Tabaco

Epílogo

Dos chicos estaban caminando por las frías calles en invierno, era la víspera de navidad, iban tomados de la mano, riendo y viviendo, sin preocupaciones, al menos la chica que iba con él, John, el chico de la sonrisa perfecta, perfectas notas y una perfecta novia, pero no era April, no era su primavera rota, su primavera fría, ella había muerto para él, ya no la quería en su vida después de esa carta, ya no sabía nada de ella, y él no quería ni verla, solo era una chica tonta más en el mundo, o el solo veía eso.

Por esa calle caminaba una chica hermosa con vanas ilusiones, viendo a lo lejos a la pareja de chicos, hace tiempo que lo seguía, hace tiempo que lo veía con ella, que lo veía hipócritamente feliz, lo seguía amando, ella no lo había podido olvidar, no tenía esa voluntad propia para no quererlo más en su vida, lo amaba y verlo con esa chica la destrozaba, no solo porque estaban saliendo, sino porque hacía lo mismo que ella con él, solamente la usaba, se revolcaban y se besaban, había emociones por parte de la chica pero no por parte de él, le había roto el corazón, y no lo podía cambiar.

Él se había mudado y ella por el vivo recuerdo se mudó ahí, nunca le dijo quién era, porque eso sería lastimarse a sí misma, no había nada, ni el más mínimo recuerdo del amor que pudo pero nunca hubo, frio como el alma de ambos. Caminaba por todo el departamento, sin rumbo, hasta que llego, llego a la habitación donde sus cuerpos compartieron las más grandiosas emociones, donde ella se despidió de la manera más cobarde, donde lo perdió para siempre, donde encontró una carta que no era suya, si no dé el, una carta con la que él se despidió de la manera más cruel en el universo, una carta que la marcaria para siempre.

Él sabía que ella había adquirido su departamento, después de su cobarde partida lo supo, él le dejaría un presente de bienvenida, un presente diciéndole lo cuanto lo lastimo, ese presente que los uniría en el futuro.