Yo di un paso adelante, instintivamente queriendo detenerlos. Cada segundo que los miraba me recordaba que todo podía desmoronarse en cualquier instante. Pero me frené. A mi lado, Harry y Uma observaban con sonrisas burlonas, los brazos cruzados, como si todo aquello no fuera más que un espectáculo hecho para su entretenimiento.

—Mira eso, ¿quién diría que los "inmortales" y los "iluminados" acabarían jugando a empujar la pelota? —rió Harry, cruzándose de brazos.

Uma soltó una risita nasal.
—Se matan entre ellos por ver quién tiene más músculo, y aún así dicen que son superiores. Patético.

—Patético es poco —intervine bajando la voz—. Yo solo veo un concurso de a ver quién grita más fuerte.

Harry inclinó la cabeza hacia mí, con esa sonrisa torcida que nunca se borraba.
—Vamos Lilith, no digas que no te mueres por saltar ahí y parar todo el escandalo con e poder de la amistad

Lo pensé, porque mis manos ya me ardían de ganas de intervenir. Pero cuando giré y vi la expresión de ambos, esa mezcla de burla y expectativa, me contuve.

—No voy a darles el gusto de verme perder el tiempo —repliqué con frialdad, aunque mi voz sonaba más tensa de lo que quería.

Uma rodó los ojos exageradamente.
—Qué decepción. Y yo que esperaba un buen show.

—Tranquila, capitana —contestó Harry, apoyándose en el hombro de ella con descaro—. Si no lo da Lilith, los otros idiotas se encargarán.

Esa mirada bastó para congelarme en mi sitio. Quise abrir la boca, quise alzar mi voz, pero me la tragué. La misma sensación de debilidad que me había perseguido toda mi vida volvió a anclarme en el lugar.

Entonces, la voz de Zed estalló por encima de todos.
—¡Okey, ya es suficiente!

Su grito rebotó entre los árboles. Levantó el Zombie Band, y de él se expandió un pulso de energía que arrasó el aire. Fue como una ola invisible, brutal, que golpeó a todos. Los cuerpos se estremecieron, los empujones se detuvieron por un instante... y el propio Zed se desplomó al suelo, derrumbándose como si le hubieran arrancado toda la fuerza de golpe.

—¡Zed! —grité con la voz quebrada, corriendo hacia él.

La brasa en mi pecho ardió con el pulso, quemándome desde adentro. Un dolor sofocante, como fuego atrapado bajo mi piel. A mi lado, vi cómo Uma se llevaba una mano al cuello, su collar brillando débilmente, con los ojos entrecerrados de dolor. Pero nada, absolutamente nada, importó más en ese instante que él.

Me arrodillé junto a Zed, con lágrimas calientes nublando mi vista. Su piel estaba helada, sus labios pálidos, y apenas podía mantener los ojos abiertos. Tomé su mano con fuerza, temblando.

—Vamos... respira conmigo, ¿sí? No me hagas esto, Zed —susurré, con la voz hecha pedazos.

Él intentó alzar la mirada, pero su cuerpo volvió a caer, inerte, contra la tierra.

Un grito desgarrador escapó de mi garganta, crudo y lleno de desesperación.
—¡Ayúdenme!

El eco de mis palabras atravesó el claro, desmoronando el caos que segundos antes dominaba todo. La roca, las alianzas, la competencia... todo quedó suspendido. Vampiros y daywalkers soltaron la esfera al unísono, girando hacia nosotros con rostros tensos. La respiración entrecortada de todos llenó el silencio.

El primero en moverse fue Harry. Su andar, rápido y decidido, no combinaba con la calma calculada de su rostro, pero en sus ojos había algo más: urgencia. Lo seguí con la mirada hasta que cayó de rodillas a mi lado, sus dedos rozando el hombro de Zed.

𝐛𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐟𝐢𝐫𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐟𝐚𝐧𝐠𝐬 || 𝐙𝐨𝐦𝐛𝐢𝐞𝐬 𝟒Where stories live. Discover now