♡⁠˖⁠꒰⁠ᵕ parce que?ᵕ⁠꒱⁠˖⁠♡

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Ola ola, volví osi osi 🗣️🔥🔥

~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~…⁠ᘛ⁠⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ

Rody se quedó en silencio, sentado en el borde de la cama, con la respiración entrecortada. El eco del sueño aún lo golpeaba en el pecho, y la sensación en su piel seguía tan real que tuvo que mirarse los brazos para comprobar que no había heridas.

Vincent en cambio no se movió de la puerta. Su sombra se proyectaba larga en la pared por la luz tenue de un candelabro, y su silencio pesaba más que cualquier palabra.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —preguntó Rody, con la voz ronca, intentando sonar desafiante pero fallando en el intento.

—Lo suficiente —respondió Vincent, con ese tono frío que nunca revelaba nada considerando algo patético al demonio, pero no dijo nada al respecto.

El demonio apartó la mirada, incómodo. Quería decir algo más, pero no sabía si debía. Apretó las sábanas entre los dedos, como si así pudiera recuperar algo de control al sentirse sujeto a algo, aún que sea una sábana.

—No me gusta que me espíes —murmuró bajamente.

Vincent entró un paso en la habitación. Su andar era lento, medido. El suelo de madera crujió suavemente bajo su peso.
—No te espiaba. Te observo.  Que es diferente.

Rody lo miró de reojo. La forma en que lo dijo no parecía una justificación, sino una declaración de poder.

—¿Y qué viste? —preguntó con sarcasmo—. ¿Un demonio llorando por un recuerdo?

Vincent se detuvo frente a él. Su altura y la sotana negra lo hacían ver imponente, y sus ojos no se apartaban del rostro de Rody.
—Vi a alguien atrapado entre lo que fue y lo que nunca volverá a ser. —Guardó silencio un instante—. Vi debilidad lo cual es patético viniendo de un demonio...

La palabra cayó como una sentencia. Rody apretó los dientes.
—No me llames débil no patetico.

—No hace falta que lo diga yo. —Vincent giró lentamente, caminando hacia la mesa donde reposaba un libro abierto—. Tus sueños ya lo gritan.

El demonio se levantó de golpe, con el rostro encendido por la mezcla de rabia y vergüenza.
—¡Cállate! ¡No sabes nada!

Vincent no respondió de inmediato. Pasó una mano por las páginas del libro, sin leer realmente, y luego volvió a mirarlo.
—No necesito saberlo todo. Solo necesito paciencia. Tú mismo me lo dirás, tarde o temprano.

Rody tragó saliva. Sus manos temblaban, y odiaba que Vincent pudiera notarlo. Intentó calmarse, respirando hondo, pero el sacerdote lo desarmaba con tan solo unas frases.

—¿Por qué me invocaste, entonces? —dijo al fin, con un tono más bajo, casi resignado—. Si crees que soy débil, ¿para qué me quieres aquí?

Vincent cerró el libro con suavidad.
— aún que fue una equivocación o bueno no lo fue... De todas formas ya lo sabrás.

Ese era el problema: nunca respondía con claridad. Y ese misterio lo desgastaba más que cualquier amenaza directa.

El sacerdote, caminando alrededor de la mesa hasta quedar a su lado. Rody lo siguió con la mirada, incómodo por la cercanía. Vincent se inclinó un poco, lo suficiente como para que su voz rozara su oído.

—Confía en mí, Rody. No he traído tu presencia aquí para nada.

El demonio tragó saliva, sus manos apretándose sobre la tela de las sábanas. No sabía si Vincent hablaba de confianza o de control, y eso lo inquietaba aún más.

La vela titiló, como si el aire mismo hubiese sentido la tensión entre ambos.

Rody respiró hondo, intentando mantener la calma. Sabía que estaba entrando en un terreno peligroso, pero, de algún modo, no podía apartarse. La mirada de Vincent, la forma en que cada palabra suya pesaba como un secreto, lo mantenían atrapado.

Y aunque no lo admitiera en voz alta, algo en su interior comenzaba a cambiar.

El silencio volvió a llenar la habitación. Afuera, la lluvia había perdido fuerza, y solo quedaban las gotas resbalando por los vitrales. Rody se dejó caer de nuevo en la cama, girando el rostro hacia la pared. Sabía que no sacaría más respuestas esa noche.

Vincent apagó una de las velas antes de salir de la habitación, dejando la puerta entreabierta.
—Duerme, demonio. Mañana necesitarás fuerzas.

La voz de Vincent resonó un instante más en su cabeza, incluso después de que sus pasos se desvanecieran en el pasillo.

Rody se quedó despierto un buen rato, con los ojos abiertos, repasando cada palabra, cada mirada, cada gesto. Sabía que estaba cayendo poco a poco en un juego que no entendía. Y lo que más lo irritaba era que, en el fondo, sentía curiosidad por lo que vendría después.

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Me perdonan por tardar 🥺💔

*✧†-Un goût divin-†✧⁠* Where stories live. Discover now