Miro el reloj y en este pasan los segundos que después se convierten en minutos, termino ese lapso y miro otra cosa en la cual entretenerme y me encuentro con mi reflejo, mi triste reflejo, unos ojos color café oscuros, lo más típico que puedes encontrar mundialmente, subo un poco mi recorrido y veo mi cabello despeinado y alborotado, resoplo al pensar que tengo que peinarlo o hacer algo similar para hacer que mi cabello se vea presentable, continuo con mi recorrido y veo mis labios, los más simples que puedo imaginar. Busco más distracciones para evitar estudiar, mi promedio no es malo pero tampoco bueno, así que ignoro el estudio
-Aún falta tiempo- miro por la ventana y observo a varias personas caminar por la calle.
Tengo a mis amigos pero aun así, no soy popular ni nada similar y me pongo a pensar
-Quizá debería hacer mi tarea y recrear todo lo que pienso en mi autobiografía- Una tarea estúpida, a mi parecer.
"Lila Brown Ávila nacida el 28 de Abril del 2001, actualmente tengo 19 años, mis padres Anna y Eduardo, hija única sin ninguna habilidad especial, nací en la temporada que más amo, Otoño, en la escuela fui la estudiante más invisible ya que no destacaba y no era tan insignificante como para ser notada, tampoco soy tan popular, tengo a mis amigas, hay personas que me consideran aburridas y otras me consideran una maravilla, es normal, creo. Tengo una hermosa mascota, es una perrita hembra de nombre Luz, una cachorra cariñosa y adorable. Soy una persona que le gusta leer"
-Demonios, ya no sé qué más escribir, supongo que lo dejare así por ahora.- Deje el lápiz a un lado y continúe viendo mi escritorio buscando más cosas para distraerme.
(...)
¿Quién diría que esos momentos de tranquilidad pasarían a momentos de estrés, ansiedad, depresión, entre otras cosas que arruinarían la estabilidad mental de alguien
