—Ah, Ana —dijo con una sonrisa cálida, deteniéndose frente a mí—. Después de darle unos retoques a Belly en la pintura… quiero que vengas tú. Quiero capturarte también.
Me quedé mirándola, sorprendida.
—¿A mí? ¿Está segura?
—Más que segura, cariño. —Me guiñó un ojo—. Eres preciosa, y sería un pecado no plasmarte en un lienzo.
No supe qué contestar, así que solo asentí con la cabeza y me fui a paso rápido hacia mi cuarto. El corazón me latía raro, como si esas palabras me hubieran dejado expuesta.
Encendí la ducha y dejé que el agua me relajara un poco, pero no sirvió demasiado. Todo lo que podía pensar era en Conrad. En su risa en la playa, en cómo me había tomado la mano como si eso fuera lo más natural del mundo. En la forma en que se había reído cuando le conté lo de las mamás fumando hierba.
Me mordí el labio bajo el agua caliente. ¿En qué momento empecé a necesitarlo tanto?
Salí, envolviéndome en la toalla, y abrí el cajón donde Susannah me había dejado un vestido para posar. Era delicado, de un azul suave que parecía sacado de un sueño. Mientras me lo iba probando frente al espejo, mis ojos se desviaron a la mesita de noche.
Ahí estaba. El collar de Conrad. La "C".
Me acerqué despacio, como si fuera un objeto prohibido. Lo tomé entre los dedos y lo levanté, sintiendo el peso mínimo contra la piel. Imaginé cómo se vería colgado de mi cuello, cómo me miraría él si lo viera puesto.
Pero no pude. Algo dentro de mí se detuvo en seco.
—No… —susurré, dejando escapar un suspiro nervioso.
Lo dejé cuidadosamente en su lugar, como si de pronto quemara. No podía ponérmelo. Era suyo. Y llevarlo sería como gritar un secreto que tenía que seguir guardando.
Me miré al espejo otra vez con el vestido puesto y el cabello todavía húmedo. Me veía distinta, como si fuera otra chica. Una que no se enamoraba de quien no debía. Una que no temblaba cada vez que recibía un mensaje suyo.
Pero esa no era yo.
Esa era la versión que intentaba mostrarle al mundo.
Me acomodé en el sillón blanco del estudio, con el vestido azul que Susannah había elegido para mí. La luz de la ventana bañaba todo de un tono dorado, y ella, con el pincel en mano, parecía en su mundo.
—Quédate así, cariño —me dijo con dulzura, inclinando un poco la cabeza mientras observaba mi perfil—. Perfecta.
Me quedé quieta, aunque por dentro estaba inquieta. Intentaba no moverme, pero mis manos estaban frías, apretadas sobre el regazo.
Susannah tarareaba bajito, relajada, hasta que de pronto habló como si pensara en voz alta:
—Estaba pensando en pedirle a Conrad que acompañe a Belly al baile.
Sentí un golpe seco en el pecho, pero no me moví.
—Ella está tan ilusionada… y yo lo sé, Ana. Belly siempre ha estado enamorada de Conrad. Y él… bueno, quién sabe, quizá con el tiempo. —Sonrió, con la mirada todavía puesta en el lienzo—. Serían una pareja preciosa.
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"𝑻𝒉𝒆 𝑺𝒖𝒎𝒎𝒆𝒓 𝑾𝒆 𝑪𝒐𝒖𝒍𝒅𝒏'𝒕 𝑻𝒆𝒍𝒍"
Fanfiction"𝑻𝒉𝒆 𝑺𝒖𝒎𝒎𝒆𝒓 𝑾𝒆 𝑪𝒐𝒖𝒍𝒅𝒏'𝒕 𝑻𝒆𝒍𝒍" El verano que no pudimos contar. |•En un verano lleno de secretos y emociones a flor de piel, Ana y Conrad se encuentran compartiendo una aventura que nadie puede descubrir. Entre miradas furtivas...
12 •the third •
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