tanto dinero cada día a la hora del almuerzo.

A veces se cansaba de andar siempre contando dólar por dólar para llegar a fin de mes sin tener mayores problemas, pero hasta que no terminase de pagar el préstamo de la universidad no tenía otra opción. Además, tenía que ahorrar para comprar algo más de ropa para el trabajo. Todas allí vestían muy bien, sofisticadas, elegantes. Y ella era la asistente de uno de los dueños de la empresa, del presidente de esa sede, quizás nunca se vería tan bien como Kassie con su perfecta figura, sus tacones altos y uñas perfectamente cuidadas, pero al menos debería estar presentable ¿no?

A Trev no le importaba la forma en la que vestía, estaba segura. No habría insistido tanto hasta último minuto en que almorzaran juntos de ser así. Pero ella se lo debía, no todos serían tan comprensivos como él.

Dio un mordisco al sándwich y se concentró en la lista de tareas que tenía que hacer esa jornada sin perder su buen humor.

Estaba feliz por tener ese trabajo, se sentía bien haciéndolo aunque no fuese lo que había esperado. Estaba segura que había varias cosas de las que tenía que ocuparse que no le correspondían, pero mientras pudiera hacerlo no se quejaría.

Miraba hacia afuera mientras terminaba su sándwich cuando alguien llamó su atención al sentarse en la silla desocupada al otro lado de la mesa. No necesitó girarse para saber de quién se trataba, ese perfume podría reconocerlo en cualquier lugar y por mucho que quisiera negarlo, también le evocaba recuerdos del todo inapropiados.

—¿Qué tal ha ido? —Preguntó reprimiendo una sonrisa cuando lo miró.

No lucía nada feliz, ella no había cancelado la reunión del mediodía y él había tenido que asistir a un almuerzo que no podía ser pospuesto por más tiempo. Kassie había dejado un cartel con varios signos de admiración enfatizando que no cancelara ese almuerzo.

—Tal y como esperaba, es un viejo conocido de mi padre y su esposa. Había olvidado por completo lo que querían, llevan meses atosigándome con lo mismo.

—¿Y qué es lo que quieren?

—Comprar acciones de la empresa, no entiende que es un negocio familiar. Hace un tiempo se ha corrido el rumor de que pensamos expandir el negocio y han aparecido muchos interesados como él. Incluso cuando no saben ni de qué se trata.

Ella lo oyó atenta y esperó a que continuase, pero él no parecía muy interesado en continuar con el tema. Trevor estaba más interesado en otras cosas, leyó en su expresión que estaba a punto de cambiar de tema cuando ella habló para mantenerlo enfocado.

Tenía el leve presentimiento de que lo que vendría a continuación no sería sobre trabajo.

—¿Y son ciertos? Los rumores, quiero decir. —Pero se arrepintió enseguida por haberlo preguntado—. No, lo siento. Olvídalo, no debo meterme en eso.

Trev se relajó en la silla y sonrió. —Bueno, lo sabrás de todas formas —compuso y se inclinó a ella para poder así bajar la voz—. Hace un tiempo compré una plantación entera en el sur de Argentina, quise probar con una nueva variedad y la familia lo aprobó. Es un riesgo, puede ser una gran inversión como un total fracaso. Pero no podía perder la oportunidad.

—Wow, ¿y cuando lo sabrás?

—En unos nueve meses como mucho, cuando sea la época de cosecha en esa zona. Allí se cosechan en noviembre más o menos y siempre depende de qué tan bien se comporte el clima. Trato de no pensar mucho en eso, me pone ansioso.

Lo que ocultan las cerezasWhere stories live. Discover now