➳ capítulo 1

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Se sentía infinitamente miserable. ¿Cómo había sido tan ciega? ¡Por Jesucristo! Todos estos meses se había tragado sus mentiras; todas aquellas noches en las que ella le proponía hacer algo y él salía con la excusa de que tenía que estudiar o tenía práctica, todas esas noches habían sido una mentira ¡se estaba revolcando con cada chica del maldito estado!

Se bebió de sopetón su chupito, el líquido pasó quemándole la garganta y dejando un ardiente rastro hasta detenerse en su estómago.

— ¿Mala noche? —Holland dio un respingo al escuchar la voz y volteó para ver a su respectivo dueño, quien había resultado ser un chico que ahora ocupaba un lugar a su lado en la barra del Bar Colors—. Yo también la tengo.

Holland frunció el ceño, claramente molesta, pero decidió ignorarle; no tenía ganas de perder el tiempo con un niñato de cabellos rubios cobrizos y piercing. Volteó en dirección al barman e hizo una seña para que le sirviera otra ronda.

—Soy Luke, a propósito —vio por el rabillo de su ojo cómo el tal Luke sonreía—. ¿Cuál es tu nombre?

El barman dejó el caballito de cristal frente a Holland, ella le agradeció y volteó a ver a la molestia que tenía a su lado.

— ¿Qué quieres? —Le preguntó con voz hosca—. ¿No puedes ver que trato de beber tranquilamente?

El chico le sonrió y dos hoyuelos enmarcaron sus mejillas, la miró con sus ojos almendrados de color azul pálido.

—Mis amigos de por allá —señaló con el índice al fondo del bar y la vista de ella siguió la dirección de su dedo, era un grupo de tres chicos que estaban sentados en un sofá y, si los ojos de Holland no le mentían, rodeados por algo que parecía un cordón rojo de terciopelo—; han apostado a que no consigo agradarte.

Holland apartó la mirada de los chicos para reír y darle un pequeño sorbo a su tequila; suspiró y fijó la vista en Luke.

—Pues lamento decirte, Luke —empezó con tono burlón—; que ellos han ganado.

El chico le dedicó una sonrisa ladeada en señal de rendición.

—Lo sé, se los dije —miró otra vez en dirección a sus amigos para después volverse a fijar en ella con las cejas juntas—. ¿Te importaría decirles que me deben treinta dólares? Porque debes saber que fui yo quien apostó en favor a que esto era una pésima idea.

La chica dio otro sorbo.

— ¿Si hago esto me dejarás beber en paz? —Luke asintió enérgico, ella soltó un suspiro cansado al tiempo que se bajaba del banquillo y terminaba su chupito; lo dejó sobre la barra y se giró hacia él—. Entonces vamos.

Pero, como la suerte definitivamente no estaba de su lado ese día, sintió el bajón de los siete chupitos que había ingerido en tan sólo cuarenta minutos; las piernas se le aflojaron, su cabeza comenzó a dar vueltas al igual que la habitación; sintió unas náuseas tremendas en la boca del estómago, lo último que pudo pensar fue: por favor, Dios mío, que no vomite en su chaqueta.

— ¿Y ahora qué haremos con ella, grandísimo genio? —Calum estaba que echaba chispas mientras miraba al cuerpo inerte de la chica que ahora descansaba en una de las camas de sus habitaciones de hotel—. ¡Pudiste haberla dejado ahí tirada en el piso del Bar!

Luke frunció las cejas, claramente molesto por la actitud de su amigo.

— ¡No la iba a dejar tirada en el piso del bar! Además, si ustedes no me hubieran hecho ir a conseguir su número, ella no se hubiera levantado y por consecuente no estaría aquí.

Ashton se levantó de la otra cama, tenía el cabello amarrado en una coleta y llevaba solamente un pantalón azul claro de pijama.

—Claramente Calum, tu falta de romanticismo no nos ayuda aquí —sonrió—. Además, él tiene razón, no podía dejarla tirada. La prensa ya tiene fotos de nosotros en el bar y de Luke hablando con ella, si alguien hubiera captado el momento en el que se desmayó y después nuestra huida... Creo que la prensa hubiera buscado la forma de que todo encajara y en éste momento nos estaríamos llevando un regaño.

Calum puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.

—Lo que sea, puede pasar la noche aquí —caminó hacia una de sus maletas tirada en el piso alfombrado de la habitación 313—. Pero está acostada en mi cama, y no quiero ser la persona a la que golpee cuando despierte pensando que ha sido raptada por un grupo de dos idiotas.

—Somos cuatro —puntualizó Michael haciendo por primera vez una participación en la discusión; estaba arrumbado en la cama que le había sido asignada a Ashton con su ps4 azul en mano.

—Por eso, Michael, tú eres un pikachú —Michael sonrió ante el comentario de su compañero—. Nadie puede culpar a un pikachú; por eso el pikachú compartirá cama con la desmayada.

Luke reaccionó al escuchar eso.

—Hum... Creo que debería de ser yo quien compartiera cama, ¿no lo creen? —Se encogió de hombros—. Al fin y al cabo, yo la traje.

Ashton asintió, alzando la vista del teléfono para esperar la respuesta de Calum.

—De acuerdo —volteó hacia Ashton—. Que alguien twittee que necesitamos un nuevo vocalista principal —sentenció mientras salía de la habitación todo malhumorado.

Michael cerró su ps4 con un bostezo, después miró a Luke que ahora estaba sentado en uno de los sofás junto con Ashton.

—Me parece bien que no la hayas dejado tumbada ahí, Luke —le sonrió con ojos de borrego, visiblemente estaba que se caía de sueño; tal vez Michael podía ser conocido como el más fiestero del grupo, pero en realidad era un gatito que sólo tenía dos humores—. Supongo que a nadie le gustaría despertar en la cama de un desconocido y sus amigos ¡oh, espera! Mierda, ¿sabes qué? Olvídalo, buenas noches.

— ¡Qué no maldigas! —Le reprendió el más grande del grupo levantando la mirada de su móvil.

Michael le miró desafiante.

— ¡Puedo hacer lo que yo quiera, soy punk rock!

— ¡No, no lo eres! —Dijo Calum desde la puerta con una sonrisa burlona—. Olvidé mi cepillo de dientes.

Michael se marchó de la habitación indignado, seguido del moreno que seguía burlándose del chico de cabellos negros tintados.

La habitación se quedó en silencio a excepción de la respiración calmada de la chica que estaba dormida en la cama que había pertenecido a Calum; Luke suspiró, echó la cabeza para atrás y cerró los ojos durante un momento. Eso era malo. ¿Qué estaría pasando en las redes sociales en ése mismo instante? No lo sabía, estaba consciente de que tenía la respuesta en la mesita de noche, pero tenía miedo de entrar y leer todo lo que se decía de ellos es esos momentos; así que se quedó dormitando en el sillón.

— ¡Oh, pero mira que lindos se ven! —Gritó de la nada Ashton, rompiendo el silencio y haciendo que Luke abriera los ojos de sopetón, para después prácticamente estamparle su teléfono al rubio en la cara—. ¡Alguien captó el momento exacto en el que Cómo-se-llame se desmayó en tus brazos y parece como si se abrazaran de lo lindo!

Luke le arrebató el teléfono ansioso de comprobar lo que decía su amigo.

Era verdad, alguien había tomado una foto en el momento exacto en el que la chica de cabellos azules había caído presa del alcohol y terminaba colgada de los brazos del rubio; desde la perspectiva donde había sido tomada la foto parecía que ella le estaba dando un abrazo a él y viceversa.

Parecía una tremenda estupidez pero Luke sólo podía pensar en una cosa, y era en qué pensaría la chica desmayada al día siguiente cuando despertara y hubiera cientos de fotos de ella con ellos por internet, además de las fotos de ella entrando al hotel en brazos de Calum. Sintió un nudo en el estómago.

Tragó saliva y le devolvió el teléfono a Ashton.

—Creo que es un buen momento para buscarse otro vocalista, porque si no me mata ella —dijo señalando con una inclinación de cabeza la cama donde reposaba la chica—; me mata mi madre.

Amnesia; lrh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora