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La voz llena de autoridad y decisión con la que habló hizo temblar a la chica, lo noté, porque incluso mi omega me pedía arrodillarme ante semejante alfa, para mi suerte y autocontrol, mis piernas no iban a obedecer, está bien que esté haciendo ya una escena digna de salir en la revista donde trabajaba, pero eso no significaba que iba a doblegarme como una perfecta omega totalmente sumisa entrando al celo, aunque eso sea, al parecer.

Entonces todo pasó muy rápido, nadie dijo nada más, nadie intervino, nadie la detuvo, Vanessa me sacó a paso acelerado de la exposición y no me soltó hasta que estuve segura en el asiento del copiloto. Era un hermoso Ferrari negro el que conducía, ella se subió y arrancó sin más, escuché el delicioso ronroneo del motor y pensé que ni aunque trabajara nueve vidas podría comprarme un auto igual.

Ya sintiéndome más tranquila, considerando qué tan tranquila podía estar cuando me encontraba al lado de una alfa completamente desconocida, yo teniendo principios de un celo adelantado y con mi omega gimiendo y casi implorando que mi cuerpo obedezca a sus órdenes, al querer lanzarme sobre la alfa y pedirle que me tome, que detenga el auto para hacerme suya. Sentí mi celular vibrar en mi bolsillo y consideré que quizás lo estaba haciendo hace un buen rato, dejé a Kirsch preocupado, solo que entre tanta adrenalina no pude notarlo antes.

¿Por qué no contestas? - de nuevo la voz de Vanessa me hizo reaccionar y bajé la mirada apenas nuestros ojos se encontraron por una fracción de segundo. Quería contestar pero prefería dejar mi cuerpo así tal cual, ya era suficiente el calor que me provocaba saber que estaba a mi lado, mirándome por los segundos que la carretera se lo permitía - ¿Quién es? - gruñó -

Mi hermano - contesté al instante, encogiéndome un poco en el asiento, coloqué mis manos sobre mis piernas juntas y empecé a mover mis dedos, tratando de relajarme un poco, una luz roja me hizo saber que estaría observándome mientras esta cambiara a verde y eso me ponía ansiosa, deseaba cumplir los caprichos de mi omega y preguntarle si íbamos a su casa o a un hotel, quizás rogarle que fuera cualquiera de las dos opciones -

¿Dónde vives? - de nuevo habló cuando el auto arrancó otra vez y mordí mi labio inferior, tironeando suavemente de él con mis dientes, repetidas veces, hasta que mi voz salió y le indiqué mi dirección, no creí que fuera a dejarme en mi casa hasta que su perfecto auto estaba aparcado justo al frente de mi hogar. Lo detuvo y apagó el motor -

Yo...

Puedes... ¿Puedes siquiera explicarme que hacías por ahí sabiendo que ibas a entrar en celo en cualquier momento?

Se escuchaba enojada, no deseaba hacerla enojar, sin embargo otra parte de mí se preguntaba por qué estaba ella enojada, no era problema suyo al final, aunque le debía la vida por haberme traído a salvo hasta mi casa, me preguntaba por qué demonios no hizo lo que cualquier alfa haría teniendo a un omega en mis condiciones. Jadee cuando sentí mi entrada contraerse al subir la mirada, encontrándome con sus ojos oscuros, enojada. Vanessa estaba enojada conmigo.

No me tocaba, uhm, aún no me tocaba. En unos días, sí.

¿Y no eres irregular? - cuestionó, relajando las facciones de su rostro -

No. Fue el vino - bajé la mirada de nuevo, observando la puerta de mi casa, sin desear bajarme del auto - Yo, bueno tú... Puedes pasar si quieres. O podemos, ya sabes... Es que... - removí mis piernas, incómoda con saber que me estaba humedeciendo en mi parte baja, ella no dijo nada y realmente por primera vez desee que se quedara así, que sus ojos me comunicaran lo que ella no decía, ella también quería. Yo deseaba engañarme creyendo que también deseaba tomarme tanto como yo ansiaba que lo haga -

Entra a tu casa - ordenó, acomodando su cabello según el reflejo de su espejo retrovisor. Gimotee por unos segundos, hasta que el lado sumiso de mi omega obedeció e ignoró su capricho con ser follada. Iba a salir del auto, cuando, tal cual en aquel baño, Vanessa tomó mi antebrazo y me jaló hacía ella, aprovechando que justo yo acababa de quitarme el cinturón de seguridad -

Mi boca y la suya se unieron en una fracción de segundo, gemí, gemí disfrutando el como su lengua entraba en mi cavidad tan rápido que la sensación me abrumó, mi cuerpo entero se estremeció y estaba segura que para tal momento ya me encontraba tan lubricada como para ser tomada en ese mismo instante. Sus labios mordieron los míos, tomó mi nuca y me acercó incluso más, mientras su otra mano rodeaba mi cintura aún a pesar de estar separadas por el espacio de la palanca de cambios. Su tacto quemó, sus manos sobre mi cuerpo solo me cegaron hasta tal punto que estuve a nada de sentarme sobre su regazo, cuando se detuvo, tironeó de mis anaranjados cabellos hacia atrás para apartarme y solté un gemido de queja, ambas jadeando, con la respiración entrecortada, mirándonos a los ojos.

A tu casa - la escuché murmurar -

No, por favor, Vanessa...

A tu casa, Mimosa.

Y obedecí. Me bajé de su auto caminando hasta la puerta de mi hogar, metí la llave, sintiendo aún su mirada sobre mi cuerpo hasta que estuve dentro y solo entonces se fue, arrancó el auto. ¡Se marchó! Después de besarme solo se marchó y yo... Dios... Yo necesitaba ayuda, de no ser porque mi hermano ya estaba abrazando mi cuerpo con tal nerviosismo, hubiera salido y la habría seguido, juro que sí.

Mimosa ¡Oh, gracias al cielo! Creí que... Creí que no estarías bien, yo... Te juro que estuve a nada de llamar a la policía, aunque sé que no sirve de nada, tenía miedo y...

Kirsch, hermano, escucha, tienes que llevarte a Alaric, estoy a nada de volverme loca y necesito quedarme sola, ¿De acuerdo?

Sí, ya tengo sus cosas listas, me lo llevaré a casa, no te preocupes - ella me mostró una sonrisa comprensiva, se lo agradecí -

Quería ver a mi hijo, sabía que para ese punto ya debía estar dormido y que había roto la promesa que le hice aquella tarde, pero no podía, necesitaba estar sola, necesitaba aliviar aquella presión que sentía en mi cuerpo, aquel dolor en mi entrada, esa ansiedad que me había dejado Vanessa, suficiente de sus feromonas había dejado en mi cuerpo como para ayudar a la causa, pensé, enojada.

Me encerré en mi cuarto y dejé que la tortura comience, escuchando el auto de Kirsch partir, seguramente con mi pequeño Alaric durmiendo en la parte trasera.

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𝓣𝓱𝓮 𝓹𝓮𝓻𝓯𝓮𝓬𝓽 𝓸𝓶𝓮𝓰𝓪 || 𝒱𝒾𝓂𝑜𝓈𝓈𝒶 ||Where stories live. Discover now