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Desperté a eso de las 12pm, lo extraño es que Diego no estaba a mi lado, miré mí velador y encontré con la mirada un trozo de papel en el que decía que había tenido una urgencia, no ponía de qué, la dejé en el lugar que la encontré y me dirigí a la ducha, en cuanto salí me coloqué un vestido 5 dedos arriba de la rodilla simple blanco, y unas vans color negro. Tomé mí celular y tenía un mensaje de mi amigo Christian, este decía que sí quería salir a tomar un helado con él, le respondí que sí y fui a la cocina a prepararme algo para comer. 30 minutos después Christian estaba tocando mi puerta, le abrí y este me abrazó apretadamente.
Yo: ay... -me quejé-
Chris: lo siento pequeña -se disculpó- hace 3 meses no te veía, estás más gordita eh.
Yo: sí creo que sí, oye ¿Qué haces por estos lados?
Chris: ¿te pasa algo?, ah, bueno quise independizarme y encontré un pequeño departamento aquí cerca.
Yo: la verdad chris si me sucede algo -me sonrojé-
Chris: ¿tienes novio?
Yo: ¡no! bueno... sí, pero no era eso lo que iba a decir, estoy embarazada de 3 meses.
Chris: ¿qué?... oh mi dios. -me abrazó- cuentas con todo mi apoyo pequeña, ahora vamos iremos a tomar un helado.
Salimos de casa y tomamos rumbo al parque, Chris fue por los helados y luego de un rato llegó con el mío sabor chocolate con limón, me encantaba. Nos sentamos en una banca y comenzamos a charlar, me contaba que se había aburrido de vivir con sus padres y había conseguido rentar un piso a un precio bastante económico por lo que no fue tan necesario pensar una oferta así, además ya no tenía a Cata para sentirse ligado a quedarse el Londres. Luego de un rato comenzamos a caminar por el parque y de pronto Chris ya no estaba a mi lado, miré atrás y vi a Diego y Chris golpeándose.
Yo: ¡Diego! ¡Déjalo ya! -grité-
Diego: ¿estás con él? No creí que fueras tan zorra y puta. -escupió aquellas palabras que me dolieron demasiado, no pensé que fuese capaz de decir algo así.
Chris: puto imbécil no tratarás a mi chica de esa manera- se abalanzó encima de él y le pegó un puñetazo en el rostro.
Yo: ¡ya paren!
Diego: Annie, ¿Quién es este imbécil?
Yo: no te importa, olvídate de mí y ya está.
Tomé a Chris del brazo y salimos corriendo de ahí con rumbo a mi casa, cuando llegamos este me abrazó y rompí en llanto, me llevó hasta el sillón y comenzó a decirme palabras de ánimo para luego quedarme completamente dormida.

Memorias de un amor (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora