—¿Cómo?

—Nuestra anulación no fue legal.

El corazón de Camila empezó a golpear sus costillas.

—Claro que lo fue.

—No, cariño. Y eso significa que tu matrimonio con esa tipa tampoco lo es — Ariana sonrió, tocando el bolsillo de su chaleco de cuero—. Aquí está la prueba de que la anulación no fue firmada y sellada. A tu papá se le olvidó.

—No puede ser...

No podía ser, era imposible. Su padre había sido un hombre meticuloso, no podía haber olvidado algo así.

—¿Estás segura? Porque estoy dispuesta a enseñarle esto a todos los periódicos. Todo el mundo cree que eres doña perfecta, pero no te conocen como yo. Y seguro que esa esposa tuya tampoco.

—No puede ser. Te estás tirando un farol.

—¿Estás dispuesta a jugártela?

El padre de Camila se había encargado de todo desde que fue a buscarla a Tijuana. Entonces tenía dieciocho años y estaba muerta de miedo. Lo único que ella había tenido que hacer fue orinar en un vaso de plástico para el informe médico y firmar donde le dijeron.

Tenía que buscar la copia de la anulación entre los papeles de su padre, pensó. Pero los papeles de su padre estaban en una caja de seguridad en California y su madre, la única que tenía la llave, estaba en un crucero hasta la semana siguiente.

—Déjame ver ese papel.

Ariana sacó del bolsillo lo que parecía un documento oficial, pero no dejó que lo tocase.

—No pienso dejar que salgas corriendo con él. Pero mira, además de no haber un sello oficial está esto —Ariana señaló con el dedo un sello medio desteñido que decía Denegada.

Camila pensó que iba a desmayarse. ¿Podrían haber denegado la anulación de su matrimonio? No, no, su padre se lo habría dicho. Le habría ayudado a conseguir el divorcio.

—Seguimos casadas, cariño.

Ariana tenía que estar engañándola. Tenía que ser así. Pero no había forma de demostrar que mentía. Aunque su madre pudiera llamar al banco para autorizarla a abrir la caja de seguridad, al día siguiente era Acción de Gracias y los bancos cerraban hasta el lunes.

—Tú sabes que eso es mentira. ¿Qué es lo que quieres?

Ariana volvió a guardar el documento en el bolsillo del chaleco.

—Un poco de dinero podría hacer que me olvidase del asunto.

—Eso es extorsión.

—Yo lo llamaría un seguro de vida.

—Podría llamar a la policía.

—Hazlo. Pero entonces este papelito aparecería en todos los periódicos de Miami.

Camila tragó saliva. Cierto o no, incluso el menor rumor destrozaría la credibilidad de Lauren. Y le importaba demasiado como para dejar que eso ocurriera. Le importaba tanto como para no querer que supiera nada de su estúpido e irresponsable pasado.

Necesitaba tiempo. Tiempo para demostrar que las acusaciones de Ariana no eran ciertas. Y tendría que comprarlo.

—No tengo mucho dinero...

—Venga, por favor, estás casada con una Jauregui.. O crees que lo estás. Según Internet, era una de las solteras más cotizadas de Miami hasta que se casó contigo. 

The ProposalWhere stories live. Discover now