- III -

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Estaba ameneciendo, lentamente el bosque se despejaba de la neblina matutina en la que se sumergía siempre, el Guardián esperaba cauteloso; había tenido que moverse de su puesto un par de veces debido a diferentes inconvenientes detectados por su radar; volvía a ser esa época del año en la que los pobladores recordaban donde estaban e intentaban escapar. Caminaba con paso calmado, no tenía prisa en volver, sabía que pronto tendría que limpiar la zona y no quería mal gastar energía.

La mañana y la noche le parecían el mejor momento del día, la tranquilidad envolvía al mundo, como si no existiera nadie en él. Algo pequeño apareció en su radar, sabía que por la poco importancia que representaba se trataba de algún animal, se detuvo y miró a donde se encontraba esa manchilla en su radar; un cervantillo de unos cuantos meses olfateaba el pasto en busca de comida; despojándose de su equipo, observó con curiosidad al animalillo, su madre no tardó en aparecer. Ninguno de los dos podía percatarse de su presencia, en momentos como este, su parte humana se sentía sola, inmediatamente dejó esos pensamientos a un lado y siguió caminando. Él ya no era un humano, era más que eso, mucho más, sin embargo reprimir esa mínima parte de él solía costarle trabajo, <<Guardianes arriba, humanos al fondo, así funciona esto>> repetía para sí.
Algo más grande apareció en su radar seguido de una lista de datos,
::Varón. Edad- dieciséis años. Peso- sesenta y siete kilos. Estatura- media. Signos vitales- alteración existente. | Varón. Edad- diecinueve años. Peso- setenta y dos kilos. Estatura- alta. Signos vitales- peligro inminente. | Mujer. Edad- diecisiete años. Peso- cincuenta kilos. Signos vitales- alteración parcial. | Varón. Edad- doce años. Peso- sesenta kilos. Signos vitales- sin alteraciones \\ 192 kilómetros - sur::
Al finalizar la lectura de datos, le tomó un segundo para llegar a su objetivo, su sensor se activó dejándole ver un grupo pequeño de pobladores jóvenes, el mayor de ellos, que parecía ser el líder, llevaba algo metálico en las manos que el Guardián identificó como una palanca, la única mujer llevaba una pinzas grandes y los demás llevaban palas.
- Ana, ¿a donde vamos?- le preguntó el menor de todos a la mujer
-shh
-Ana - insistió el menor.
-callate, no quiero que Leo me deje fuera de esto por tu culpa - le respondió en un susurro violento.
-pero Ana...
Ana rodó los ojos y se adelantó a un lado de el mayor, el cual parecía ser Leo. El guardián se puso a escrutar sus mentes, el mayor había juntado a todos esos niños para que lo ayudaran a salir de "AE-N4" y pensaba abandonarlos en cuanto escaparan; el niño de mediana edad entre los jóvenes era amigo de Ana, él pensaba en escapar con ella; Ana pensaba en escapar con Leo y finalmente el menor era hermano de Ana, el cuál no tenia idea de que hacían ahí y pensaba que tal vez iban a buscar algún tesoro. <<Les haría un favor, ninguno de ellos sería feliz>> pensó con malicia el Guardián.
El pequeño paro en seco cuando vio las alambradas bajo la colina frente a él, pronto el terror se apodero de su cuerpo.
- Ana, yo no...
Ana no le hizo caso, estaba colgando del brazo de Leo, el cual al ver su objetivo se zafó de ella  y se apresuró al primer enrejado; el hermano de Ana seguía en la colina.
- ¡Ana volvamos, Ana por favor!
- Si quieres puedes irte, cobarde
Leo se aproximaba a la reja con los ojos llenos de furia sin saber lo que le esperaba. Lo último que los tres jóvenes escucharon fue un "click". Una luz cegó por un segundo al pequeño en la colina, cuando los ojos le volvieron a funcionar busco a su hermana y a los demás.
- ¡¿Ana?!, ¡¿Aaanaa?! - gritaba horrorizado.
El niño intento correr colina abajo pero antes de que pudiera mover un músculo su vista se encontró con tres manchas en el pasto, como si hubiera caído un rayo en cada manchón. Una onda de calor le subió desde el suelo hasta la cabeza, los ojos como platos mirando lo que quedaba de su hermana, sus músculos reaccionaron por fin y echo a correr sin voltear atrás. El Guardián sonrío al ver al chiquillo asustado alejándose, sabía que nunca lo volvería a ver; ::Zona limpia:: .

                                 ***
Leila corría de nuevo por el bosque, una espesa niebla roja lo cubría todo, sus pulmones le quemaban al respirarla, intentaba bloquearla con la manga de su suéter, pero le era imposible, su vista se volvía borrosa y corría a ciegas, un zumbido le llenaba los oídos, sus piernas no aguantaron el paso y cayó rodando por una colina muy alta, rodó y rodó hasta que su cuerpo golpeó contra algo; el zumbido cesó y el sonido de una reja moviéndose le hizo abrir los ojos. Habia chocado con el primer enrejado, cómo si el contacto con el metal le quemara, se apartó. El zumbido había desparecido pero la neblina roja seguia rodeandola, quería escapar pero su cuerpo se quedó inmóvil mirando el bosque, un gruñido llegaba desde él. "¿Quién está ahí?" Quiso gritar, pero se quedó mirando la neblina, respiraba pesadamente y el cuerpo no le respondía, poco a poco la nube roja se  arremolinó creando algo parecido a una forma humana, unos ojos amarillos aparecieron y la miraron directamente, el gruñido se convirtió en una voz, hablándole primero en un susurro y luego en un grito que le erizó la piel.
Despertó con un sudor frío recorriéndole la espalda, se sentó intentando calmarse, "4:38 am" leyó en su reloj. Paso sus manos por su rostro hasta su cabello, hacía frío y las calles estaban en silencio; se levantó y caminó hasta su armario, tomo una chaqueta y salió de su cuarto, intentando hacer el menor ruido se dirigió a la recamara de su hermano, pero al llegar a la puerta recordó que solo esta ella en la casa. Las manos le temblaban, giró el pomo y empujó para abrir.

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¡Hola bellos lectores!
Espero les éste gustando mi historia (sí, por fin me armé de valor para publicar algo). Está inspirada en una canción de twenty one pilots, pero la escribí desde mi extraño punto de vista; si en algún momento no saben que rayos esta pasando, tranquilos que todo se irá poniendo en orden.
¡Muchas gracias por leer!.

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