TODO POR ELLA

Último ciclo 1

⭐¡ESPERA! ⭐

ANTES DE QUE SIGAS LEYENDO, ESTE CAPÍTULO PUEDE CONTENER TEMAS SENSIBLES PARA ALGUNAS PERSONAS. SI PASASTE O PASAS POR UNA SITUACIÓN SIMILAR, QUIERO QUE SEPAS QUE NO ESTAS SOLX 💕 .

Recuerda que el amor no debe doler sin importar de quien venga, si necesitas tomarte tu tiempo en algún momento puedes hacerlo, respira hondo y permítete sentir todo.

Los amo a todos ustedes y espero puedan disfrutar de este capítulo.
Sin nada mas que agregar puede continuar.
Atte: erizu 🦔⭐
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Habían pasado solo unas semanas desde aquella tarde en la plaza, pero a Matteo le parecía que había pasado mucho más.
El sonido de Los Malagueña aún resonaba a veces en su mente, como si su cabeza no quisiera soltar ese recuerdo: Fernando, con el traje de colores, bailando entre aplausos y luces cálidas.
Ese día todo cambió.
No solo para Fernando, sino también para él.

El verano se fue volando.
Mientras sus amigos descansaban o viajaban, Matteo se pasaba las tardes en casa, resolviendo ejercicios que su mamá le imprimía "para mantener la mente activa".
A veces ella entraba al cuarto y le decía con una sonrisa:
—Eres muy inteligente, hijo, no puedes conformarte con ser uno más.
Y aunque esas palabras parecían halago, a Matteo le pesaban como una piedra en el pecho.

Cuando las clases comenzaron, se prometió no quejarse.
Era su último año de secundaria y pensó que si hacía todo bien, tal vez su mamá estaría orgullosa de verdad.

El primer día de clases fue un caos alegre: mochilas nuevas, gritos en los pasillos, el eco de los maestros recordando las reglas de siempre.
Jimena ya estaba haciendo bromas, Víctor hablaba sin parar de fútbol y Fernando —que ahora caminaba con una confianza nueva— saludaba a medio salón con su sonrisa brillante.

Matteo se sentó en su banca junto a la ventana.
El sol de la mañana entraba perezoso, calentando el pupitre.
Todo parecía igual que antes, pero dentro de él algo se sentía distinto, más tenso.

—¡Matteo! —lo llamó Fernando, levantando una libreta—.
Mira esto, son los pasos nuevos que me enseñaron para la próxima presentación.
Matteo sonrió.
—¿Otra vez vas a bailar?
—Sí, y esta vez quiero que vayan todos —respondió Fernando, entusiasmado—. Prometo que va a estar increíble.
—Seguro que sí —dijo él, aunque en el fondo ya se estaba preguntando si tendría tiempo para ir.

El timbre del recreo sonó y los cuatro salieron juntos.
Se sentaron en una banca del patio, compartiendo galletas y jugos.
Fernando hablaba sin parar de su grupo de danza, Jimena contaba chismes del salón de al lado y Víctor solo observaba como de costumbre.

Matteo sonreía, pero en silencio.
Su mente estaba en otro lado: en los pendientes, en los exámenes, en la libreta de metas que su mamá había pegado en la pared del comedor.
Cada vez que se distraía un poco, la voz de ella aparecía en su cabeza:

> "Si bajas tu promedio, te quedarás sin salidas."
"Tienes que destacar, Matteo. No quiero verte como los demás."
"Tú puedes dar más."

Fernando lo observó unos segundos, notando cómo su sonrisa se desvanecía poco a poco.
—Oye —dijo suavemente—. ¿Estás bien?
—Sí, claro. Solo... pensando.
—¿En tu mamá?
Matteo lo miró sorprendido.
—¿Cómo sabes?
Fernando se encogió de hombros.
—Porque te pasa lo mismo que a mí cuando escondía lo del baile.
Matteo bajó la mirada.
—Ella solo quiere que sea alguien... mejor.
—¿Y tú quieres eso? —preguntó Fernando.
Matteo tardó en responder.
—No lo sé. Solo quiero que esté feliz conmigo.