♡~¡El Me Pertenece!~♡(Tu [Yandere Fem] x Rindou)>

Sospechas

[Narrador]
La tarde caía lentamente sobre Shibuya. Entre el ruido del tráfico y la música de las tiendas, había un rincón casi escondido donde un grupo de niños jugaba con una pelota gastada. Las risas llenaban el aire, inocentes y puras, hasta que una voz suave se unió a ellas.

Era Ryuko Imai[TN]

Se inclinaba para recoger la pelota que había rodado cerca de sus pies, y con una sonrisa cálida la devolvió. Su voz era tierna, melodiosa, y los pequeños corrían a su alrededor como si fuera una hermana mayor.

—Tengan cuidado, ¿sí? —les decía, acariciando la cabeza de uno de ellos—. No se hagan daño.

La escena era tan dulce que nadie podría imaginar lo que se escondía detrás de esa sonrisa.

[Narra Rindou]

Otra vez ella.
Esa chica de ojos verdes y sonrisa angelical… la he visto ya varias veces en los últimos días. No puede ser coincidencia, ¿verdad?

Me quedé parado al otro lado de la calle, con un cigarrillo entre los labios, observando cómo jugaba con los niños. Se veía distinta… demasiado buena. Cariñosa, amable, como si el mundo a su alrededor fuera perfecto.

Algo en esa imagen me molestó.
No sé qué era… pero no podía dejar de mirarla.

“¿Quién eres en realidad?” pensé, mientras daba una calada profunda.

Sacudí la cabeza, intentando apartar la idea. No tenía tiempo para perderlo en una desconocida. Pero cuando me giré para irme, sentí otra vez esa punzada incómoda en la nuca, como si unos ojos me estuvieran quemando la espalda.

[Narras tu]

Estaba tan cerca…
Desde mi posición podía verlo claramente al otro lado de la calle. Alto, con sus auriculares colgando del cuello y el cigarro entre los labios. Tan perfecto, tan mío…

Quería correr hacia él y abrazarlo, pero me contuve. Los niños me rodeaban, riendo, y yo mantenía la sonrisa amable. Nadie podía sospechar. Nadie debía notar lo que pasaba realmente en mi cabeza.

Él me miraba. ¡Me estaba mirando! Aunque solo fuera un segundo, eso era suficiente para mí.
“Ves, Rindou… cada día te acercas un poco más a mí. Aunque no lo entiendas, aunque no quieras admitirlo, ya soy parte de tu vida.”

Mi corazón latía como loco, pero mi rostro seguía siendo el de siempre: angelical, dulce, inofensivo.

[Narrador]

Más tarde, cuando el sol ya se escondía, Rindou caminaba por una calle secundaria. Esta vez iba solo, distraído, cuando de repente la vio de nuevo.

La misma chica.
Demasiada casualidad.

Rindou entrecerró los ojos y decidió no ignorarlo más. Se detuvo justo frente a ella, bloqueándole el paso.

—Oye. —su voz salió baja, seria—. ¿Me vas a explicar algo?

[Narra Rindou]

—¿Me estuviste siguiendo? —solté sin rodeos, mirándola directo a los ojos.

Quiero ver su reacción. Si se pone nerviosa, si huye, si miente… algo. Porque no puede ser que aparezca siempre en los mismos lugares que yo.

Ella me miró fijamente por un momento, y luego… sonrió. Una sonrisa tranquila, limpia, como si ni siquiera entendiera mi pregunta.

[Narras tu]

Mi corazón se aceleró tanto que casi me faltó el aire. ¡Me estaba hablando! Por fin, después de todo este tiempo, Rindou Haitani me dirigía la palabra.

Fingí sorpresa, ladeando la cabeza con dulzura.
—¿Seguirte? Claro que no… —respondí, con una risa suave—. Solo es casualidad, supongo.

Mis labios sonreían, pero en mi mente solo había un pensamiento:
“Me descubriste… y aun así ya es demasiado tarde. Porque aunque lo niegues, Rindou, ya estás atrapado en mí.”