9.- Tutorial: Feelings Unlocked

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Al día siguiente, la menor de los Kang se obligó a salir de casa

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Al día siguiente, la menor de los Kang se obligó a salir de casa. Aún llevaba en sus mejillas el calor del encuentro con Minji, y en su mano derecha colgaba el pequeño llavero de Link que ella le había regalado. Lo sujetaba como si fuera un talismán, dejándolo balancearse con orgullo, aunque por dentro sus nervios la consumían.

El simple tintineo metálico parecía gritar más fuerte que sus pasos. Algunos lo notaron enseguida. A su alrededor, las miradas se clavaban en ella con más insistencia de lo normal. Los susurros la siguieron como un eco invisible en el pasillo abarrotado. Haerin no alcanzaba a distinguir palabras concretas, pero intuía que no eran sobre su hermano ni sobre su retraída personalidad... sino sobre eso. Sobre lo que llevaba en la mano.

El aire se sentía más denso, y su corazón latía tan fuerte que lo escuchaba hasta en sus propios oídos, mezclándose con la canción que sonaba en sus auriculares.
Creep de Radiohead envolvía su mente como un reflejo cruel de lo que sentía. La letra penetraba en ella como si describiera su vida: la extrañeza, la sensación de no encajar, el ser observada con ojos que la juzgaban.

Haerin bajó la cabeza y apretó con fuerza la correa de su mochila, caminando a paso rápido entre la multitud. Sabía que todos murmuraban, que todos pensaban algo, pero no quiso escuchar. Fingió que la música era un escudo, aunque las palabras de la canción le calaban hondo: I don't belong here.

Extrañamente, se sentía identificada. Y eso le dolía tanto como le daba cierta paz: no era raro sentirse así... no si la canción lo decía por ella.

El pequeño llavero golpeaba su pierna con cada paso. Y aunque se decía a sí misma que debía esconderlo, no pudo hacerlo. Porque, en el fondo, ese detalle brillaba más que cualquier rumor.

Sus piernas caminaron automáticamente, como si tuvieran voluntad propia, hasta detenerse frente a Minji. No se dio cuenta del recorrido hasta que levantó la vista... y ahí estaba ella. Kim Minji, con esa sonrisa angelical que parecía iluminar incluso el pasillo gris de la escuela. Saludaba con el mismo entusiasmo de siempre, con la misma calidez que usaba con todos, pero para Haerin... esta vez se sentía distinto.

El corazón de la menor de los Kang dio un brinco torpe, y sus mejillas se encendieron en un rubor que apenas pudo contener bajando la mirada.

—Efecto Minji... —murmuró para sí misma, bautizando lo que sentía en ese instante. No era la única, lo sabía; muchas chicas reaccionaban igual ante la presencia de Kim, algunas incluso peor. Pero en ella el efecto era abrumador, casi paralizante.

Tuvo que admitirlo, aunque fuera en silencio: Minji era hermosa. Su presencia irradiaba algo magnético, una mezcla de seguridad y dulzura que volvía imposible apartar la vista. ¿Quién no querría estar con ella?

¿Ella también quería? La pregunta le atravesó el pecho como un rayo. Su primera reacción fue negarlo de inmediato.
Imposible. Yo soy 100% heterosexual. ¿Verdad?

Pero cuando intentó recordar alguna ocasión en la que se hubiese sentido atraída por un chico, el vacío la golpeó. Nunca había estado enamorada, nunca había sentido ese cosquilleo por alguien... hasta ahora. Y lo peor, o lo mejor, era que lo estaba sintiendo por Minji.

Haerin tragó saliva, incómoda consigo misma. Se repitió que debía estar confundida, que era solo admiración. Pero, aun así, no pudo evitar que el pulso acelerado y el calor en su rostro le delataran.

Minji, ajena a esa tormenta interior, seguía sonriéndole con la misma ternura de siempre. Y para Haerin, eso era lo más peligroso de todo.

Por la mente de los ojos gatunos se coló, sin pedir permiso, el recuerdo de aquella noche. La imagen de Minji inclinándose hacia ella, sus rostros cada vez más cerca, el calor sofocante de su presencia y... el casi beso que quedó interrumpido por sus propias manos temblorosas y la bolsa en medio.

Haerin mordió su labio sin darse cuenta. ¿Había sido real? ¿De verdad Minji había intentado besarla? O quizá solo había imaginado lo que quería ver, confundiendo la cercanía con algo más.

Su pecho se apretó. ¿Tal vez ella siente lo mismo?

La pregunta resonaba como un eco imposible de silenciar. Y si lo sentía, ¿qué significaba para ambas? ¿Podría Minji, la popular, la segura, la querida por todos, tener esa clase de atracción por ella, la chica silenciosa que apenas sabía hablar sin tartamudear?

Era demasiado tentador pensar que sí. Demasiado peligroso ilusionarse.

Tal vez había sido un simple impulso de Minji, un momento sin importancia para la castaña. Pero para Haerin... ese instante se había convertido en un secreto que palpitaba dentro de ella cada vez que recordaba sus labios rozando la distancia que nunca se rompió.

Con la cabeza baja y el llavero de Link brillando en su mochila, Haerin suspiró, perdida en la duda:
¿Y si en realidad no fue un error? ¿Y si Minji de verdad... me ve como yo la estoy empezando a creer ver en ella?

Lovin' you's a game, Girl | CatnipzWo Geschichten leben. Entdecke jetzt