Moneda de dragón || Jikook

💕Pt 2💕

La gente alrededor... no lo veía. La magia del dragón los mantenía ajenos, como si una parte de la ciudad hubiese sido arrancada del tiempo.

Jimin caminó hacia ellos con paso lento.

—Yo no lo escogí —corrigió, su voz profunda vibrando en los huesos de Jungkook—.
Lo reclamé.

La entidad —porque no era humana— torció el rostro.

—No tienes derecho —siseó—. Yo fui la única que soportó tus pruebas hace milenios. ¡Yo! No él. Ese humano no puede darte un heredero fuerte como yo podría—

En un parpadeo, Jimin estuvo frente a ella. Su poder estalló.

Una onda de calor recorrió el asfalto, levantando polvo y calor como si un volcán se hubiera encendido debajo de la ciudad.

—¿Quieres repetir eso? —preguntó él, sonriendo peligrosamente.

La entidad tembló. Retrocedió un paso.

—Jimin... él es un humano. Va a romperse. Va a morir al parir a un heredero draconiano—

—No —interrumpió Jimin, con un tono tan bajo que el suelo pareció vibrar—. Ninguna criatura tocada por mi esencia puede romperse. Él está enlazado conmigo. Bajo mi protección. Bajo mi poder. Bajo mi fuego.

Jungkook contuvo el aliento. La entidad apretó los dientes y los rechinó del enojo.

—Si no puedo tener al heredero... entonces él tampoco —murmuró antes de abalanzarse sobre Jungkook con una rapidez brutal.

Pero nunca llegó. La mano de Jimin se cerró alrededor de su garganta en el aire, sujetándola sin esfuerzo.

Los ojos del dragón brillaron de rabia pura.

—Eres muy valiente para tocar lo que es mío —susurró, su voz tan suave que daba más miedo—.
Pero también... muy estúpida.

La criatura chilló, intentando soltarse. Su cuerpo temblaba como si estuviera siendo desgarrado desde dentro.

—Jimin, mi señor— gimió— por favor... yo puedo... puedo darte un ejército, puedo darte hijos fuertes...

—Yo no quiero un ejército —gruñó el dragón, apretando más fuerte—. Quiero a Jungkook.
A mi niño.

A mi portador.
A mi elegido.

Y cuando dijo "mi", el aire se calentó tanto que el pavimento se volvió rojo. La criatura gritó. Su piel comenzó a quebrarse como vidrio.

—Eres... cruel... —chilló ella—. Cruel como siempre...

—Soy un dragón —dijo él—. No un consuelo para tus celos.

Jimin apretó los dedos. La entidad explotó en polvo negro que se disolvió en el viento.

Por fines del mundo.

El aire volvió a enfriarse. Las luces recuperaron su brillo normal. La gente siguió caminando sin darse cuenta de nada.

Jimin se giró hacia Jungkook.

—Tu... ¿cómo estás aquí...?

El dragón apareció frente a él sin que Jungkook lo viera moverse. Sus manos rodearon sus mejillas.

—Niño mío... —susurró, su voz un abrazo—.
¿Te lastimó?

Jungkook negó lentamente, los ojos brillando por la adrenalina.

—N-no... pero... dijo... dijo que tengo... algo dentro de mí...

Jimin apoyó su frente en la de él.