Capitulo diecinueve

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- No creo que sea buena idea, Isabella.- Escondió sus manos en los bolsillos delanteros de sus jeans y jugueteó con su piercing, descolocando a este de su respectivo lugar. Típico gesto de nerviosismo suyo.

-Aunque sea solo un rato, quédate.- Casi supliqué. Nunca me imaginé tener que pedir compañía de nadie, mucho menos la de él. Por alguna razón todo mi presente con Luke lo asimilaba con el pasado, cuando su trato hacia mi no era bueno. Quizás Luke ya no era el mismo desde hace meses atrás, y yo también sentía que estaba dejando de ser la misma.

Él permaneció allí solo observándome, como si en su cabeza intentase recalcular una respuesta, su aura era tan profunda que sentía que podía perforarme con ella, hace tiempo hubiese pensado que era espeluznante que me viese de esa forma pero ya me he acostumbrado a ello.

-Está bien.- Asintió breve.- Pero solo un momento. Nos adentramos en mi casa y me sorprendí ante el silencio. La tranquilidad me hizo saber que mis padres ya no estaban y no creo que hayan llevado a Alex con ellos así que esta especie de paz no era lo que esperaba si es que mi hermano se encontraba solo.

-Iré a ver si mi hermano está arriba.- Vi su asentimiento y subí las escaleras para echar un vistazo en el cuarto de Alex. Sin golpear la puerta entré y me encontré a mi hermanito jugando a la playstation con el volumen de la televisión por las nubes. Pronuncié su nombre mas de una vez pero ignoró cada uno de mis llamados, seguramente no los escuchó. Con pasos autoritarios me acerqué hacia él control remoto y apagué la televisión provocando que un gruñido se escapara de su boca.

-Oye.- Protestó en voz alta hasta el punto de casi gritar y lo miré amenazante por el tono que había usado.- Lo siento.- Se disculpó y bajó la cabeza.

-¿Hace cuanto que mamá y papá se fueron?- Pregunté.

-Hace como media hora, no lo sé.- Encogió sus pequeños hombros.- Menos mal que has venido porque muero de hambre.

-No es la hora de la cena aún.- Dije mientras consultaba la hora en mi móvil. Recordé que Luke seguía en la sala.

-Tengo hambre.- Volvió a persistir y rodé mis ojos, accediendo en recalentar la comida que seguro mi madre ya había dejado casi lista en el microondas.- Mamá me pidió que te diga que leas la nota que te dejó en el refrigerador.

Bajé de nuevo a la sala y visualicé a Luke sentado en el sofá a la vez que tecleaba algo en su teléfono, me dirigí hacia la cocina y cuando leí la nota no pude evitar hacer una mueca. No he tenido tiempo de cocinar algo antes de irnos. Intenta hacer algo tu o pide algo al delivery, dejé dinero por si lo necesitas. Cuídense.

-¿Sucede algo?- Escuché la masculina voz de Luke detrás de mi, antes de que pudiera hablar él ya había terminado de leer la nota. ¿Acaso no sabes cocinar?- Rió para si mismo.

-No.- Me crucé de brazos. Observé a Luke y él apretaba sus labios con fuerza para así contener la risa.

-No es tan difícil, Isabella. Además dijo que puedes usar el delivery si crees.

-¿Tu si sabes cocinar?- Fruncí el ceño. La palabra Luke y cocina no combinaban a mi parecer. Aunque sería divertido verlo a él en esa situación.

-Vivo solo, no se puede sobrevivir del aire ¿sabes?- Pegó de nuevo la nota en el refrigerador y retrocedió unos pasos hacia atrás. No imaginé que viviera solo, pensé que aún seguía conviviendo con sus padres. Según tengo entendido tiene problemas con ellos pero no percaté que serían tan graves como para abandonar su hogar.

-¿Desde hace cuanto tiempo vives solo?- Indagué, acercándome en pasos remarcando la distancia que él había deshecho. Para Luke las sorpresas no parecían tener fin, él siempre podía salirte con algo nuevo y dejarte pasmada. Como a mi justo ahora.

Photograph ; hemmingsWo Geschichten leben. Entdecke jetzt