Key presionó "Sí". En cuanto el celular recibió la red, comenzaron a aparecer un montón de mensajes en la pantalla, uno sobre el otro.
"El Mall es un lugar seguro, cuando haya peligro, entra ahí."
"El juego mental de este lugar podría quebrarte si no tienes suficiente fuerza de voluntad."
"Reconocerte es muy peligroso."
"Encontrar tu reflejo podría ser el punto de no retorno si no actúas rápido."
"Esta realidad no es tu hogar, no te acostumbres ni le tomes cariño."
Uno a uno fue cerrando las ventanas emergentes, hasta que su pantalla quedó libre. Así notó que en la esquina superior derecha había un ícono de interrogación. Dio clic y una nueva ventana emergente apareció.
"En esta realidad puedes tener sombra, pero no reflejo."
Una flecha señaló el ícono de la cámara y Key la abrió.
"Todo lo que no sea detectado por la cámara no puede hacerte daño físico directo, pero sí psicológico."
"Si tu cámara detecta a alguien, o algo, puedes ser dañado físicamente."
La cámara se cerró y la flecha señaló el GPS.
"La gente que se encuentra en este lugar suele escuchar de 'el intruso'. Se ha vuelto popular. Se le ha clasificado como una ubicación para tenerlo vigilado. Las cámaras satelitales con frecuencia lo detectan y actualizan su ubicación. Tú decides si quieres saber dónde estás para huir o acercarte."
"Verifica la brevedad de la actualización."
"E R E S E L C A Z A D O R."
Cuando cerró esa última ventana emergente, no aparecieron más.
¿Qué demonios quería decir todo eso?
—Esto es un asco... ni siquiera sé a dónde ir. Esta ciudad es rara y me envía mensajes amenazantes —se detuvo a pensar un momento y su ceño se frunció con ligera molestia—. ¿Por qué no estoy en pánico? He hecho más escándalo por mucho menos que esto. ¿Qué rayos me está pasando? —se sujetó con fuerza del volante, como si eso pudiera liberar su frustración, y luego tomó un profundo respiro relajando su cuerpo— Descuida, todo está bien. Solo debes hallar cómo salir de aquí.
Toda su vida había sido alguien nervioso, todo le preocupaba, siempre sobrepensaba, era usual que cosas que parecían pequeñas para otros fueran grandes para él. El estado de calma en que se encontraba estaba siendo un poco preocupante. Siempre dijo que quería la calma que manejaba MinHo ante las adversidades, pero este no era el momento para que su deseo se cumpliera.
Algo le decía que en ese momento, más que nunca, necesitaría activo su sentido arácnido, el cual su hermanito llamaba ansiedad.