Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Mimosa Vermillion tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría encarg...
¿Por qué no me sorprende?- le regalé una cansada sonrisa y apoyé mi espalda en la pared más cercana, observando mi pecho subir y bajar escandalosamente, no me arrepentía de lo que había hecho, esa idiota se lo merecía por haberse metido con Alaric cuando fue un accidente, pero sabía que había captado mi olor y podría hasta perseguirme si era una buena alfa, así que tampoco podía quedarme ahí mucho tiempo - eso fue extremo ¿No?- Alaric ladeó la cabeza -Que fue genial, pollito.
¡Síp! - celebró feliz -
Ven, ahora vamos a casa, si seguimos aquí no viviré para contarlo.
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
¿Y no sabes su nombre?
Ya siendo lunes, Vanessa me había ido a recoger a la hora de siempre y ahora estábamos dirigiéndonos a la Universidad, la verdad es que el ambiente se había relajado muchísimo, después de todo un fin de semana con Alaric o metida en la sesión fotográfica que me tocó hacerle una pareja a punto de casarse, me sentía un poco menos angustiada. Aún sabía que debía despedirme de Vanessa en poco más de dos días, quién sabe si cuando inicie clases de nuevo ella ya no quiera llevarme o quizás ya hasta se haya conseguido una novia.
No, no me paré a pedirle su nombre después de haberle metido una patada en los huevos, lo siento - Vanessa sonrió de medio lado. Venga, yo sabía que había sido un gran comentario -
Tienes que tener cuidado, Mimosa
Soy perfectamente capaz de defenderme sola, gracias.
Lo sé- aprovechando un semáforo en rojo, Vanessa volteó a mirarme y no le mantuve la mirada por más de tres segundos, no porque sus ojos no fueran lo más hermoso en este mundo, sino porque me transmitía ese sentimiento, ella de verdad creía que yo podía defenderme sola. Me sentía halagada, cohibida y ¡Dios! de nuevo las mejillas calentándose. Malditos sentimientos -
Uh... Uhm - me removí en mi lugar, mirando por la ventana - ¿Y tú? ¿Cómo has estado?
¿El fin de semana?- asentí - bien, tranquilo. Secre y yo no hemos tenido demasiados problemas, de hecho cerramos un contrato importante hace poco. Se podría decir que nos va bien.