Capitulo 17:

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Me desperté a plena luz del día por una maldita pesadilla. Al abrir los ojos malamente me di cuenta que la luz era demasiada. Me encontré envuelta en la manta de anoche llena de sudor. Toqué mi marca arrañandola. Quería deshacerme de ella. Quería olvidar todo lo que pasó, que no estaba casada y que no tenía un mate ya. Quería estar con Max, era tan cariñoso y dulce conmigo. Me lo demostró anoche cuando trató de acariciar y llenar de besos cada rincón de mi cuerpo.

Me levanté sujetando la manta a mi cuerpo andando hacia mi habitación, donde tomé un baño rápido y me vestí ligera de ropa. Gracias a que anoche hizo el fuego anoche la casa estaba con un ambiente cálido. Mi pelo estaba húmedo, refrescandome. No me gustaba pasar mucho calor.

-Buenos días mi dulce Anya.- No entré bien a la cocina antes de que Max me rodeara con sus brazos calidamente besando mi cuello. Jadeé contra su pecho involuntariamente. Mi cuerpo racionaba solo.- ¿Dormiste bien? ¿Tienes hambre?- Me hizo sentar en una mesa frente a un desayuno gigantesco. La verdad es que no había dormido tan bien desde hace tanto tiempo. Le conté eso mismo a Max mientras comía algo del desayuno, aunque no mucho.

Al acabar el me dijo que debía atender el asunto de ayer, ¿qué harían con aquel chico? No lo se y no me incumbía. No quería estar mal con Max también por lo que no debía meterme en esos asuntos. Si el había decidido eso yo no era nadie para impedirlo. Lo había aprendido por mi propia piel.

Traté de distraer mi mente de todo: la noche anterior, las cosas extrañas que a veces me dice, sus palabras y todo su entero. Miré la tele por mas de tres horas con desgana. No sabía que hacer. Max no me dejaba cocinar ni hacer nada que debía formar parte del mantenimiento del hogar. Según el solo debía relajarme en el sofá y mirar la televisión con una copa de vino ya que el se encargaría de todo. Sin embargo, jamás le vi limpiar la casa aunque no ensucia mucho.

Oí el estruendo de la puerta al cerrarse de golpe haciéndome estremecer hasta lo mas hondo de mi ser, tanto yo como mi querida loba. Los fuertes pasos de alguien se hicieron sonoros hasta entrar al salón donde siguieron, la persona se paró frente a mi dándome una mirada de frustración por pocos segundos.

-Anya.- Max me rodeó necesitadamente con sus brazos. Estaba algo desconcertada sin embargo le seguí el abrazo fuerte.- Siento haberte decepcionado.- Susurró en mi cuello estrechándome mas hacia su pecho.- Deberías irte antes de que nada te pase.

-¿De qué hablas?

-El chico que te trato así ayer escapó antes de que yo fuera a torturarle. Tratamos de buscarle por todos los medios pero aun así paso al territorio de ese malnacido. Estamos suponiendo de que sea capaz de decirle donde te encuentras.- Tomó mi cara entre sus manos haciendo que mirara sus ojos azules.- Debes irte antes de que el llegue, Anya. No podría dejar que el te vuelva llevar a su lado. Me moriría de verdad esta vez.

No entendía de que hablaba pero sus ojos eran un cuadro de desolación y frustración entre otros sentimientos negativos.

-No quiero dejarte.- Susurré sintiendo mis mejillas empapadas de lagrimas. El sollozo no tardó en salir de mis labios causando que el me sujetase de forma mas firme la cara.- Por favor no me pidas eso.

-Es por tu bien. El de ambos.- Limpió mis mejillas adoptando un rostro mucho mas serio.- Debes irte y correr lo mas lejos que puedas.- Acarició mi pelo tratando de tranquilizarme. Esto no podía ser cierto. Solo había pasado mes y medio y el ya venia a por mi, parecía una pesadilla mas que la realidad.- Te juro que regresarás a mi lado copito de nieve. Eres mi luna, mi vida entera, mi compaña, mi mejor amiga, mi todo. No podría dejarte marchar por nada que no fuese por tu propia seguridad. Pero te juro sobre mi nombre y mi amor hacia ti, que nada malo te pasara. Al contrario. Verás como en poco tiempo estaremos juntos otra vez, disfrutandonos mutuamente, amándonos.- Vi como de sus ojos también caían lágrimas llenas de tristeza. Le abracé por el cuello fuerte queriendo acallar su llanto.

-¿Cuándo debo irme?

-Cuanto antes mejor.- Me apretó contra el escondiendo su cara en mi cuello. Besó levemente mi marca haciéndome estremecer. Sentí sus colmillos clavarse en mi piel, en el mismo lugar en donde yacía mi anterior marca. Jadeé llena de deseo y felicidad al ver que el me había marcado.- No puedo arriesgarme.

-Max, estoy siendo tuya en cuerpo y alma. Marcarme no sirve de nada. Ya soy tuya.- Susurré de nuevo mucho mas tranquila. No me enfadé en absoluto. Me había demostrado de nuevo que me quería suya por mucho tiempo.

-Lo se.- Se quedó callado durante unos minutos abrazándome fuerte.- Si alguien se te acerca, con esto, sabrán que no deben tocarte.- Se separó de mi levantándome.- Ven, debes prepararte cuanto antes. Esperaremos a el amanecer de mañana para que puedas irte y tengas tiempo de llegar lejos hasta al anochecer. Debes protegerte en ese tiempo, ¿si? Cuando me deshaga de ese idiota iré a buscarte. No me hará falta nada que no sea mi olfato y el propio instinto.

-No puedo irme.- Quejé sin aliento. Sentía una opresión sobre mi pecho con solo pensarlo. No me imaginaba que haría mañana.- No puedo.- Repetí una y otra vez la misma frase. Me había quedado en shock.

-Anya.- Max tomó mis hombros moviéndome un poco para mirarle.- Escúchame.- Asentí.- Puedes hacerlo. Debes hacerlo. ¿O quieres que te separe de mi?- Negué de nuevo al borde del llanto.- No hay elección porque si la hubiera no te rogaría que te fueras. Para mi es igual de difícil. Sin embargo no hay otra opción porque no se si podremos con el. Y aunque no podamos aquí, yo iré como pueda contigo. No volveré a irme de tu lado copito de nieve.- Me abrazó fuerte mientras sollozaba fuerte. Solo se oía mi desgarrador sollozo en el salón lo que me hacía llorar mas.- Ya.- Acarició mi espalda antes de separarse de mi.- Ven iremos a comer y pasaremos el resto del día juntos además de explicarte por donde debes ir mañana. Hay lugares donde es mejor que no pases, ya sabes cazadores o simplemente roguers.

Huyendo del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora