*~~~* One Shot *~~*

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Camina hacia él hipnotizado. Sabe que se saludan, sabe que están cerca.

―Eiji Okumura ―se presenta, su acento es lindo.

―Soy Aslan Jade Callenreese ―dice, como se ha acostumbrado a hacer en los últimos años.

―¿As... Asulan? ―repite el chico, dubitativo. Sus ojos oscuros se entrecierran buscando precisión, igual que hace él en el campo de entrenamiento.

―Me puedes llamar Ash.

Ashu... bien, aunque me gusta todo tu nombre. ―aunque tiene acento, su inglés es bueno. No le corregirá de nuevo su nombre porque está en un país extrajero y alguien se está esforzando en hablar su idioma, cuando no debería; además, le gusta como suena, como otra cosa, como un susurro.

Ese día, comen juntos mientras Ibe-San los presenta y hace las veces de traductor cuando algunas cosas se pierden entre la interpretación de ambos. Ash aprovecha para practicar el japonés que ha estudiado, intentando no sonar grosero y apresurado cuando quiere comunicar las cosas. Eiji se ríe la mitad de las veces, explicando cómo podría caer en enormes confusiones si dice las cosas de aquella o tal manera. Se divierte. Ibe-San le elogia por haber hecho tanto con el idioma en tan poco tiempo.

―Debía ocuparme en algo mientras esperaba el viaje ―responde, tratando de no pensar en la ansiedad.

―¿Te gustan los idiomas? ―No sabe si es un tema cultural, o una actitud de Eiji, pero le agrada que no pregunte directamente sí estaba nervioso o había algo que le preocupase.

―Sí, me gusta descubrir cómo piensa la gente de otras partes. ―Eiji sonríe, ocultando sus dientes detrás de su mano y los palillos que lleva en ella, como en las películas que vio antes de venir para practicar entender a los locales.

―Espero que te haya gustado todo hasta ahora ―dice, con calma―. A veces Tokio puede ser amenazante... casi no vengo, pero prefiero pasarlo en los distritos más calmados.

―¿De dónde eres?

―De Izumo.

Pasan el resto de la tarde haciendo que Ash pronuncie bien el nombre de la ciudad de Eiji, así como aprendiendo las mejores combinaciones de vegetales para las sopas calientes que piden cuando cae la tarde.

It's funny how two strangers in time
Got lost in a moment
One perfect single night in our lives
The stars did align

Eiji no lo deja solo, lo espera fuera del centro de entrenamiento en que se alojan y lo acompaña para visitar algunos sitios cercanos dos días después. El ser turista en otro lugar es divertido, sobre todo cuando nadie te conoce. Ash se ofrece a pagar por el transporte de ambos, pero Eiji le dice que con su licencia estudiantil puede llevarlos varios tramos sin costo, ya que por ser parte del equipo nacional siempre le dejan llevar a un entrenador o acompañante.

Ash está fascinado, aunque su nuevo amigo es mayor que él y se encuentra a puertas de la vida adulta más que él, se ve tan joven y fresco que podría compararlo un poco con Michael y su inocencia amigable. Extraña al hijo de Max ―al que se niega a llamar hermano, más por algún tipo de odio hacia sí mismo que por no considerarlo tal―, el chico siempre ha sido amable con Ash, ofreciendo a sus padres sin ningún tipo de rencor y acompañando sus malos días.

Caminan por las calles abarrotadas Shibuya, sobre todo porque Eiji insistió en que todos van a Tokio a eso, aunque realmente solo es anime (que Ash nunca ha visto), gente disfrazada (que a Ash no le agrada mucho) y tantas personas como en el centro financiero de New York (que Ash no tolera). Aun así, hace el paseo obligatorio de buen grado, observando cómo las personas parecen adquirir nuevas personalidades más relajadas cuando no están usando trajes corporativas o la reservada ropa japonesa que usan la mayoría. Los colores chillones, las expresiones más vivas, el ambiente más relajado, para la cultura con más tradición de organización y buen juicio, parece que también debe haber un escape y una forma de descontrol, aunque en sus propios términos y con sus propias particularidades. Hay algunas chicas que le ofrecen "pasar un buen rato" y "divertirse juntos" junto con tarjetas llenas de símbolos que apenas entiende... empieza a sentir asco nada más de tenerlas en las manos antes de que Eiji le diga: ―No es lo que crees, solo serán compañía mientras bebes una cerveza o un café. Pueden contarte chistes o hablar de lo que sea contigo ―explica―. Son como las geishas, solo que sin todos los rituales.

Heaven of your heartWhere stories live. Discover now