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Siento mucho que te hayas tenido que quedar más tiempo del normal, Puli.

No es molestia.

Si quieres puedo darte algo más de dinero por este día ¿Te parece?

No, la señora Enoteca ya lo intentó, no es molestia, joven, en serio - la mujer colocó su bolso bajo su brazo, caminando lentamente hasta la entrada. Arquee una ceja, aun mirándola - me acerqué a ella y le dije que quizás lo mejor era acostarle a usted en su cama, que Alaric se encargaba de cuidarla, es un pequeño muy inteligente. Sin embargo ella negó con la cabeza y me ofreció dinero a cambio de cuidar a Alaric unas horas más.

¿Por qué se negó? ¿No era más fácil hacer lo que tú dijiste?

Ella dijo algo como "No la pienso soltar hasta saber que está bien". Si me permite decirlo, joven, la señora Enoteca estaba soltando tantas feromonas que asustaba, en los pocos minutos que bajó la luna de su carro para hablarme, me dejó algo aturdida.

Sí... Cuando me desperté las sentí, creo que nos encerró en el auto, no entiendo por qué.

Creo que yo lo sé - Puli le puso su pequeño suspenso, mientras la observaba alejarse y abrir la puerta de salida, volteándose a verme - olía a un alfa entrando en pánico, estaba muy preocupada por usted. Pienso que ningún alfa quiere ser olido cuando huele a algo tan patético como preocupación, ansiedad o pánico ¿No? Y la señora Enoteca olía a todo eso... Junto.

Esa noche preferí no bañarme para ahorrar agua. Inventé esa excusa en mi mente cuando mi omega prácticamente luchaba contra mí e intentaba guiarme lo más lejos del cuarto de baño, ella no quería desprenderse del olor de Vanessa y por una noche la consentí, al final, yo tampoco quería dejar de oler a Vanessa.

A la mañana siguiente me levanté de un mejor humor, intenté creer que no tenía nada que ver con aún sentir a Vanessa tan cerca que incluso creí había dormido conmigo, aunque despertar y encontrarme con el cuerpo pequeño de mi hijo también era una ...

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A la mañana siguiente me levanté de un mejor humor, intenté creer que no tenía nada que ver con aún sentir a Vanessa tan cerca que incluso creí había dormido conmigo, aunque despertar y encontrarme con el cuerpo pequeño de mi hijo también era una gran, gran vista. Me alisté para ir a clases, intenté no mostrar mi decepción cuando me di una ducha y me vi obligada a cambiarme de ropa, ni tampoco quise mostrar lo desesperada que estaba cuando apenas dejé que el agua me tocara en aquel baño, queriendo de alguna forma mantener a Vanessa conmigo durante todo el día.

Después de despedir a Puli, salí de la casa y encontré a Vanessa ahí, de pie, apoyada en su coche mientras se quitaba sus lentes de sol, sí, al parecer sería un día caluroso pero ¿Qué necesidad de verse tan bien quitándose unos simples lentes? ¿Por qué todo lo que hacía esta mujer tenía que verse tan sexy?

¿Dormiste bien? - observé atentamente su cuello y sonreí al ya no encontrarme con ninguna marca de lápiz labial, aunque de igual forma, el día apenas comenzaba -

Sí, dormí bien ¿Y tú?

Perfecto.

Cuando subí al auto, ella cerró mi puerta y subió del otro lado, tardando absolutamente nada en arrancar. Se le veía feliz y quise preguntarle por qué, sin embargo, no me sentía con la confianza para hacerle ninguna de las preguntas que pasaban por mi cabeza, como: ¿Por qué tenías esa marca en tu cuello anoche? ¿Por qué te ves como un cachorrito feliz recibiendo su hueso? ¿Por qué continúas llevándome y recogiéndome todos los días? ¿Por qué tienes que verte tan malditamente bien solo quitándote unos lentes de sol? ¿Por qué aceleras mi corazón de esta forma? ¿Por qué sigues adentrándote en mí y volviéndome loca? ¿Por qué me besaste ese día? ¿Por qué no me besas ahora? ¿Por qué quiero besarte?

Oye, Vanessa.

¿Mm?

Ayer nos quedamos por un largo tiempo fuera de mi casa ¿No? Te lo agradezco pero... No tenías que hacerlo, me imagino que tenías muchas cosas que hacer en tu trabajo y ya es bastante con recogerme en mi casa y llevarme hasta ella todos los días.

Está bien, solo cancelé unas citas, nada importante.

¿Nada importante? ¡Cancelaste unas citas de negocios por mí, tonta! - hice una pausa - en serio lo lamento.

Mimosa, está bien. Es más, si me permites decirlo, me hiciste un favor.

¿Un favor?

¿Recuerdas a Sally? - mi cuerpo se tensó al escuchar el nombre de la chica de aquella vez, sin embargo asentí, mirando rápidamente hacía el camino, evitando la mirada curiosa de Vanessa, porque sabía y sentía que ella me estaba observando -

Ella no me interesa, Mimosa.

Oh... Bueno.

Relamí mis labios para contener la sonrisa que apareció en mi boca cuando dijo eso e incluso cuando la encontré sonriendo de la misma forma. Busqué con cuidado el botón para bajar un poco la ventana, empezaba a hacer calor o era solo mi rostro.

Me gusta tu sonrisa.

No estoy sonriendo.

Lo haces ahora.

Que no, Vanessa.

Y ahora te sonrojas.

¡Basta!

Llevé las manos a mi rostro para evitar que me continuara viendo, cuando sentí cómo una de sus manos tomaba las mías y las apartaba, aún cuando lo hizo, sus dedos continuaron haciendo contacto sobre mi mano más cercana, hasta que lentamente la guió a la palanca de cambios, dejándola ahí, colocando la suya encima, mientras sus dedos encajaban entre los míos y sentía mi corazón latir ferozmente al notar que nos iba a dejar así por lo que restaba de camino.

No te cubras, Mimi. Tu rostro es lo más hermoso que he visto en mi vida.

¡¿No se supone que me ibas a contar algo?! - intenté cambiar de tema, sintiendo calientes hasta mis orejas -

Esta chica va a matarme, lo juro.

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𝓣𝓱𝓮 𝓹𝓮𝓻𝓯𝓮𝓬𝓽 𝓸𝓶𝓮𝓰𝓪 || 𝒱𝒾𝓂𝑜𝓈𝓈𝒶 ||Where stories live. Discover now