Al mismo tiempo, Víctor avanzó con zancadas grandes, su capa oscura ondeando detrás de él como una sombra. A su lado, Vargas llegó con la mandíbula apretada, evaluando todo con la mirada fría de alguien que entendía la gravedad de la situación.
Nova dio un paso atrás, con los ojos muy abiertos, incapaz de moverse. Willa y Eliza se acercaron lentamente, como si temieran romper el delicado equilibrio que mantenía el aire cargado.
Yo sollozaba, con las manos sobre el pecho de Zed, rogando que abriera los ojos.
—Por favor, no... no me dejes hermanito —susurré, sin importarme quién me escuchara.
El mundo entero parecía haberse detenido en ese instante. La esfera, la batalla... nada de eso me importaba. Solo zed, que pendía de un hilo entre mis manos.
Y todos lo sabían.
La caminata de regreso al campamento fue silenciosa y pesada. Zed iba cargado entre varios, su cuerpo inerte balanceándose débilmente. Lo rodeábamos todos, incluso Uma y Harry, cuyos pasos firmes y miradas discretas no estaban puestos en él... sino en mí. Yo lo sentía. No era Zed lo que les preocupaba, era mi cara, mi silencio, la forma en que apretaba los labios para no romperme en llanto.
Ya era de noche cuando llegamos a la cabaña. Las luces parpadeaban débiles, y ese espacio que alguna vez compartimos se sentía distinto, más frío, como si hubiera perdido el calor de cuando era hogar.
Zed descansaba en la litera inferior, pálido, con la banda zombie chisporroteando a ratos. Addison estaba a su lado, sosteniendo su mano. Yo estaba abrazada a él, pegada a su cuerpo como si aferrarme fuera suficiente para impedir que se me escapara.
En una esquina, Harry y Uma observaban en silencio. No decían nada, pero sus ojos se paseaban entre Zed y yo, serios, atentos.
Willa caminaba en círculos por la habitación, sus botas resonando contra el suelo de madera.
—Esto no puede seguir así... —murmuraba con impaciencia.
Eliza tecleaba furiosamente en su computadora, la pantalla iluminando su rostro tenso.
—El pulso se aceleró tanto que está alterando su banda zombie —dijo, sin levantar la vista—. Si no lo detenemos, se quedará como zombie para siempre.
Las palabras me atravesaron el pecho como cuchillas. Cerré los ojos, apretando más fuerte a Zed, como si pudiera detener ese destino con solo mi abrazo.
Addison lo miraba con los ojos vidriosos, pero Zed forzó una sonrisa débil.
—Estoy bien... —su voz era apenas un susurro—. Addison, tranquila. Vuelve con los demás, te necesitan.
Lo dijo por ella... y por mí. Pero yo no lo escuché. O no quise escucharlo. Me quedé inmóvil, con la mirada perdida y el corazón en pedazos.
Addison, en cambio, asintió con dolor. Se inclinó y dejó un beso suave en sus labios antes de levantarse.
—Volveré pronto... —susurró antes de salir de la cabaña.
La puerta se cerró tras ella, y el silencio solo fue interrumpido por el chisporroteo de la banda zombie. Entonces, Willa se giró bruscamente hacia la esquina.
—¿Y ustedes qué hacen aquí? —su voz cortó el aire como un látigo—. Zed no es amigo de ustedes. Esto es algo privado.
Uma dio un paso al frente, con los brazos cruzados y la barbilla en alto.
—El pulso no solo afecta a los zombies en Seabrook. También nos afecta a nosotros.
Harry sonrió de lado, pero su mirada era seria.
—Y lo que le pase a Zed nos importa... porque lastima a Lilith.
Sentí mis oídos arder. Sus palabras atravesaron la neblina en la que estaba perdida. Mis brazos temblaron mientras acariciaba la mano de Zed, y finalmente levanté la cabeza.
BẠN ĐANG ĐỌC
𝐛𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐟𝐢𝐫𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐟𝐚𝐧𝐠𝐬 || 𝐙𝐨𝐦𝐛𝐢𝐞𝐬 𝟒
Khoa học viễn tưởngFui criada entre luces perfectas, reglas estrictas y sonrisas vacías. En Auradon, la oscuridad era un error que debía corregirse, no una parte de uno. Pero nunca dejé de pensar en Seabrook, en ese caos vibrante de colores, criaturas y secretos. Ahí...
