➳ capítulo 2

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La cabeza le dolía a horrores; su estómago estaba teniendo una batalla campal contra sus jugos gástricos y el plato de botana que había ingerido antes de su dosis de alcohol. Se levantó adormilada y con la cabeza martilleándole para tratar de guiarse por la oscura habitación usando nada más que sus manos como guías evitando estamparse contra algo, aunque conocía su habitación tan bien como la palma de su mano, no confiaba del todo en sus sentidos borrachos.

Lo único que veía eran vagas siluetas de muebles, logró encontrar la puerta que daba a la habitación del baño y sin prender la luz, se inclinó sobre el retrete.

—Vaya, has despertado —Holland dio un respingo, no se parecía en nada a la voz de su padre, o de su hermano; no se parecía a ninguna voz que hubiera escuchado jamás, eso debería alarmarle pero estaba completamente a oscuras y demasiado cansada como para tan siquiera pensar en ello; además de que la oía como diez veces más fuerte de lo que probablemente era—. Soy Ashton, encendería la luz pero eso nos quemaría nuestras pupilas.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó ella, ahora que había entrecerrado los ojos y se había acostumbrado a la oscuridad podía distinguir mejor su silueta—. ¿Dormí contigo o algo así?

La risa del chico se escuchó, y era una risa contagiosa aunque tal vez un poco ruidosa; Holland hubiera reído de no ser porque sentía que si abría la boca más de la cuenta sus tripas se saldrían.

—Dios, ¡no! —Le dedicó una sonrisa divertida, para después inclinarse y sentarse a su lado en la fría losa—. Como ya dije, soy Ashon, amigo de Luke.

La chica de cabellos azules gruñó, Luke, ahora empezaba a recordar. El chico rió y después lanzó un pesado suspiro.

—Sí, creo que lo recuerdas —le pareció que fruncía el ceño momentáneamente—; como sea, la cosa es que al momento de levantarte sufriste un desmayo y tu cabeza casi se estampa contra el piso de no haber sido porque Luke te sostuvo, así que no deberías de gruñir ante su nombre.

Holland lo taladró con la mirada.

—Bueno —el chico levantó las manos en señal de rendición—; a mí tampoco me agrada mucho, así que supongo que puedes gruñirle —le volvió a sonreír ¿qué acaso éste chico nunca paraba de sonreír?—. Con todo el ajetreo y que caíste desmayada, se nos pasó preguntar tu nombre, así que si no es mucha molestia, me encantaría saber con quién he compartido habitación.

Holland levantó la cara de la fría tapa del inodoro y miró a Ashton, que estaba sentado a su lado en el piso reluciente del baño.

—Me llamo Holland —le respondió.

— ¿Te puedo decir Holly? —Alzó las cejas, ella arrugó la nariz.

—No.

—Bueno, creo que nos llevaremos bien, Holly.

Hubiera dado exactamente lo mismo si le hubiera dicho que podía llamarla Holly. Él se levantó del piso y le tendió una mano a la chica para levantarse, la cual ella tomó; el tacto de su mano era firme y calloso, como si hiciera mucho uso de ellas.

Momentos después de que Holland levantara su trasero del piso helado, alguien prendió la luz. Un ser desalmado que no había tenido en cuenta que sus pupilas probablemente se quemarían con la fuerza de los soles... Un ser malvado con pijama de Pokemón y cabello negro que no dejaba de tallarse los ojos, adormilado.

—Humm... —empezó el pikachú con voz pastosa—; me encantaría hacer mis necesidades, así que les pido que salgan del baño.

Holland entrecerró los ojos y notó cómo Ashton se ruborizó un poco.

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