⌗ charles ‹ rin ◗
࣪˖
֢ ‧ ryusei shidou había notado últimamente la química que sus dos compañeros de equipo tenían, entonces elabora un plan para lograr que charles chevalier y itoshi rin puedan terminar juntos.
◗ bl...
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Oficialmente, el paso tres había comenzado.
Y para Shidou Ryusei, ese era el verdadero plato fuerte de la “Operación Cupido”. Hasta ahora, todo había salido según lo planeado: el encierro en los vestuarios había encendido algo entre Rin y Charles; la convivencia forzada los había acercado, aunque ninguno lo admitiera.
Pero ahora, tocaba la parte más divertida —la prueba definitiva—, aquella que le mostraría si realmente se importaban.
Shidou observaba el campo de entrenamiento desde las gradas, masticando un chicle con expresión pensativa mientras hojeaba su libreta llena de garabatos, flechas y corazones dibujados con marcador rojo.
Sonrió.
—Etapa tres: los celos. Si no se prenden ahora, no se prenden nunca —susurró para sí, con ese tono entre malévolo y entusiasmado que lo caracterizaba.
Había conseguido al sujeto perfecto: Nikko.
Un chico nuevo en el programa, de la misma edad que Charles, de sonrisa amable y porte elegante. Tenía una voz suave y un aire misterioso, y aunque solía mantener la mirada baja por culpa de ese flequillo oscuro que le cubría media cara, era innegable que tenía encanto. El tipo de persona que podía hacer que hasta un muro de hielo se derritiera.
Justo lo que Shidou necesitaba. Esa tarde lo había llamado aparte, en un rincón del comedor del PXG, con su típica sonrisa de “tengo un plan, y tú no vas a poder decirme que no”.
—Entonces, Nikko, amigo mío —empezó Shidou, apoyando los codos sobre la mesa—, necesito que me ayudes con algo… divertido.
Nikko lo miró con cautela. —¿Divertido… o peligroso?
—Depende de cómo lo veas —respondió con una sonrisa torcida—. Es simple: quiero que te acerques a Charles. Habla con él, sé amable, hazlo reír, tócale el brazo de vez en cuando, ya sabes… lo típico.
Nikko arqueó una ceja. —¿Y eso por qué?
—Digamos que es por motivos románticos y científicos —respondió Shidou con aire inocente—. Verás, hay alguien que necesita un empujoncito para admitir lo que siente. Tú solo vas a ser el… catalizador.
El chico suspiró, acomodándose el flequillo. —Tú estás completamente loco.
—Sí, pero mis locuras siempre funcionan —le guiñó un ojo Shidou, sacando su libreta y mostrándole un boceto lleno de nombres conectados con flechas y corazones—. Mira, tú aquí, Charles acá, Rin aquí… boom. Tensión emocional garantizada.
