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Namjoon intentó continuar con sus clases como si nada pasiera, pero era literalmente imposible

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Namjoon intentó continuar con sus clases como si nada pasiera, pero era literalmente imposible. La ropa deportiva, ajustada por diseño, ahora le apretaba de una forma insoportable gracias a esa vocecita que aún resonaba en su cabeza y a su completo fracaso en controlar la reacción de su cuerpo. Cada movimiento le recordaba lo que había pasado esa mañana, y el calor subía por su cuello cada vez que un alumno le preguntaba algo inocente.

En la hora del almuerzo decidió esconderse en uno de los baños del gimnasio. No hizo nada fuera de lo normal: solo se encerró en un cubículo, respiró profundo y esperó pacientemente a que la erección bajara. Miraba el reloj cada pocos minutos, contando los segundos como si fueran horas.

Su teléfono vibró varias veces. Eran mensajes de Jin: fotos de su almuerzo, un sticker gracioso, una pregunta sobre si ya había comido. Namjoon sintió una punzada de culpa al responderle con una mentira a medias: que el director lo había llamado para hablar de algo urgente y que probablemente no podrían verse en todo el almuerzo. Jin respondió con un simple “Ah, okay… cuídate entonces” y un emoji triste. Eso dolió más que la espera en el baño.

Por suerte, en menos de una hora logró calmarse lo suficiente como para salir. Sin embargo, no pudo dar la clase siguiente. Sabía que sería un problema —seguramente lo regañarían después—, pero no le importaba. No iba a permitir que nadie lo viera en ese estado. Dio su última clase del día con una profesionalidad forzada, se despidió de los chicos con la misma sonrisa de siempre, recogió y ordenó el gimnasio, se echó un poco de desodorante y salió apagando las luces. El turno de la tarde se encargaría del resto.

Caminó directo al aula de Seokjin. Si no lo había visto en el almuerzo, al menos quería verlo antes de irse a casa. Y, de paso, invitarlo a cenar. No importaba que haya sido ayer desde la salida al acuario; llevarlo a cenar podría suavizar las cosas, acercarlos un poco más. Además, tenía preparado un pequeño regalo.

Unas noches atrás le había pedido ayuda a Taehyung. No se lo dijo con naturalidad —se sentía un poco tonto—, pero había notado lo mucho que a Jin le gustaba usar joyería: anillos delicados, cadenas finas, pendientes pequeños. Así que decidió comprarle un collar. No era cualquier collar; era uno especial.

Para parejas.

Lo había visto en internet el día que volvían de Jeju, mientras Jin dormía profundamente con la cabeza apoyada en su hombro. El diseño le había parecido perfecto: un corazón rojo como rubí y una pequeña espada plateada que, al juntarse, se incrustaba justo en el centro del corazón. En la descripción decía que podía significar muchas cosas:

“Protejo lo que amo.” 
“Amo intensamente.” 
“Soy tu escudo.” 

Namjoon había dudado mucho antes de comprarlo. Era demasiado pronto, ¿no? Demasiado directo. Si no hubiera sido por Taehyung, que lo animó y hasta lo ayudó a encontrarlo en una tienda exclusiva, probablemente no lo tendría ahora guardado en el bolsillo interno de su chaqueta.

𖥻 ׁ ׅ Im Falling In Love ! ׁ ׅ 🪷Where stories live. Discover now