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El mundo de la formula 1 no esta hecho para cualquier simple mortal, no solo basta el talento sino la mentalidad con la que llegas para luchar por tus sueños y metas personales. No es algo para los simples mortales. Mas allá de lo que los pilotos sean en las pistas muchas veces se olvida el resto del mundo que tienen vidas normales, o relativamente normales llenas de comodidades.
Independiente de ello tienen que lidiar con cosas comunes, sacrificios, desvelos, desafíos, problemas familiares o incluso divorcios. Mark Webber sabia de eso.
El ex piloto australiano estaba sentado en el sillón de su casa mirando el reloj, era tarde, quizás solo 25 minutos tarde, pero tarde al final del día. Iba a tomar el celular para llamar cuando escucho la melodia dulce que tanto amaba.
── ¡¡Papá!! ── grito Oscar quien entraba corriendo a casa para buscar al mayor. ── Ya volví.
── Oscar. ── dijo rápidamente y se agacho a cargarlo. ── Te extrañe... ¿Que estaban haciendo?, es tarde... no debes llegar tarde.
── Fuimos al zoológico y papi Seb me tomo foto con los animalitos, mira te traje un peluche. ── extendió el peluche en forma de koala.
Mark lo tomo y abrazo a su pequeño, Sebastián entro en silencio con la maleta y mochila de Oscar. Le gustaba verlos, ver a Mark ser un padre maravilloso y a su pequeño feliz en su mundo.
── Vamos para bañarte, mañana debes ir al colegio. ── dijo Webber a Oscar que solo asintio.
── ¿En donde dejo sus cosas? ── pregunto Vettel.
── Allí están bien, es todo yo me encargo. ── comento Mark sin mirar al rubio. ── Sube a tu habitación, ya voy. ── le pidio al pequeño.
── Esta bien... adiós papi. ── se fue Oscar muy feliz subiendo las escaleras.
── Mark... yo quisiera decir...
── Es todo, ya vete. ── dijo el australiano de manera muy fría. ── Y que sea la última vez que llega tarde, es domingo y mañana debe ir a la escuela, ya lo sabias. ── se molesto.
── Eso ya lo se, también es mi hijo. ── dijo Vettel modo orgulloso.
── Pues se acabo la visita, ya largate. ── señalo Mark la puerta.
Sebastián solo exhalo y se marcho, un año habia pasado y Mark no lo había perdonado ¿cómo podría?, una infidelidad no es un accidente sino una decisión y el alemán fue quien fallo a sus votos, esos de "juro amarte y respetarte hasta que la muerte nos separe".
El alemán había pasado el último fin de semana de sus vacaciones con su cachorro antes de volar a Maranello para comenzar a trabajar en el monoplaza para ese año.