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Narrador Omniscente

El joven entró a su casa con una mirada arrogante y despectiva en sus hermosos ojos azules. La tarde estaba fría, por lo cual todo su cuerpo fue embriagado por aquel frío el cual lo mantenía temblando. Se sirvió un chocolate caliente para calentarse un poco y recostó su cuerpo en el suave y caliente sofá; estaba dispuesto a discutir lo más fuerte con sus padres sólo por quedarse a vivir en Los Ángeles y no mudarse a aquella metrópolis de Atlanta. 

Sus padres no estaban ahí. Optó por encender la chimenea y decidió calentarse un poco mientras tomaba chocolate y comenzaba a pensar en cada momento que tuvo con Jade. Él estaba loco por ella y no se avergonzaba de admitirlo, además de que le costaba permanecer fuerte frente a ella, era mucho el esfuerzo que ponía. 

Decidió darse una cálida y relajante ducha para aliviar todos sus pensamientos. A diferencia de todas las duchas que tomaba, ésta era la más larga. No sabía por qué tenía un mal presentimiento y el tema lo carcomía por dentro. Él a sus adentros se juraba que todo iba a salir bien, que se iba a quedar con Jade a hacer una nueva vida en Los Ángeles, no arruinar su vida en Atlanta. Él tenía fe en sí mismo, pero algo se lo impedía y era la inseguridad.

Se había relajado un poco, aunque su mente estaba atiborrada de cada momento que tenía con Jade. Estaba pensando en las cosas que le diría a sus padres, pues le gustaba también imaginar cosas para matar el rato cuando estaba aburrido.

La noche cayó hasta que sus padres llegaron. Sus padres no dijeron una sola palabra cuando llegaron y se dirigieron con unas compras hasta la cocina, él se imaginaba que era por la discusión que tuvieron anoche y estaba en lo cierto.

Mientras tanto Jade estaba abrazando su almohada mientras derramaba lágrimas. Ella no soportaba la idea de que Chandler se fuera a aquella metrópolis. Brotaron un sin fin de ideas en su cabeza, se imaginaba si él se mudara a Atlanta y se enamorara de otra chica o si se mudara aún más lejos y él no fuera a visitarla o no se comunicara con ella.

Chandler entró a la habitación de sus padres con un semblante despectivo.

— Necesito hablar con ustedes. —dijo él.

— No tenemos nada de que hablar. —replicó William, su papá, con un semblante serio.

— Pues yo sí y me van a escuchar. —vociferó Chandler acercándose más a ellos.

— Chandler, vete a tu habitación. — le ordenó su mamá con un semblante serio.

— ¡No! —replicó él gritando—. No me iré de aquí, les guste o no. Me gusta estar aquí en Los Ángeles, no pueden llevarme lejos.

— ¡Queremos lo mejor para tí! —exclamó Gina, su mamá.

— ¡Jade está aquí! —exclamó él.

— Sé que amas a Jade. Pero entiende que tienes un futuro por delante allá en Atlanta. —replicó Gina tratando de calmarse.

— También lo puedo tener aquí.  Incluso uno mucho mejor. Mamá, no puedo dejar a Jade. Ella me necesita como yo a ella —miró a su papá—. Esto no es justo.

— Mi decisión está tomada. —ahora habló William, interrumpiendo a Chandler—. Ya arreglamos nuestros papeles y conseguí el dinero, nos iremos en tres meses.

La furia recorrió las venas de Chandler provocando que quiera darle un gran golpe en la cara a su papá.

— ¡No puedes hacer eso! —exclamó Chandler apretando sus puños.

— ¡Sí puedo, soy tu padre y harás lo que yo te diga!

Y dicho esto, William se dirigió al baño que había en su habitación y se encerró. Gina permaneció en silencio y Chandler estaba a punto de perder el control. La furia no le dejaba pensar bien las cosas, se había acercado tanto a su padre que estuvo a punto de golpearlo. Y él no era ese tipo de persona.

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⏰ Last updated: Aug 28, 2015 ⏰

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miles ☹ chandler riggsWhere stories live. Discover now