Carta XIV- Agosto 25

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La brisa caliente seca mis lagrimas, aquí, de rodillas frente a tu tumba, tu eterna habitación.
"¿Hace cuantos días no duermes?" Fue lo primero que escuche de Zachary cuando lo vi al salir del estupido agujero donde había estado metida los últimos meses, debo estar de acuerdo con el, no queda nada de lo que era cuando estabas aquí, me miro al espejo y la mujer que me mira ahí, no soy yo, no se mira como yo.
Uno de mis psicólogos me prohibió textualmente estar aquí, pero nadie va a impedirme verte, ver en lo que te has convertido; los doctores le dijeron a mis padres que estar aquí podía hacerme volver a donde estaba antes, pero estar aquí, arrodillada con la cabeza mirando el verde pasto que rodea tu tumba, la placa gris que pone tu nombre y el epitafio que escogiste aun con vida "dicen que aun después de la muerte se puede sentir, y si eso es cierto, estoy seguro de que sigo amando a los que amé", y dos fechas, el día en que naciste y el día en que morimos; duele, es cierto, pero es un recordatorio, una prueba de que exististe, que no eras producto de mi imaginación, también es una prueba y un recordatorio de lo que perdí.

Espera por mi, te alcanzare, donde quiera que estés.
Irlanda

Una carta para M.Where stories live. Discover now