Los Basiliscos Ciegos

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Tal y como prometí hace algunos capítulos, voy a hablar sobre el pueblo secreto o subterráneo de los Basiliscos Ciegos. Nadie les ha visto con sus propios ojos realmente, pero, gracias algunos "síntomas" de la sociedad moderna, podemos estar prácticamente seguros de que son reales. Por ejemplo, ¿qué pasa con todas esas fugas de animales en masa que no vuelven a aparecer? Los Basíliscos Ciegos; los utilizan como defensa personal si alguna clase de topo mutante amenaza sus ciudades bajo tierra. ¿Y con esos curiosos símbolos labrados en los campos de maiz? Sí, exacto, los Basiliscos. La mayoría de la gente cree que son extraterrestres, pero en realidad, se tratar de los Basiliscos. Ellos no tienen campos en el interior de la tierra y se alimentan de agua y de setas, pero, de vez en cuando, necesitan algún hidrato de carbono y tienen que subir a la superfície (de noche, por suspuesto) para coger cereales en los campos de la gente. Lo de los dibujos se debe a que así, crean un enigma difícil de resolver que nos obliga a los humanos a divagar entre ideas descabelladas y así alejarnos de la verdad, que ya está de por sí, muy protegida.

Bueno, como ya he mencionado antes, los Basiliscos CIegos comercian con manos. ¿Por qué? Aquí está un experto en la materia, Charles Codeen que ha venido en exclusiva para explicarnos un poco más de qué va esto exactamente (la entrevista está traducida al español, ya que originalmente se hizo en inglés)

-Charles, bienvenido a España.

-Gracias, Gataca. Sé que, aunque no soy el primero, tú no tienes por costumbre hacer entrevistas, así que me alegro de estar aquí.

-Para mí también es un placer. Comencemos. ¿Qué fue lo que te hizo interesarte en el poblado casi desconocido de los Basiliscos Ciegos?

-Pues verás, yo vivía en un pueblecito de California en el que tenía una perrita. Se llamaba Klasha y era, aunque muy grande y fuerte, tremendamente dócil, protectora y obediente. Siempre estaba muy tranquila, pero hubo un día en el cual estuvo todo el tiempo ladrando y gruñendo al suelo, y yo no conseguí que se callara. También se rascaba los oïdos contra las paredes hasta que le comenzó a salir sangre, tal vez porque escuchaba algún tipo de pitido que le molestaba en sobremanera. En fín, el caso es que aquella noche desapareció. Con quince perros más. Todo el pueblo quedó sin perros, excepto uno, que siempre dormía atado con una cadena y que quedó sordo para siempre. Tenía marcas en las manos que hacían pensar que había tratado de escaparse, pero las cadenas no se lo habían permitido... Pobre Mike... Fue muy infeliz el resto de su  vida... Pero bueno, el caso fue que yo estuve muy triste por la desaparición de Klasha, y, puesto que era un animal muy obediente y tranquilo, me sorprendió que nos hubiera dejado sin más, así que me informé.

-¿Y qué descubriste?

-En un principio nada, porque como era pequeño lo único que podía hacer era preguntar a la gente y picotear información por aquí y por allá, pero solo me dijeron que no era la primera vez que todos los perros de un pueblo desaparecían sin dejar rastro. Cuando crecí hasta poder comprarme un coche (debí esperar mucho tiempo, y casi se me olvidó mi propósito) fui a la ciudad y revisé los archivos en busca de sucesos semejantes. Encontré unos cuantos que me aportron algo de información: todos los perros desaparecidos habían mostrado signos de molestia auditiva el día antes de desaparecer  (como Klasha) y casi todos habían gruñido al suelo (como Klasha, también). Pero eso no fue suficiente, así que divagué y divagué hasta que descubrí que se trataba de los Basiliscos Ciegos y, entonces, di todavía más vueltas hasta averiguar todo lo que sé sobre ellos. No quiero aburrir a los lectores explicando todo lo que hice hasta que llegué al fondo del asunto, de manera que, si estás de acuerdo, pasaremos a preguntas más específicas y significativas.

-Cómo no. Entonces, cuéntanos por favor, ¿cómo aparecieron los Basiliscos en la faz de la Tierra?

-Pues nadie lo sabe con certeza, pero se cree que allá por la Edad Media, durante una de las muchas guerras entre clase baja y nobleza, un puñado de ricos se escondieron en el subsuelo para protegerse del pueblo. Aprendieron a sobrevivir con poca cosa y fundaron una nueva sociedad paralela a la nuestra, que, lógicamente, no evolucionó de igual manera. Primero, estuvieron durante años sin salir a la superfície por miedo a que el pueblo los reconociera y los matara, pero, luego, empezaron a salir por las noche, cuando la luz del sol no quemaba a su clara piel. Cuando salían, cogían herramientas, algo de comida, un poco de ropa, etc. Y hasta ahora han sobrevivido a la sombra, sin que nadie supiera de ellos. O casi nadie.

-Vaya, es realmente interesante, pero, hay algo qude todavía no has mencionado y que sin embargo es un detalle curioso. El comercio.

-Sí, sí, sin duda es curioso. Es una de las cosas que muestra la diferencia entre nuestro proceso de evolución y el suyo. Su sociedad ha crecido hasta el punto de crear alianzas, guerras y hasta rutas comerciales entre ellos. Y no tienen moneda. Al menos, no como nosotros la conocemos. Tiene sentido. Allí, debajo de la tierra, los metales no tienen ningún valor, ya que los hay a puñados, de manera que comercian con manos disecadas. Las mejores son las más estilizadas y largas, y las peores son las rechonchas y gordas. O al menos eso suponemos, porque nadie ha estado ahí abajo con ellos y ha sobrevivido para contarlo....

-¡Impresionante! Y algo escabroso...

-Sí.

-Bueno, Charles, a no ser que quieras añadir algo más, creo que hemos terminado por esta vez.

-Perfecto. Lo he pasado muy bien. Nadie suele llamarma para hacer entrevistas sobre este tema...

-¡Ya, lo supongo!

-Me retiro ya, entonces. Hasta la próxima, Gataca.

-Hasta la próxima, Charles.

No he querido preguntarle nada acerca de los tratos con Yamyam Qus, porque podría meterle en un lío y que tuviéramos los dos... ejem... la oportunidad... de conocer en persona a los Basiliscos Ciegos y que traficasen con nuestras manos... Los Monstruos tienen oïdos en todos lados, pero, por suerte, no saben leer. Y si saben hacerlo, podéis darme por muerta.

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