꒒ꍏ ꉓꃅꀤꉓꍏ ꀸꍟ꒒ ꂦꀸꀤꂦ / Taunes.

[ 6 ]

-Inés Civit.

La vi pararse para luego irse, ella se notaba algo enojada. Pero también, note un sonrojo en su cara.

Suspiré y agarre mis cosas, antes de que la profesora llegara y me dijera algo porque se fue Taurozzi.

Aunque claro, nos iba a decir algo después, pero no importaba.

-Al día siguiente.

-Bueno Mariana.. Inés.. me siento decepcionada de que no hayan seguido una simple instrucción como lo era quedarse en el curso hasta que el castigo terminara.. así que, harán un trabajo las dos juntas, para compensar que me desobedecieron-

Las chicas escuchaban y, obviamente, habian dos reacciones distintas. Civit estaba contenta porque iba a tener más posibilidades de hablar con Taurozzi. Mientras que Taurozzi, bueno ella era Taurozzi.

La de mechas rojas estaba cruzada de brazos mientras comia chicle, rodaba los ojos cada tanto mientras maldecia a todos los dioses posibles por éste castigo.

La profesora se fue a seguir con su clase, mientras dejaba a las otras dos a un lado haciendo la tarea.

-B-bueno Tau, ¿Qué queres hacer?- Dice Iné algo nerviosa.

-Hace todo vos Civit.. no tengo nada que hacer.. es tu problema, no es el mio-

Inés asintió y solo se puso a hacer el trabajo ella sola, Mariana observaba mientras comía el chicle, molestando un poco a Inés por el sonido.

-Mariana... ¿Podés dejar de comer chicle en mi oído?, estoy intentando hacer el trabajo que es para dos...-

Mariana quería seguir molestandola, así que seguia comiendo en su oído.

De un momento a otro, momento que sorprendió a todos y a la misma Taurozzi. Inés Civit, la chica del desamor, probablemente la mejor chica del universo, estalló, le dijo todo lo que tenía guardado.

-¡Mariana Taurozzi deja de comer chicle en mi oído!, ¡me tenés harta idiota, te vengo aguantando desde hace algunos días y enserio, entiendo porque todos te odian, sos pesada, odiosa y solo pensas en vos!-

Después de decir eso, tiro todas las cosas y se fue. Vaya, si que Inés Civit era de mecha corta.

Además, algo que noto Tau, es que las mechas turquesas de Inés (que ya estaban apagadas) se apagaron aún más, llegando a un negro.

Tau sintió algo en su corazón, no sabía que era, tal vez ¿Culpa?

Okey, tenía que arreglar las cosas con ella.