01 | i'm only me when i'm with you

Start from the beginning
                                        

—Y tener el ventilador pegado tampoco es tu culpa, ¿no? —replicó burlón.

Le di un codazo.

—La próxima vez me llamas y te cocino algo rico. Al menos si mueres por un libro, mueres alimentada.

Solté una risita nasal.

—Anotado.

Antes de decir algo más, algo sonó detrás de nosotros.

Me volteé, tratando de ver en la oscuridad. Algo se movía entre los arbustos.

Un sapo.

Una criatura esculpida por Satanás, con las patas listas para saltar.

Eso rimó. Si rima, es verdad divina.

—¡Ay, jueputa, un sapo!

—¿Qué?

—¡Un sapo, idiota!

—Alex, esa cosa no te va a...

El sapo saltó.

Hacia .

Mi alma abandonó mi cuerpo.

Salté como si el sapo tuviera una navaja y caí. El sapo se fue por otro lado.

Escuché un quejido que no era mío. Sentí algo debajo: latidos.

Abrí los ojos.

No caí en cualquier cosa.

Caí encima de Noah.

Mierda santa.

Su pecho contra el mío, me tenía agarrada de la cintura, firme.

Mi rostro quedó a centímetros del suyo; podía contarle los lunares.

Olía a café y suavizante. Su aliento rozaba el mío.

El crujir del fuego se escuchaba más fuerte, por alguna razón.

Mis mejillas ardieron.

—Dios... ¿Estás bien? —susurró con voz ronca.

No, no estoy bien, imbécil, estoy encima tuyo.

—No, no... no me lastimé. Creo.

Intenté moverme, pero mi pie se resbaló en la tierra mojada.

Caí otra vez. Más cerca.

—Alex, si querías estar cerca mío, solo tenías que pedirlo —sonrió con picardía.

—¡Cállate!

—Solo digo... Esto es muy de comedia romántica, ¿no? —bromeó— Como las que me obligas a ver contigo. Incluso podrías usarlo como escena para tu libro.

—¡Esto no es...!

Un carraspeo me interrumpió.

Dios mío, sálvame...

—¿Interrumpo o les traigo condones? —la voz de doña Martha nos hizo girar la cabeza.

Ahí estaba doña Martha, nuestra vecina de toda la vida y tía abuela de Noah.

Y con todo respeto, una vieja chismosa.

Nos miró como si nos hubiera atrapado en pleno acto pasional con su linterna.

—No sabía que estas caminatas nocturnas eran tan... románticas.

—¡No es lo que parece! —me levanté de golpe.

Noah se incorporó a mi lado, sacudiéndose el abrigo.

—Doña Martha, en serio, me caí por culpa de un sapo —intenté explicar.

—Y justo caíste encima de Noah...

—¡Sí! O sea... no... o sea, sí, pero no. ¡El sapo me atacó!

Noah se tapó la boca, conteniendo la risa.

—Alex, no creo que los sapos ataquen.

Me giré hacia él.

—¿Quieres apostar? Ese tenía cara de asesino.

Doña Martha suspiró, cruzada de brazos.

—Miren, a mí me da igual lo que hagan en este monte, pero si van a estar revolcándose, al menos no prendan fuego al bosque.

—Nosotros no...

—Está controlado, tía —interrumpió Noah, alzando las manos en gesto de inocencia—. No nos vamos a cargar el barrio, ni habrá embarazos. Por ahora —susurró lo último.

—Más les vale —refunfuñó y se fue.

Noah apagó la fogata con un refresco, sonriendo como si todo fuera gracioso.

Me tapé la cara con las manos.

—Mañana todo el barrio lo va a saber —suspiré.

—Seguro.

—Y van a decir que somos novios.

—Ajá.

Bufé y empecé a caminar hacia la salida del BSAN, Noah detrás de mí.

—Seguro van a decir que nos andábamos revolcando.

—Uy sí, van a decir que ni los conejos podían seguirnos el ritmo.

—¡Noah!

—¿Qué? —fingió inocencia.

Lo miré con advertencia.

Soltó una risita y se acercó a mí, poniéndome la colcha en la espalda.

—Ya, perdón, princesa —mencionó el apodo con falso tono meloso.

Noah llevaba ya unos años llamándome así por mi flor favorita, solo para molestarme.

Aunque, que recuerde, nunca se lo dije antes de que empezara a usarlo.

—Mis papás no pueden enterarse. Mamá se vuelve loca con estas cosas. Y papá te mataría.

—Frank me ama —respondió con una mano en el pecho, dramático.

Resoplé, aunque era verdad: papá amaba a Noah.

Pero no quitaba que lo pudiera amenazar con un machete en cualquier momento.

Caminamos hacia la salida, hasta que me cayó una gota. Luego dos. Luego tres. Y empezó a llover.

—Vida de...

—Alex, deja de maldecir y corre.

Noah me tomó de la muñeca y corrimos a casa, tapándonos con la colcha de Dora.

Mamá y papá ya casi llegaban, ahora que lo recordaba.

Genial.

⋆ ˙ ⋆ « ♡ » ⋆ ˙ ⋆

Holii, estoy muy emocionada de publicar por fin este libro que tanto quería compartir. Espero que conecten con la historia y los personajes. 💌

¡Los quiero! 💗

preguntas del corazónWhere stories live. Discover now