Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Mimosa Vermillion tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría encarg...
Antes de comenzar, quiero aclarar que este capítulo estará narrado desde la perspectiva de Vanessa. Según palabras del escritor original, se trata de un "especial", al igual que sucederá con los capítulos 20 y 30.
Con esto dicho, los dejo disfrutar de la lectura.
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¡Vanessa! Vanessa, ¿Estás escuchándome?
Despegué mis ojos de la laptop cuando observé el rostro de Secre tan cerca que de un cabezazo seguramente podía romperle la nariz. Me alejé para evitar hacerlo y aunque siempre me había enojado cuando me sacaban de mis momentos de concentración, no quería que iniciáramos otra pelea, mi familia ya estaba cansada con nuestros arrebatos y de tener que arreglar mi oficina por como la dejábamos después de eso.
Secre es mi mejor amiga desde que estuve iniciando la secundaria, ella era una alfa como yo, sin embargo de algún modo logramos encajar después de molernos a golpes un par de veces, no es que me queje, así eran las clases debido al constante deseo por ser mejor que todos los compañeros de tu género, Secre y yo comprendimos que no había necesidad de llegar eso, hemos sido amigas desde entonces y aunque cuando no compartimos pensamiento, podemos irnos a los golpes, nunca pasa de eso, aquí la que gana la pelea, tiene razón, fin de la historia.
Mi familia la contrató para que sea como mi ayudante, mi mano derecha. Ellos se la pasaban la mayor parte de sus años viajando y todo lo que fuera en Valclover quedaba en mis manos, así que me trasladaron a su oficina hace un año, no me quejo, es mucho más grande que la anterior. Ser la única heredera de una de las compañías más conocidas a nivel nacional e internacional puede ser algo de demasiado estrés para cualquiera, yo que nací en esa cuna de oro, ya estaba completamente acostumbrada y sabía cuándo permitirme vagar e ignorar el trabajo, y cuando no.
Por ejemplo, cuando recogía o llevaba a Mimosa, ahí me podía permitir ignorar el trabajo solo para después esforzarme el doble, no dejaría que todo se me junte como aquel jueves donde las cosas se salieron de mis manos, aún me hervía la sangre de solo pensar que no acabé con esa desgraciada.
Secre, ¿Exactamente a donde les gusta ir a los niños de tres años?
¿Qué? ¿Cómo voy a saber yo eso?
No lo sabes, perfecto. Entonces deja de joder y permite que la máquina me responda.
Ella rodó los ojos y se sentó en la silla corrediza frente a la mía, separadas por mi gran escritorio, continué buscando entre las páginas las actividades favoritas de pequeños de esa edad, aunque todas las opciones que me daban me parecían tan cliché que quise hasta mandarle mi carta a los usuarios de yahoo para que se vayan a la misma mierda con sus respuestas tan obvias e inútiles.