El viernes apenas terminaba. Después de una larga noche de trabajo, habías llegado demasiado cansada para adelantar tareas o hacer algo responsable, así que tomaste la mejor decisión: encender la computadora y jugar un rato. El trabajo te drenaba, sí, pero aún tenías energía para gastar en la madrugada.
Te pusiste cómoda, con ropa ligera para soportar el calor: shorts y una camiseta de tirantes. Te sentaste frente al escritorio y, en cuanto la pantalla se iluminó, una notificación apareció de golpe.
—Angel?~ ¿estás ahí?
Todo tu cuerpo se tensó.
—ANGEL ^^ Te extrañeeeeeeeeeeeeeee 💔💔 ¡Por fin te dignas a conectarte!