Sí, gracias.
Mordí y tiré suavemente de mi labio inferior, ¿Entonces era verdad? ¿Vanessa me estaba cortejando? ¿En este punto debía saltar de alegría o decirle de una vez mi situación para apartarla lo antes posible y no salir herida? Suspiré y sentí un lado de mí romperse al recordar mi situación, yo no soy material para cuento de hadas, soy Mimosa Vermillion, la imperfecta omega. Observé a Alaric a la distancia y con un ligero silbido lo llamé, él ya conocía aquel suave sonido que tanto había practicado con él, así que me miró y mostró una de sus más hermosas sonrisas, corriendo hacía la banca, casi cayendo al ir tan rápido y lanzándose sobre mí, aterrizando en mi rodilla, así que al fin me separé un poco de Vanessa, lo suficiente para acomodarme y sentar a mi pequeño sobre mi muslo contrario.
Vanessa nos observaba atenta, no dijo nada, no se movió, no preguntó, ella solo admiraba a mi pequeño, quien le mantuvo la mirada por unos segundos y luego se encogió en mis brazos, Alaric no estaba acostumbrado a ver alfas, yo jamás llevaría a alguno a mi casa, no era un buen ambiente para mi pequeño, así que seguramente tantas feromonas lo abrumaron. Incluso enterró su carita en mi pecho, pero aún miraba de reojo a Vanessa, totalmente atento.
¿Mamá?
Una sonrisa triste se formó en mis labios cuando sentí a Vanessa tensarse ante la vocecita de mi pequeño, ante su palabra más bien. Imaginé que no se esperaba algo así e incluso la pude sentir analizando mi cuello con cautela, pero siendo algo discreta, digo "algo" ya que es lo que normalmente hacían los alfa cuando se enteraban que tenía un hijo ¿Quién tiene un hijo y no cuenta con una marca de la mordida de pertenencia? Sí, esta completa extraña.
Alaric, mira, ella es Vanessa. ¿Recuerdas las rosas del otro día? - Alaric subió su mirada a mí y asintió, volviendo a mirar a Vanessa después - Vanessa las envió, te gustaron mucho ¿No? ¿Qué se dice?
Gracias.
Y... Uhm, Vanessa, él es Alaric, mi hijo.
Alaric jamás sería algo de lo que yo me avergonzara, podía odiar mi pasado pero no cambiaría ni una partícula de él si eso me llevaba a no tener al pequeño ángel de mi vida conmigo e incluso, a pesar de saber que iba a perder a la mejor alfa que me había cortejado en lo que llevaba de existencia, era una de las pocas veces que mi omega y yo tuvimos el mismo pensamiento, Alaric por sobre todo, incluso por sobre aquellas ganas que tenía de lanzarme sobre Vanessa y devorarle la boca.
Mucho gusto, Alaric.
Después de eso, permití que mi pequeño se levante para volver a ir a jugar, él al comienzo no lo quería así, pero después de prometerle que pronto iríamos a casa y entrelazar nuestros meñiques, él se alejó a paso lento, a sus cortos tres años ya tenía su sentido protector tan desarrollado. Suspiré cuando me quedé de nuevo sola al lado de Vanessa, ninguna dijo nada por los segundos más eternos que me había tocado vivir, así que consideré que lo mejor era empezar a hablar, aunque no tenía idea de que decir ¿Debía contarle mi historia? Quizás ella solo esperaba que me levantara y me fuera.
Bueno, creo que yo debo irme ahora - y rogué que me detenga, cosa que hizo, aunque aún no dijo palabra alguna, su mano se colocó sobre mi muslo, manteniéndome sentada sobre la banca, esperando lo que sea, solo... Que me hablara. Háblame, lo necesito -
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𝓣𝓱𝓮 𝓹𝓮𝓻𝓯𝓮𝓬𝓽 𝓸𝓶𝓮𝓰𝓪 || 𝒱𝒾𝓂𝑜𝓈𝓈𝒶 ||
FanfictionCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Mimosa Vermillion tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría encarg...
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